NOCHE DE CALDERA (Poema)

Noche de la noche,
noche de fiebre y calentura,
noche de verano ardiente,
y de sudores de volcanes,
y en ésta noche de caldera,
a ver, quién apaga la luna llena.

Noche que se atraganta,
como una espina en la garganta,
noche de las noches,
y entre los sueños, los deseos,
y entre mis dedos un cigarrillo,
que se enciende cuando lo aspiro.

Noche de tinieblas negras,
y en el cielo la luna llena,
y un gato negro cruza la acera,
y tú te cruzas en mi cabeza,
y yo te sigo y dejo lo que tengo,
y te prometo que te seré tú esclavo,
y tú hombro de consuelo.

Noche de escaparse,
y de dormir en un cementerio,
y cavar y cavar,
 hasta el centro de la tierra,
y eso es lo que quiero,
irme a las profundidades húmedas,
y cubrirte con mis caricias.

LOCOS E IMPRESENTABLES (Triste realidad)

Se acabaron las fiestas del pueblo y ahora ¿qué hago?, ya no tengo tema del que hablar y es que me he quedado en blanco satinado. De las fiestas sólo queda la bocina de los coches de choque: piriririrí,...piriririrí, que suena de vez en cuando y nada más. Ayer estuve de guardia y sólo tuve pacientes psiquiatricos, algo pasa que los altera. Yo llegué a la conclusión, que a falta de vientos fuertes y persistentes, que aquí toman el nombre de Tramontana, pues tenía que ser el calor axfisiante y por supuesto la luna llena. Está lalro que la luna llena excita y excita en todos los sentidos, en el sexual, en el afectivo y en que dispara las ideas y los pensamientos. Si tenemos en cuenta que los psiquiátricos ya están previamente disparados, pues un poquito más, es lo que les pone cariocos. Y ahora en éstos tiempos negros de tormenta, en que los recortes campan a sus anchas, el tema psiquiátrico está desquiciado. Es un sector con poco peso social y es tomado como una losa por los que gobiernan y aprovechan la coyuntura económica para ir dejando los psiquiátricos en casa.

                                      Un caso curioso que cada vez es menos excepcional. Resulta que nos avisa un tío y dice que hay una paciente a trastamiento psiquiátrico que está fuera de sus cabales. Llegamos y me sale el tio que dió el aviso, y me quiere contar su vida, que si la tia era una malvada, que si estaba rompiendo cosas en su casa, que el la había acogido en su casa akl verla que dormía en un cajero y que se la estaba destrozando, etc. Yo con esa seguridad que dá el ser médico de la puta calle, le escuché de soslayo y mientras me dirigía hacia la tía para escucharla (hay que escuchr a todos) y cunado hablo con ella, veo que el tio achanta y no quiere decir nada, pues me olió a chamusquina. Tiré un poco del hilo de ella, la tía no era psiquiátrica era una hijo puta redomada, con mala baba, rencorosa y asquerosa y sobre todo agresiva, pero el tío era lo mismo, salvo que ra tío y que llevaba barba en cambio de dos tetas y que de entrada era más suave y ete aquí, que le saco al tio, que el también está a tratamiento psiquiátrico y que su piso era tutelado o sea él estaba bajo control y a su vez él controlaba a la tía.

                             Se le podía poner nombre a éste nuevo sistema de terapia, el psiquiatra controla a uno y éste controla a otro y así sgue la rueda, no quiero pensar como cuidará el penúltimo del último. Hasta se lo podía poner nombre: la cadena psiquiátrica. Y claro ante semejante engrudo, lo mejor era tomar la vía de Tarifa y hacer que los dos se mojaran o sea enfrentarlos más y que se acabaran denunciando murtuamente y asi dos pájaros de un tiro, los dos se quedaban contentos y la atención a ellos pasaba a manos de la policía, que por supuesto a estos últimos, no les entusiasmó mi idea.

