¡Que no se puede conectar!, dice ésta mierda de aparato con aspecto de portátil. ¿Y donde están los 300 felices megas que me había prometido esa puta compañía telefónica?. Internet y fibra ótica u óptica o mejor dicho, utópica. Nos venden mierdas que van más allá de la velocidad del sonido y pasa que cuando van como putas tortugas, dicen que no es su problema, que es problema de saturación de la puñetera fibra que nunca calcularon y porque no quisieron o no les convenía hacerlo, que podía saturarse. Y no hay solución, pues el Estado pasa del tema y por tanto no hay organismo realmente eficaz y ponen y para hacer el paripé, a una OCU que da pena. ¿Qué pretenden?, ¿qué nos quejemos ante la ONU o ante la UNICEF?. Pues cuidado, que todo se andará...ESTAFA es la palabra adecuada y ROBO también nos sirve y nos vale.
Va y le llamaron amor. Amor, ¿qué significado tendrá?. El significado se supone. Y tal y como se suponen muchas cosas en la vida y ni Marx consiguió explicar el amor. Ni Marx, ni Dios, ni Mahoma, ¡nadie!. Por tanto nos quedamos con el amor porque a alguien se le ocurrió poner esa etiqueta a ese algo inexplicable, a ese viento que abre flores en el estómago, a esa dicha infinita y momentánea, a esa bendita contradicción entre el seguir siendo y el dejar de ser el de antes. Amor, es una palabra mágica y es una palabra un tanto desgastada de tanto mal uso, pero es la que tenemos para ponerle un nombre a lo que conocemos pero no sabemos lo qué es.
Pero sí conocemos sus síntomas y también sabemos que una vez que estés atrapado entre sus redes, no hay tratamiento posible.
Pero tampoco hay que dejarse llevar del todo por sus encantos y porque a veces al amor le salen aguijones que resultan ser venenosos.