EL BESO PERFECTO (Poema)

EL BESO PERFECTO



El beso perfecto es,

es el beso que tú me  has dado,

sí, es el que brotó del borde tus labios,

y por inercia se posó en los míos,

un beso entre lo divino y lo humano,

un beso de araña, suave, tierno,

un beso envuelto en fiebres de verano.

Un beso perfecto fue mi primer beso,

un beso apocado, inseguro, tímido,

un beso de temblores y de mezcla de sabores,

un toque a saliva y un mucho de adrenalina,

y dulce de gusto y amargo de miedo,

y a partir de ahí, sólo tuve una idea,

y una fijación dentro de mi cabeza,

que siempre y siempre,

perseguiría los besos perfectos.

Por esa razón, yo te persigo,

y lo hago desde aquel día,

aquél día en que me diste el beso perfecto,

y busco tus labios de almendra,

y el sabor tu boca de planta carnívora,

creo que daría mi vida por ellos,

por tus labios y por el deseo de los míos,

y  desde ese beso, estoy marcado y soy tu esclavo,

y sólo sueño y duermo en la comisura de tus labios,

y cada noche y antes de dormir,

le doy un beso al aire,

un beso que sólo es para ti,

y por supuesto,

 para que caiga sobre la dulce seda de tus labios.

    

EL DESEO DE MORDER (Vacaciones)

 Miércoles 14 de agosto, sin novedad en el frente. Quizá un poco bastante desgastado y somnoliento, pero por el resto integridad absoluta, funcionamiento eléctrico ok, alucinaciones ok, estado neuronal ok. Como veis un reseteo mañanero viene de perlas y como conclusión saco: el que me tengo que recargar las pilas y para ello sólo me queda mañana, día 15. El 16 me vengo del mundo y tiro el móvil al mar y a vivir que es gerundio y es presente inmediato. Me quedan 24 horas de sudor y lágrimas y de descontar el paso de las horas, 24, 23, 20, 15 y ... 0 y se acabó la última guardia y después 24 días por delante o 24 deseos, pues cada día tendré un deseo nuevo, bueno un deseo diana, que es el que hay que cumplir y otros secundarios que no pasaría nada sino se realizaran.

                                            El deseo de hoy es que llegue pasado o sea el día 16 y que sean las 8 de la mañana. Salir con ese espíritu liberador que sólo da el salir de tu última guardia, con esas ganas de vivir locas y con esa necesidad compulsiva de comérselo todo. Después no te comerás nada o casi nada, en tal caso te comerás las migajas de lo que va quedando y cuando empiezas a disfrutar de las vacaciones y has conseguido al fin liberarte del todo, pues ya no queda tiempo y tienes que empezar a currar de nuevo. Los ciclos, los ciclos vitales o la pescadilla que se muerde la cola. Pero si no te muerdes la cola, ¿entonces que te morderías? o morderías a alguien o a muchos o a todo lo que se moviera. No está mal como desahogo y deporte veraniego, el morder a trapo y a conciencia, pero prefiero unas vacaciones tranquilas y serenas y donde tenga que morder sólo lo que como o sea lo justo para ir tirando. Yo prefiero morderme por dentro, destrozarme como en un desguace, sacar las piezas de mi carrocería una por una, limpiarlas y ponerlas en remojo y al baño de maría, después con mimo y mucho cuidado montar lo desmontado y que salga un Bruno nuevo y reluciente y sobre todo con las fuerzas renovadas y las pilas recargadas.

ACUÉRDATE (Poema)

Dudas, me sobran,
certezas, las que hay,
necesidades, las justas y necesarias,
objetivos, dispersos y a veces perdidos,
luchas, a muerte y sin supervivientes,
éste es mi parte de guerra del día a día,
 mi desayuno, mi almuerzo,
y mi postre de cada comida.

Mi guerra preferida, la de los cien días,
mi pena más dolida, perderte al mediodía,
mi estimulo más brutal, salir a la luz del día,
y ¿mis nubes y mis tormentas?,
¿que sería de mi, sin ellas?,
mis nubes de algodón tostado,
mis tormentas de mar y viento,
mis alientos, mis sustentos,
mis estímulos eléctricos,
y ¿tú donde estás?, que ya no te veo,
te fuiste sin mirar atrás,
y ni siquiera un adiós salió por tú boca,
o un yo te quise y ahora no puedo,
y sí, si dime algo que me compense,
y que me calme éste dolor aún candente.

Acuérdate de aquél día,
y no sé si era de noche o de día,
pero el viento rugía,
y el mar enseñaba sus dientes de plata,
y llovía, sí que llovía,
llovía tanto que hasta íbamos en barco,
y tus lágrimas y las mías,
y esa mano tendida al aire,
y que a merced de la marea,
por fin y para siempre se alejó de la mía.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...