
y espósame al quicio de tu ventana.
y aráñame con tus uñas de gata,
y muérdeme con tus colmillos de hojalata.
Cómeme con tú lengua de serpiente,
y escúpeme con tú saliva de diva.
Y átame, pero átame fuerte,
y átame alrededor de tu cintura,
y después búscame en la gruta de tú ombligo,
Olfatéame como hace un perro,
y toca mi piel de erizo,
Y confiésame de mis pecados,
y azótame con tú látigo de cuero.
Mírame con tus pupilas de hiena,
y cántame al oído la nana del esclavo.
Y bésame, sí bésame,
y hazlo con tus labios recauchutados.
y átame como si fuera tú apéndice,
y restriégame tú aliento de fresa.
Clávame tus puñales oxidados,
y refúgiate en un oasis de mi cara.
e insúltame con palabras soeces,
y recítame y muy despacio,
un poema de Pablo Neruda.
Átame,
pero átame con nudos marineros.
y devórame,
y mastícame con tus dientes de leche.
Átame,
si átame a tú cuello como a un potro,
y encadéname con grilletes de oro y plata.
Y átame a los pliegues de tú falda,
y déjame que me muera a tu lado.
y espósame a tú liguero de azabache,
y déjame que mi cabeza flote dentro de una nube,
en esa nube que está encima de tu pubis,
¿en tu pubis de mujer?,
o era ¿en tu pubis de mujer pantera? ...