
Quizá la idea sea alquilar una casa en Marruecos y en una ladera del Atlas, que también tiene su vegetación boscosa y sus ríos, y pequeñas ciudades cerca. Lo que va a quedar más lejos va a ser el mar, pero después cuando tenga que volver a Menorca, ya me vengaré con todas mis ganas. Por la pasta tampoco sería tanto problema, aunque siempre es un problema, pero bueno, como el plan es para dentro de unos años, mientras tanto, ya me buscaré las lentejas, eso, claro está, si me dejan. Y los olores de los mercados y sus colores vivos y la belleza mora de sus ciudades y el desierto cercano, para hacer alguna incursión, por lo menos una, para que antes de que me despida de ésta vida, pueda decir, que sí, que estuve una vez en el desierto. Pero tiempo al tiempo y queda apuntado como posible destino.
O también Portugal, y tirando de la mitad para el Norte, donde los bosques son frondosos, y donde domina el roble y donde los ríos son caudalosos, donde me encantan sus comidas, oh!! el bacalao y en todas sus variantes, donde me gustan sus maneras educadas y su forma de relacionarse. Portugal que te añoro, Portugal bañado por el Atlántico, su mar abierto, sus playas kilométricas, sus aromas, su ternura y es eso, es mi Portugal del alma. Aquí, en Portugal, podría escoger una zona próxima al mar, pero tiene la desventaja de no ser tan agreste. Entonces y en principio tiraría para el interior, para la zona más despoblada, donde se encuentran bellos bosques, con valles y montañas. De todas formas aún me queda demasiado tiempo, por desgracia y tendré que ir a hacer algunas incursiones previas, así que es muy posible, que llegado el otoño haga un viaje a las entrañas de la tierra, allí en mi Portugal del alma. Todo se andará, seguro.
Seguiré la lista de futuribles destinos y para ello tengo de todo o sea tengo todas las herramientas: tengo las ganas, tengo ilusión desbordante, tengo imaginación para dibujar un sitio, tengo vida y tengo creatividad, y si no la tengo, me la creo y así con ella llegaré hasta donde quiero. Ya he toreado en peores plazas y me da igual que sea en Pernambuco, en el moro o en las montañas Nevadas, yo estoy seguro que encontraré mi sitio.