Alda Merini


 Abro el cigarrillo

como si fuera una hoja de tabaco

y aspiro ávidamente

la ausencia de tu vida.

Es tan hermoso sentirse fuera,

deseoso de verme

y nunca escuchado.

Soy cruel, lo sé,

pero la jerga de los poetas es ésta:

un largo silencio encendido

después de un larguísimo beso.















NO DESCUBRO NADA NUEVO...


 No descubro nada nuevo

si te digo que te quiero. 

En realidad siempre te quise

te quise antes de nacer, 

antes de verte y conocerte

antes de andar a gatas

y antes de que el sol saliera.

Hay amores que jamás se olvidan

se quedan vivos en estado de hibernación

y un día y porque sí

reviven dentro de tí

y nadie puede parar esa rueda de amor.

El amor es tan poroso

como ahora lo son mis viejos huesos

y se expande como un corazón palpitante.
















LA LUZ...

 

La luz brillante del sol

me rompe en dos partes

por un lado, 

la siento dentro de mí y como si fuera mía

y por otro

es tan punzante como mil puñales clavados en mi córnea.

La luz de la luna me enternece y por ella me dejo llevar,

no hay luz en este mundo que me comprenda mejor.

Yo con ella, 

me siento feliz

y me adapto como un gato en la noche 

a su hermosa luminosidad de astro.

Cuando la luna tiene halo

yo me expando como un gas volátil

y cuando se encoge hasta casi desaparecer

me gustaría poder esconderme bajo un alfiler.














LA VIDA Y LA MUERTE


 No me gustaría que la vida me dijera...

esto se acaba

y prepárate para tu último viaje,

hazte la idea de que es el último, el definitivo,

en el que no hay ida y vuelta,

sólo hay ida hacia un boca oscura y negra.

La vida no tiene vuelta de hoja

y la muerte tampoco.













Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...