
Y por eso decidí volver a escribir y aún a costa de romper mi promesa de que hoy no escribiría ni una palabra. Pues ya veis de que sirve mi palabra, ¡como para fiarse de mi!. En realidad quería probarme y comprobar el estado en el que estoy, porque espeso está el día pero también lo estoy yo. Desgana o falta de ganas o es una experiencia religiosa la que tengo dentro de mi. Yo que sé, lo que sé es que todos mis pensamientos van al ralentí.
Yo voy lento y de mente y de cuerpo y mientras pienso que me pasa, da tiempo a comer, cenar y a desayunar y por el medio hasta dormir. Debe ser la consecuencia del día de ayer, pues hoy pude comprobar que escribí casi mis memorias completas y ya se sabe, que después de la gran subida viene la bajada atroz. Así que voy cuesta abajo y sin frenos y menuda hostia me voy a dar. A no ser que sea de verdad una experiencia religiosa la que me hace flotar y que esté pensando en abrazar la primera secta que pase por delante de mi casa. Los Mormones suenan bien o los Guerrilleros de Cristo Rey, también.