Entre respiraciones
y algunos estertores
que se cuelan sigilosamente por dentro de mis pulmones,
tengo que decir y a voz en grito
¡que no me encuentro!...
que me toco y no me siento
que me hablo y no me oigo
que me juzgo y me condeno
que me digo y no me escucho
que me sueño y por fin, me enternezco.