José Luis Sampedro
Yo tengo un pacto con el diablo y la muerte
Yo tengo un pacto con el diablo y la muerte
el día en que la muerte venga a por mí
no le diré que no,
no le diré que no me quiero ir
no le rogaré de rodillas que me de más vida
pero tampoco le pediré perdón por mis actos y hechos.
Una por otra
yo acepto la muerte porque la llevo dentro desde que nací
solo que estando vivo me molesta el tener que pensar
en la tierra húmeda y fría que me rodeará con sus brazos
y de solo pensarlo
me entran escalofríos y me da pavor.
No tengo miedo a la muerte
pero sí al hecho de tener que morir.
No tengo miedo al diablo
pues un pacto es un pacto que se debe cumplir
yo por mi parte he cumplido en vida
soy más diablo que buena persona
fuí un gran pecador
no he aceptado muchas normas impuestas
la rebeldía presidió mis causas
y nunca dejé de luchar por las causas perdidas.
Viejo, ¿viejo yo?.
Viejo, ¿viejo yo?.
Pues si señor, estoy empezando mi etapa de viejo y al decir esto que estoy diciendo, al mismo tiempo me siento aliviado conmigo mismo y porque simplemente me hago la idea de que estoy viviendo mi última etapa vital y que no hay más. Digamos que estoy empezando a sentirme viejo de cuerpo, aunque relativamente, pues voy al gimnasio 3 o 4 veces a la semana, juego al padel 2 o 3 veces y todo lo hago a mi nivel, quiero decir que no lo hago como pudiera hacerlo un chaval de 20 o 30 años, sino que lo hago como puede hacerlo un viejo de 69 años que quiere mantenerse lo mejor posible y porque le gusta y le encanta vivir. Y ¿viejo de alma y mente?...¿qué me puedes decir a eso?. Pues de mente tengo mis pequeños y grandes lapsus, que podían ser achacables a la vejez propiamente dicha, pero resulta que a lo largo de toda mi vida he padecido de lo mismo que ahora estoy contando, olvidos pequeños y olvidos a lo bestia, inmensos lapsus, páginas de mi vida en blanco y hasta casi no acordarme de como coño me llamo, que si Bruno que si Javier. Estoy acostumbrado a vivir en el olvido de mis propios hechos, no de todos pero sí de algunos.
Mi alma, mi pobre alma está más viva que nunca, está casi tan viva como cuando uno está enamorado de otra persona, pero en mi caso, sin estarlo. Y que ahora no vengan los mal pensados y me quieran atacar por el flanco "de que sólo me quiero a mi mismo" y es que puede que sea algo egocéntrico, pero no llego al punto de enamorarme de mi mismo y porquee no, porque tengo defectos y taras que no me gustan ni un huevo.
Yo me quiero, yo me amo...pero no he perdido mi capacidad de poder amar a otras personas. Por lo tanto, me interesa el hecho de seguir amándome pero tanto como me interesa amar a otras personas. Yo no busco mi soledad para sólo amar a mi ombligo, sino que lo hago para poder comprender al mundo que me rodea y para eso necesito mantener con el mundo, cierta distancia en general. Aunque también es verdad que me siento a gusto instalado en mi propio mundo donde el mar siempre está muy cerca, donde la luna siempre está llena y donde la lluvia y el viento casi siempre están presentes. Sol hay poco, luz hay mucha, digo muchísima y las tardes son hermosas, apacibles y tranquilas. Las vistas desde aquí son maravillosas y el verde es mi color dominante, aunque el azul no se queda muy lejos del primero. Mi mundo es otoñal e invernal, de sol suave y de lluvia fina y persistente. Me encantan los claroscuros, los contrastes y los atardeceres.
Joan Manuel Serrat | Aquellas pequeñas cosas
EL OLOR A INCIENSO
Leila Guerriero ( Antes)
Yo, si viviera en otra tribu
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...