                                      En éste caso eran unos impresentables y que de alguna manera como no está catalogado esa enfermedad, la de ser unos impresentables, pues se les metió en el saco de la patología  psiquiátríca, como a tantos otros. Pero a lo que voy, cuantos pacientes psquiátricos que necesitan hospitalización o sea estar en un loquero y con el tema de la crisis, los están dejando en sus casas y a veces a cargo de personas demasiado mayores para hacerse cargo de un psicótico o de un maníaco o de otra enfermedad psiquiástrica de riesgo. Aunque esto ya me suena de hace años y con el PSOE de Andalucía, que cerraban los psiquiátricos, amparándose en que eran partidarios de loqueros de puertas abiertas. ¡Hay que joderse! y encima haciéndose los aperturistas, pero pasándoles el marrón a las familias. Ya puestos debieron hacer lo mismo con las prisiones, prisiones de puertas asbiertas y que los chorizos y demás especies carcelarias a la puta calle.

JUEGO DE OBSERVACIÓN (Más de fiestas)

Me estoy acostumbrando a deambular sólo por la vida y eso pùede ser bueno o malo. Serán las ganas que tengo de reconocerme, lo que me hace disfrutar de mi mismo o será porque no me queda otro remedio, que todo puede ser. No todo en éste mundo tienen una explicación lógica o racional y a veces es el instinto, el que te empuja a actuar de determinada manera.

                            Entre lo bueno está, que mi mente se dispara con cualquier cosa que veo y es eso lo que intentaba decir al principio, que no puedo descansar, que no paro de comerme el coco. Eso llega a ser muy cansino y agobiante y me entra el pánico con sólo pensar con la posibilidad de quedarme anclado y en off.

                            Acabo de venir de la fiesta de mi pueblo y es otro ejemplo de los que digo. Fuí con mi hijo pequeño y mientras él se subía a los cachibaches de feria, yo intercalaba  los saludos que le hacía al niño, con ratos cortos de observación, de ver a las personas del alrededor. Me encanta observar, es mi debilidad humana y a partir de ella, jugaba a suponer la procedencia de las personas y situarlas en el ambiente  que vivían. Es un juego tan válido como cualquier juego, como jugar al sudoku o a hacer un crucigrama, un juego que se basa en las suposiciones a partir de la observación.

                            Pero ese es el tema, que en cambio de disfrutar de la fiesta, me dediqué a comerme el coco, como si no me lo comiera lo suficiente el resto del día. Y aquí tengo que hacer un lapsus, ¿qué es pasarlo bien?. Una fiesta no es precisamente el ambiente adecuado y propicio para pasármelo muy bien, con ese tumulto de gente, con los empujones y pisotones, con esos cuerpos de zombies que van como ciegos y hasta las trancas de alcohol. Y que se me entienda, a mi me da igual con lo que la gente se coloque o se divierta, como si se quieren cortar las venas o deciden  dejárselas crecer, pero eso no quita que yo tenga que divertirme en ese ambiente hostil. Antes me ponía el mismo disfraz de zombie y me integraba como uno más de la tribu.

                           Seguí con mi juego favorito y adivinando dentro de un grupo, quién era pareja de quién y si tenían hijos y en que trabajaban y la vida que hacían y de donde procedían y asi hasta la extenuación. Después mi hijo acabó y nos dirigimos a tomar un refresco. Primero que para llegar a la barra ya fue un calvario y segundo, que fuí saludando gente y diciendo las tonterías de siempre. La gente, la gente en manada  y vista desde el cielo, es un agujero negro, que se estira y que se encoje como un chicle. Y esa música friki que suena por esos altavoces que tiemblan, vibran y explotan y los alaridos que salen por ellos, que aún retumban dentro de mi cabeza como el bombo del Manolo.

                           Así que me tuve que ir para no volver y esa fue mi fiesta, pues de Jaleo ná de ná. otro mogollón de personas para ver los caballitos pasar y saltar. Y ésta fue mi fiesta de Es Castell, la fiesta de mi pueblo y ya estoy muerto de ilusión y descontando los días que quedan, para la fiesta del próximo año. ¡Vivan las fiestas de Es Castell!.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...