¡¡BASTA!! (Poema)

                                                                              Si yo pudiera decir basta,
lo diría bien alto, ¡¡BASTAAAA!!,
basta, basta, basta,
y basta de decir basta,
y sosiégate y tranquilízate,
e inyéctate un sedante,
o esnifate a ti mismo,
que a mi me da lo mismo,
pero bájate de la moto,
y descansa y cierra los ojos,
y dejate en las manos de Morfeo,
y un día te despertarás, sin decir ¡BASTA
!.

Basto, es el as de bastos,
basta, es la tierra árida,
bastos, son tús ojos claros,
y amargas, son tús pupilas,
y yo soy basto,
porque no estoy pulido,
y soy agreste,
por mi lado malo,
y ácido y agrio,
y a veces insípido,
como el agua destilada,
pero por el otro lado,
soy tierno como un tallo verde,
soy dulce como una pera en dulce,
y sincero y a veces duro,
y grotesco como el Quijote,
 y cuando quiero, soy aventurero,
y ¡basta ya!,
basta ya de descripciones,
y también de ponerme flores,
basta ya y relájate y descansa,
y olvídate de la palabra, ¡BASTA!.

UN ÁNGEL

              Hoy viniendo en el coche con mi hijo pequeño, el niño me preguntó: Papá, ¿qué es un ángel?. y yo me quedé en blanco y petrificado y después de un rato, le dije, por decir algo, "pues es un tío que tiene alas, como el del anuncio del red bull", le dije. ¡Coño! como voy a explicar a un niño que no tiene ninguna o casi ninguna edacación religiosa, que es un ángel. Si yo que la tuve y por cojones y no sé lo que es un ángel. Porque había que empezar explicando que un ángel es asexuado y por tanto no tiene sexo y no sé lo que tiene entre las piernas, si es vagina o un colgajo o las dos cosas a la vez y entonces es hermafrodita. O también puede pasarle como esos niños cantores que para conservar su voz y n unca mejor dicho, angelical, les fueron rebanados los huevos y sin pillarse los dedos.

                                            Como veis el tema da para mucho y mucho más que puede dar. En mis tiempos ya lejanos, esa pregunta podía significar una buena hostia. ¿Cómo que es un ángel?, tú eres imbécil o es que eres tonto, sería la respuesta y si seguías con cara de incrédulo, la hostia estaba asegurada. Era como lo de los pecados, que no distinguías el grado de ellos, ¡hombre! sí en plan bruto los distinguías y sabías que matar, era un pecado mortal, mortal de necesidad. Pero los pequeños pecados, los que interesaba saber en aquella época , de esos ni puta idea. E· interesaba saberlos, porque de aquellas había que confesarse cada semana y tenías por cojones, decir alguno.
       
                                          Desde luego no interesaba decir un pecado mortal, pues la penitencia podía ser la tortura, y tampoco interesaba no decir nada o sea que no habías pecado, simplemente porque no te creían y entonces te castigaban igualmente y ésta vez por mentiroso. Entonces había unos pecados  estandar, que por supuesto eran veniales e inventados y que había que aprenderlos de carretilla. Más o menos iban de que si habías insultado a alguien, o que habías cogido una manzana sin pedir permiso o que habías tenido malos pensamientos o pensamientos impuros y otro más que era que el resto del pan del bocadillo lo habías tirado y el pan ya se sabe que no se tira. Los pensamientos impuros, tenían que ser suaves e inocentes, por ejemplo, que te gustaba una chavala, pues si decías que deseabas ver unas tetas, el castigo era ejemplarizante. Con esa plantilla de pecados, te caían como mucho tres padrenuestros y así, hasta la próxima semana.

RUTINAS (Poema)



La lucha de cada día,
levantarse, desayunar y bregar,
currar, comer y si cabe, pensar...,
cenar y sobar,
y  antes de dormir,
dar un beso de buenas noches,
y sin más, adiós y hasta mañana.

