Supongo que seguirás ahí,
esperando que la mañana se alargue,
soñando que la tarde te hable del ayer
y deseando que la noche te abrace...
y tal y como yo te abracé.
Supongo que seguirás ahí,
esperando que la mañana se alargue,
soñando que la tarde te hable del ayer
y deseando que la noche te abrace...
y tal y como yo te abracé.
El problema de comprarte un teléfono móvil es que luego no te llamen. El otro día me invitó a comer un viejo amigo que nada más sentarse en la mesa colocó sobre el mantel su teléfono con el gesto con el que de un policía habría colocado su pistola o un matón sus atributos sexuales. Yo me asusté un poco al principio, aunque no le debía nada: habíamos quedado en aquel restaurante para recordar viejos tiempos y hacer un repaso amable de nuestras vidas. Luego, cuando nos sirvieron el vino y los aperitivos, intenté olvidarme del trasto, aunque no era fácil, pues estaba muy cerca de mi copa y parecía una cucaracha muerta.
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...