Y que tal irá eso decir medias verdades
o medias mentiras, que viene a ser lo mismo
o mentirijillas de esas a las no se le da importancia
que son suaves y banales
que no hacen excesivo daño
solo hieren y hieren un poco
pero en sí, no te matan.
Yo he mentido
y a veces mucho y a veces poco
pero mi estructura interna me dice
que en general, he sido y soy mentiroso.
De niño mentía más que hablaba
pero es que la mentira era mi defensa antiaérea
y porque si decía la verdad
iban a volar las hostias y las zapatillas de mi madre.
Más tarde y cuando fui creciendo pero aún vivía con mis padres
o sea, cuando era un puto adolescente lleno de granos
aún mentía más
y por el mismo argumento que he expuesto anteriormente
y además, porque de aquellas me había metido a revolucionario
y casi todo lo que hacía estaba prohibido por aquella infame dictadura
y había que mentir para poder sobrevivir.
Mi juventud fue parecida
y porque seguía metido en el ajo de la revolución
y aquella militancia absorbía de tal manera mis energías
que los estudios se me pusieron cuesta arriba
y hubo que mentir a mis padres para salvar mi cuello.
A finales de mi época universitaria
se fue quedando atrás mi tema revolucionario
y tuve que estudiar lo atrasado y lo que me faltaba para acabar la carrera
y fueron unos años muy duros
y porque se había ido mi ideología a tomar por culo
y me sentía más desnudo que un recién nacido
y al mismo tiempo, tuve que hincar los codos de tal manera
que aún ahora me siguen doliendo.
Por fin terminé la carrera
y el futuro se me presentaba oscuro
y menos mal que ahí recuperé a algunos antiguos camaradas
que se habían quedado como yo
desnudos ideológicamente hablando
pero con ganas de seguir luchando
y porque quedaban pendientes muchas causas
y gracias al apoyo de alguno de ellos
pude seguir hacia delante...
Y me pusé a currar como médico
y andaba de aquí para allá y si me apuras
hasta andaba por el más allá
y haciendo guardias a destajo y pasando consultas de todo tipo,
era un mercenario a sueldo del gobierno
y mientras tanto la dictadura se había terminado
pero le quedaban flecos sueltos
y dentro de la estructura del estado los lacayos de la dictadura
conservaban sus sillones de poder,
pero los que en teoría querían cambiar las cosas
nos hicieron creer que aquella democracia era profunda
y que en todas las esferas del poder florecían los demócratas
y todo era bonito y maravilloso
pero en realidad no lo era.
Los lacayos de la dictadura
estuvieron callados durante un tiempo
y hasta que vieron que podían seguir en sus puestos de mando
y que no pasaba nada
y porque aquella izquierda era de papel cartón
y su pose preferida era ponerse de perfil.
Y así siguió la cosa
y hasta que hace unos pocos de años
estos señores (por llamarles de alguna forma)
empezaron a abrir el tarro de sus esencias
y empezaron de nuevo con las banderitas,
con el arriba España,
con los toros y la fiesta nacional
y fueron añadiendo lo de inmigrantes,
que si los moros, que si los sudacas,
que si hay mucho maricón suelto
que las lesbianas se vayan para su casa
que las mujeres deben estar en casa y con la pata quebrada
y a poder ser, también encadenadas
que el rojo al paredón y mejor bajo tierra
que el que manda es porque dios lo ha puesto en ese sitio
que al rey emérito se le debe respeto
y aunque nos haya robado a manos llenas
que el calentamiento global es una patraña inventada por los rojos
y ¡que viva el Rey! y ¡que viva Franco!.