Día a día,
y con la misma rutina,
el día y la noche, la noche y el día,
las mañanas, las tardes,
y los mediodías,
los domingos, los lunes,
el viernes y el fin de semana,
me duermo y me levanto,
y me cuesta levantarme,
meo, cago, y como,
desayuno y meriendo,
me afeito o no me afeito,
dudo y pienso...,
ma lavo y me callo, sigo y sigo,
porque sino, no llego,
me siento y trabajo,
me concentro y resuelvo,
pienso de nuevo...,
y así, hasta que cae el día.

Después me inhibo,
y me vuelvo autista,
no me reconozco por fuera,
y menos por dentro,
me autoexcluyo y huyo,
me tumbo y todo
retumba,
descanso como puedo,
y busco la postura,
me acomodo o me incomodo,
intento descansar de nuevo,
me cabreo porque me altero,
me envuelvo y voy desapareciendo,
y así hasta que los párpados,
dejan caer, por fin, su telón de acero.

MIÉNTEME (Poema)

                                                                                                                                                                                                                      Miénteme y dime que me quieres,
miénteme y hazme el amor en la cocina,
miénteme por favor, miénteme,
y dí que te gustan mis caricias,
y mírame a los ojos
 y pon tús pupilas en las mías,
y entonces dime, que me quieres.

Miénteme a la cara,
miénteme y finge placer,
grita, chilla y araña mi pecho,
jadea como una perra en celo,
o como una perra con mil cabezas,
actúa y dime al oído palabras bonitas,
y jadea de nuevo,
y jadea como un caballo desbocado,
y móntame en tú montura,
y muévete como una bailarina,
y por favor, contornéate como una bruja,
y hazme creer que sí,
que sientes lo que no sientes,
que dices lo que no piensas,
pero hazme de nuevo el amor,
y sobre todo miénteme,
y dime que me quieres.

LA CLANDESTINIDAD - Parte VI

                 Desde que nos instalaron en la suite del hotel Palace o sea en la celda de castigo, ya cambiamos de manos, los policías Nacionales sólo venían a la celda a despertarnos a gritos e insultos y también para acompañarnos a subir al primer piso. Aquí ya había otros policías, estos iban de paisano (les llamábamos los secretas, de la policía secreta), al verlos de paisano, uno se relajaba un poco, ya no eran todo uniformes y te entraba una bana esperanza de que éstos nuevos policías, no te darían tantas hostias. Pero esto sólo fue un momento, pues pronto se me quitó la idea, de inmediato pusieron manos a la obra y empezó el interrogatorio.
                                          Este siempre se realizaba en un cuarto sin ventanas, para seguir sin tener referencias del día o de la noche . Con luz de interrogatorio de película, la luz de un flexo en tú cara. El tiempo en ellos transcurría despacio, muy despacio. Se empezaba haciendo la misma pregunta. Si ibas a cantar como una gallina. Si era no, como así era, ya empezaba el poli malo, a descamisarse, a remangarse, a fruncir el ceño, en señal de cabreo y a frotarse las manos, en señal de ponerse las botas. A continuación, se iba el poli bueno y empazaba la fiesta, sin más preámbulos. Primero te calentaba la cara con unas buenas bofetadas, despues ya cerraba los puños, y golpe directo. Era un martillo pilón lo que te venía encima.

                                        Cuando se cansaba fisicamente de dar hostias, digo fisicamente, pues mentalmente el seguiría hasta que la gallina cantara o pusiera un huevo, dejaba transcurrir unos minutos. Unos minutos en el que él empezaba a preparar el material para la siguiente función. Te enseñaba una pistola, una palangana, las esposas, etc..., todo muy despacito. Para que te enteraras de lo que iba a venir y si cabía una señal de miedo o de duda, si esta no la percibía, pasaba a la acción, para él tan deseada. Empezaba el baile de nuevo. Lo primero era ponerte la pistola en la sien, con fuerza para que el cañón se marcara en la piel. El apretaba el gatillo y la pistola se disparaba, tú ya te habías despedido de todo y dejabas tús bienes al perro del vecino. De inmediato, notabas entre tús piernas el calor de tú propio meado y no sólo eso, el olor a mierda te invadía. Era magnífica ésta sensación nueva, cagarse y mearse todo a la vez, !que placer!, tanto me gustó esto, que sigo practicándolo por lo menos una vez a la semana.

