SERÍA MÁS PLACENTERO

 

 Sería más placentero

desaparecer en el aire

suavemente

y sin ruidos y sin más adjetivos

que desaparecer devorado por mis propios gusanos.


















EN DONDE ENCAJA CASI TODO

 

En donde encaja casi todo...

yo no encajo.

No entro

y si entro salgo desbordado por el otro lado

o me obturo en un codo complicado

y así, 

atasco la máquina que lo encaja casi todo.

Yo nací desencajado

y nunca me ajustaron del todo,

tengo resquicios por donde me entra el aire frío de la madrugada,

tengo algunas vértebras defectuosas que condicionan mi equilibrio,

tengo el occipucio abombado

y al lóbulo frontal lo tengo, desquiciado.

Tengo dos velas en mi mesilla de noche,

una, está dedicada a la luna

y la otra,

es dedicada a una noche desenfrenada

que tantas fueron

que ni siquiera

logro acordarme de una en concreto.



 



















DÉFICIT


 Yo tengo un déficit evidente

no sé comunicarme

como quisiera hacerlo.

No sé decir

te quiero a su debido tiempo.

No sé expresarme como un libro abierto,

me siento topo

y una tortuga encerrada en su propio caparazón.

Yo quisiera abrirme al mundo

pero no puedo.

Yo quisiera gritar te quiero

pero me he quedado sin voz

y sin argumentos.

Lo mío, es sentir

y ese es mi padecimiento

sentir hasta que reviento por dentro.














VALERIA LUISELLI

“Pero la nostalgia no es siempre nostalgia de un pretérito. Existen lugares que nos producen nostalgia por adelantado. Lugares que sabemos perdidos en cuanto los encontramos; lugares en donde nos sabemos más felices de lo que jamás seremos después”.

 




 

AL CABO (Amalia Bautista)


Al cabo, son muy pocas las palabras

que de verdad nos duelen, y muy pocas


las que consiguen alegrar el alma.

Y son también muy pocas las personas

que mueven nuestro corazón, y menos

aún las que lo mueven mucho tiempo.

Al cabo, son poquísimas las cosas

que de verdad importan en la vida:

poder querer a alguien, que nos quieran

y no morir después que nuestros hijos.

 



HAY QUIÉN APRENDE DE SUS ERRORES

 

 Hay quién aprende de sus errores

y de ellos...sabe extraer oro líquido.

Pero hay otros, entre los que me incluyo,

que siempre tropezamos en la misma piedra

y nos damos cabezazos contra el muro que tenemos enfrente.

Soñamos tanto y tan intensamente

que andamos como almas en pena 

vagando por los mismos bosques

camuflados entre la espesa niebla de la mañana

y dando vueltas obsesivamente

y siempre en busca

de nuestra obsesiva utopía.















 

LA HORA DE LAS GAVIOTAS (Aurelio González Ovies)

 

Soy el desesperado, la palabra sin ecos,

el que lo perdió todo y el que todo lo tuvo.

PABLO NERUDA




Mi voz es el paisaje

que va echando de menos

las cosas que he perdido.

He nacido en un pueblo

y en el anonimato.

Mi vida se resume en aquel calendario

de números granates

donde mi madre iba

apuntando los partos de las vacas

y visitas al médico.

Fui más feliz que pobre

porque quien no conoce la abundancia

valora las minucias y los pájaros.

Desde niño la hora de las gaviotas

viene siendo mi reino

y el mar un no sé qué

-eternidad dios alma-

donde muero un momento cada día.

Así me veo ahora

cuando ya las gaviotas no conocen mi nombre

y la higuera envejece sobre la sed del pozo.

Mi casa, mis amigos, los míos, los de nadie.

¡Qué pronto somos soledad!


 

 























GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

 

Le rogó sin condiciones,
le prometió mucho más
de lo que estaba resuelto a cumplir,
pero tropezó
con una determinación invencible.
«Hay amores cortos
y hay amores largos», le dijo ella.
Y concluyó sin misericordia:
«Este fue corto».
Él se rindió ante su rigor.


 














MI CIUDAD (Batania)

 


Extraña ciudad la mía,
aquí se dice que habitan
tres millones de personas,
pero miro en la calle el trabajo en el super el bar
en el banco en el bus en el metro en el cine el estadio
y acabo pensando
que en verdad habita
una
sola
persona
tres millones de veces.


 

 















Extraña ciudad la mía,


aquí se dice que habitan
tres millones de personas,
pero miro en la calle el trabajo en el super el bar
en el banco en el bus en el metro en el cine el estadio
y acabo pensando
que en verdad habita
una
sola
persona
tres millones de veces.

MENUDA SOPA DE LETRAS...

 

Menuda sopa de letras tengo dentro de mi cabeza.

Me cuesta respirar

por la gelatinosa densidad del aire.

Me duele la boca

por la dificultad de expresarme

y por tanto hablar para no decir nada.

Tengo una idea absurda que me entumece y me paraliza...

¡no puedo dejar de pensar en ti! 

y dicho esto 

vuelvo a mi idea original:

menuda confusión astral

tengo en mi equilibrio emocional.


 















DISLEXIA HISTÓRICA

 

Viajar...viajar
y un largo e infinito suspiro.................................................................

Y en sí a mi el hecho de viajar no me gusta nada y lo que me gusta es adonde me dirijo, hacia ese lugar soñado y ansiado, pero el hecho de viajar para mi casi perdió todo su encanto y porque desde que hay aviones comerciales e inmensos aeropuertos, la temática romántica del viajar se desmoronó como un castillo de naipes. A mi me gustaba viajar en antiguos coches que no pasaban de 100 kilómetros y el poder parar en cualquier sitio o bar o posada que tuviera una vieja parra de uvas y unas mesas de puro, duro y frío granito y atravesar los pueblos por el medio y descubriendo así sus entrañas más vitales.
Y los viejos y entrañables trenes, trenes de muchos vagones y que llegaban hasta el infinito. De lo primero que me quedo de los trenes son con sus estaciones, con sus preciosas estaciones llenas de oropeles y hierros fundidos y esa cafetería cutre llena de sombras de recibimientos y despedidas. Me gusta ese aire a despedida y porque siempre me gustaron más las despedidas que los recibimientos. Ese aire melancólico que tienen las auténticas estaciones de tren (las antiguas), solo se consigue a base de ver pasar gente y percibir sensaciones. El recibimiento es fácil, recibes, te abrazas y te das un beso insondable, pero te vas contento y dichoso y porque a lo que esperabas, lo has conseguido y además, lo llevas entre tus manos. Y a mi gusta más el deje, el sentir que pierdes algo en lo físico y ya depende de ti y de la persona despedida que mantengas ese fino hilo mental con ella.
Y lo segundo que me gusta de los trenes, son sus vagones, sus viejos vagones de madera noble y desgastada por el paso de innumerables huellas humanas y sus largos pasillos llenos de reflejos y sombras y sus chirridos que suenan a almas desgarradas y a rechinar de dientes. Hasta el revisor con su ridículo sombrero y su pito en ristre, me gusta. Y sus olores y su karma y su alma y me estoy dando cuenta, que yo no debí vivir en la actual época y debí haber nacido en los años 20 y eso se llama tener una DISLEXIA HISTÓRICA.


 















Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...