Hoy voy con mucho retraso, lo que estoy escribiendo ya tenía que estar escrito. Pero hoy hubo varios impedimentos. El primero, es que levanté empanado. El segundo, es que hoy tuve que currar y ya volé por los aires mediterráneos y son las 8 de la tarde y acabo de llegar. El tercero, creo que ya lo dije, que estoy profundamente cabreado y eso en parte, me impide ver el bosque. O sea, como dice el otro, hoy tengo coartada y a mi que no me busquen y me pregunten.¿en donde estuvo usted hoy a las 12 de la mañana? y ¿qué hizo por la tarde?. Pues volar y volver a volar. Y tengo testigos, mi compañero de aventuras, los pilotos del pájaro y unas cuantas gaviotas que se acercaron a mi ventanilla.
Y en última instancia pongo de testigos a los pacientes, pero en última instancia, porque dado su estado de estar casi cogiendo la otra puerta, no creo que puedan testificar. Si llegan a mañana, yo creo que es un logro y un motivo de celebración. Ya veis como va la cosa, pues estoy seguro que nadie pensaba que un día más de vida, era un acontecimiento, pues sí lo es y sino y para que lo comprobéis in situ un día os llevo de excursión. Y así veréis cual es la otra cara de la vida.
La cara oculta, la fea, la que nadie quiere ver, pero que ahí está y está en casi todos los días de mi vida y en la de todos. Tarde o temprano aparecerá y veréis a la muerte con su guadaña y entonces si que se valora como toca un día más de vida o una hora o un minuto. Uno se aferra a la vida como un casi ahogado a un salvavidas.