                                      
Pasado éste momento tan divino. La cara estaba bañada en lágrimas, yo lloraba por fuera y por dentro, tú cerebro era papilla.. Eras un muñeco hueco, sin sensaciones ni pensamientos. Sólo te abrazaba el miedo, pero habías llegado tan lejos, que había un momento en que el miedo desaparecía. Ya no tenías miedo a nada, ni siquiera a la muerte y hasta pensabas en ella, como tú única salida de aquel infierno. Después y ahora sin pausa, venía otra buena dosis de hostias. De atontado y agotado que estabas, ya casi no sentía nada. Aquí creo que se equivocaban. Pues después de darle un beso en la boca a la muerte, las hostias sólo producían odio, ira y rabia. Lo mirabas desafiante, le mantenías la mirada y le marcabas un esbozo de sonrisa. Esto le disparaba y el tío se encegaba más y más y más,.... 

LA CLANDESTINIDAD - Parte V

            Resulta que era el día 1 de Octubre de 1975, como dije antes y ese día se inaguraron los GRAPO, los Grupo Revolucionarios Primero de Octubre, la A, no se muy lo que significa, puede ser Armados o puede ser Asesinos, los dos significados son igual de válidos. Los GRAPO acababan de cargarse a cinco policías nacionales en Madrid. Los maderos estaban fuera de sí y les dio por pensar que nosotros éramos del Grapo. Despues nos tiraron en dos celdas asquerosas con una cama de cemento y una asquerosa manta. Cada media hora se encargaban de venirnos a visitar, no para darnos más hostias, si no para que no pudiéramos descansar ni un sólo instante. Los de las hostias nos esperaban en el primer piso...

                                       Desde que nos instalaron en la suite del hotel Palace o sea en la celda de castigo, ya cambiamos de manos, los policías Nacionales sólo venían a la celda a despertarnos a gritos e insultos y también para acompañarnos a subir al primer piso. Aquí ya había otros policías, estos iban de paisano (les llamábamos los secretas, de la policía secreta), al verlos de paisano, uno se relajaba un poco, ya no eran todo uniformes y te entraba una bana esperanza de que éstos nuevos policías, no te darían tantas hostias. Pero esto sólo fue un momento, pues pronto se te quitó la idea, de inmediato pusieron manos a la obra y empezó el interrogatorio.

                                         Este siempre se realizaba en un cuarto sin ventanas, para seguir sin tener referencias del día o de la noche . Con luz de interrogatorio de película, la luz de un flexo en tú cara. El tiempo en ellos transcurría despacio, muy despacio. Se empezaba haciendo la misma pregunta, si ibas a cantar como un gallo. Si era no, como era, ya empezaba el poli malo a descamisarse, a remangarse, a fruncir el ceño, en señal de cabreo y a frotarse las manos, en señal de ponerse las botas. A continuación, se iba el poli bueno y empazaba la fiesta, sin más preámbulos. Primero te calentaba la cara con unas buenas bofetadas, despues ya cerraba los puños, y empezaba su entrenamiento de boxeo. Al principio el viaje del puño empezaba cerca de tú cara, despues empezaba lejos, el puño se levantaba, cogía carrerilla a su espalda y caía como una exhalación. Era un martillo pilón.


                             Cuando se cansaba fisicamente de dar hostias, digo fisicamente, pues mentalmente el seguiría hasta que la gallina cantara o pusiera un huevo, dejaba transcurrir unos minutos. Unos minutos en el que él empezaba a preparar el material para la siguiente función. Te enseñaba una pistola, una palangana, las esposas, etc..., todo muy despacito. Para que te enteraras de lo que iba a venir y si cabía una señal de miedo o de duda, si esta no la percibía, pasaba a la acción, para él tan deseada. Empezaba el baile de nuevo. Lo primero era ponerte la pistola en la sien, con fuerza para que el cañón se marcara en la piel. El apretaba el gatillo y la pistola se disparaba, tú ya te habías despedido de todo y dejabas tús bienes al perro del vecino. Hacías un somero repaso de tú paso por tú corta vida y ya despertabas de tú viaje astral.

