
Resulta que era el día 1 de Octubre de 1975, como dije antes y ese
día se inaguraron los GRAPO, los Grupo Revolucionarios Primero de
Octubre, la A, no se muy lo que significa, puede ser Armados o puede ser
Asesinos, los dos significados son igual de válidos. Los GRAPO acababan de cargarse a
cinco policías nacionales en Madrid. Los maderos estaban fuera de sí y
les dio por pensar que nosotros éramos del Grapo. Despues nos tiraron
en dos celdas asquerosas con una cama de cemento y una asquerosa manta.
Cada media hora se encargaban de venirnos a visitar, no para darnos más
hostias, si no para que no pudiéramos descansar ni un sólo instante. Los
de las hostias nos esperaban en el primer piso...
Desde que nos instalaron en la suite del hotel Palace o sea en la celda
de castigo, ya cambiamos de manos, los policías Nacionales sólo venían a
la celda a despertarnos a gritos e insultos y también para acompañarnos
a subir al primer piso. Aquí ya había otros policías, estos iban de
paisano (les llamábamos los secretas, de la policía secreta), al verlos
de paisano, uno se relajaba un poco, ya no eran todo uniformes y te
entraba una bana esperanza de que éstos nuevos policías, no te darían
tantas hostias. Pero esto sólo fue un momento, pues pronto se te quitó
la idea, de inmediato pusieron manos a la obra y empezó el
interrogatorio.
Este siempre se realizaba en un cuarto sin ventanas,
para seguir sin tener referencias del día o de la noche . Con luz de
interrogatorio de película, la luz de un flexo en tú cara. El tiempo en
ellos transcurría despacio, muy despacio. Se empezaba haciendo la misma
pregunta, si ibas a cantar como un gallo. Si era no, como era, ya
empezaba el poli malo a descamisarse, a remangarse, a fruncir el ceño,
en señal de cabreo y a frotarse las manos, en señal de ponerse las
botas. A continuación, se iba el poli bueno y empazaba la fiesta, sin
más preámbulos. Primero te calentaba la cara con unas buenas bofetadas,
despues ya cerraba los puños, y empezaba su entrenamiento de boxeo. Al
principio el viaje del puño
empezaba cerca de tú cara, despues empezaba lejos, el puño se levantaba,
cogía carrerilla a su espalda y caía como una exhalación. Era un
martillo pilón.
Cuando se cansaba fisicamente de dar hostias, digo fisicamente, pues
mentalmente el seguiría hasta que la gallina cantara o pusiera un huevo,
dejaba transcurrir unos minutos. Unos minutos en el que él empezaba a
preparar el material para la siguiente función. Te enseñaba una pistola,
una palangana, las esposas, etc..., todo muy despacito. Para que te
enteraras de lo que iba a venir y si cabía una señal de miedo o de duda,
si esta no la percibía, pasaba a la acción, para él tan deseada.
Empezaba el baile de nuevo. Lo primero era ponerte la pistola en la
sien, con fuerza para que el cañón se marcara en la piel. El apretaba el
gatillo y la pistola se disparaba, tú ya te habías despedido de todo y
dejabas tús bienes al perro del vecino. Hacías un somero repaso de tú
paso por tú corta vida y ya despertabas de tú viaje astral.
Estabas vivo
y entero y claro después de semejante momento, notabas entre tús
piernas el calor de tú propio meado y no sólo eso, el olor a mierda también participaba
. Era magnífica ésta sensación nueva,
cagarse y mearse todo a la vez, !que placer!, tanto me gustó esto, que
sigo practicándolo por lo menos una vez a la semana. Como poco a poco te
hacías con el truco y él lo sabía. Le iban añadiendo más ingredientes a
la salsa, decían que las otras veces estaba descargada, pero como ahora
estaba hasta los huevos y ésta vez si que la había cargado. Así que lo
sentía mucho,...