Abro el cigarrillo
como si fuera una hoja de tabaco
la ausencia de tu vida.
Es tan hermoso sentirse fuera,
deseoso de verme
y nunca escuchado.
Soy cruel, lo sé,
pero la jerga de los poetas es ésta:
un largo silencio encendido
Abro el cigarrillo
como si fuera una hoja de tabaco
la ausencia de tu vida.
Es tan hermoso sentirse fuera,
deseoso de verme
y nunca escuchado.
Soy cruel, lo sé,
pero la jerga de los poetas es ésta:
un largo silencio encendido
No descubro nada nuevo
si te digo que te quiero.
En realidad siempre te quise
te quise antes de nacer,
antes de verte y conocerte
antes de andar a gatas
y antes de que el sol saliera.
Hay amores que jamás se olvidan
se quedan vivos en estado de hibernación
y un día y porque sí
reviven dentro de tí
y nadie puede parar esa rueda de amor.
El amor es tan poroso
como ahora lo son mis viejos huesos
y se expande como un corazón palpitante.
La luz brillante del sol
me rompe en dos partes
por un lado,
la siento dentro de mí y como si fuera mía
y por otro
es tan punzante como mil puñales clavados en mi córnea.
La luz de la luna me enternece y por ella me dejo llevar,
no hay luz en este mundo que me comprenda mejor.
Yo con ella,
me siento feliz
y me adapto como un gato en la noche
a su hermosa luminosidad de astro.
Cuando la luna tiene halo
yo me expando como un gas volátil
y cuando se encoge hasta casi desaparecer
me gustaría poder esconderme bajo un alfiler.
No me gustaría que la vida me dijera...
esto se acaba
y prepárate para tu último viaje,
hazte la idea de que es el último, el definitivo,
en el que no hay ida y vuelta,
sólo hay ida hacia un boca oscura y negra.
La vida no tiene vuelta de hoja
y la muerte tampoco.
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...