                                             Estabas vivo y entero y claro después de semejante momento, notabas entre tús piernas el calor de tú propio meado y no sólo eso, el olor a mierda también participaba
. Era magnífica ésta sensación nueva, cagarse y mearse todo a la vez, !que placer!, tanto me gustó esto, que sigo practicándolo por lo menos una vez a la semana. Como poco a poco te hacías con el truco y él lo sabía. Le iban añadiendo más ingredientes a la salsa, decían que las otras veces estaba descargada, pero como ahora estaba hasta los huevos y ésta vez si que la había cargado. Así que lo sentía mucho,...

MI SANGRE GADITA

        No sé lo que me hizo enamorarme de Cadiz, quizá fuera que allí me enamoré, quizá sea eso. Lo demás vino de regalo, su luz, su sol cálido, sus colores vivos, sus puestas de sol, su mar Atlántico, sus marismas o quizá fuera el calor de sus gentes, su hablar, su cadencia, sus rasgos del otro continente. O todo a la vez, ¡todo!.

            De Cádiz recuerdo más el mar y su largo litoral, la inmensidad de sus playas, los paseos por la arena mojada y cuando el mar dejaba estelas de espuma, las puestas de sol en la playa de Chiclana y como el sol apagaba sus últimas luces sobre el  Océano Atlántico. Recuerdo especialmente, las tardes de verano con mi familia y esas largas horas jugando con las olas y el quedarse hasta que la noche extendía su manto negro y al fondo de la cúpula, una luz de luna. Y la vuelta a casa, con ese gusto a mar y con las papilas gustativas cargadas de sensaciones y por supuesto, por algún atajo nuevo o viejo, que nunca resultó ser un atajo, pero daba ese extraño gusto, el gusto del que siempre se desvía. Y las noches, con el cielo estrellado y a veces con la luna de compañera y esa quietud que produce sentirte repleto de sensaciones.

                                       Las piedras ostioneras de la ciudad de Cádiz están cargadas de historia. Son piedras que te hablan del lento paso de los siglos y que por sus poros rezuman sabiduría. Y esas calles tan estrechas que parecen capilares y como brota la vida en ellas, la vida de todos los días y sus rincones siempre adornados de flores en sus macetas . Y sus patios y sus torres de vigía y su vida, sobre todo su vida, su vida que nace de las entrañas de la tierra.

                                      Recuerdo tantas cosas y todas tan sentidas, que ahora las siento como mías, pero su lejanía me produce dolor, el dolor que da, el recordar los mejores momentos de tú vida. Y es así de claro y de oscuro, de claro, porque son recuerdos en que la luz siempre está presente y oscuro, porque ahora ya no los vives y no los vivirás nunca.

                                       Toda su costa es una larga poesía, donde las palabras se estiran por sus arenales y a veces se esconden en sus pinares.. Es poesía si ves la cara del mar y es poesía, si miras la cara de la tierra gaditana. Ese conjunto de pinos, arenales y lentiscos, hacen un mosaico de colores impresionante, juegos de verdes y amarillos y al fondo presidiendo el cuadro, el azul cielo. Y esos extensos campos de arena mojada, que son como grandes espejos llenos de reflejos y ese suave tacto en los pies, que sabe a caricia de cien mil dedos de algas y los olores a profundidad de poza Atlántica, todas esas descargas de placer te producen sensación de ir por un túnel, un túnel sin final y un túnel labrado sobre las nubes.

                                       Enfrente África y sabes que está y aunque no la veas, sabes que está, pues llegan sus aromas de especias y sus contrastes de colores. Äfrica está allí y lo sabes y aunque no viniera en el mapa, todo te dice que África está enfrente de tí. Y si ya te acercas a Tarifa, compruebas que África si está a un paso, como si fuera la otra orilla de un gran río Atlántico o la otra orilla de la vida. Quizá sea eso, la otra orilla de la vida, porque lo que sí está claro, que es la otra orilla del otro mundo. Un mundo que los de el lado de aquí de esa orilla, vemos, pero que quizá, no sentimos.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...