Cuando me pruebo, a veces me gusto y disfruto con el sabor salado de mi piel suave. Otras veces en cambio, me doy asco y todo porque sudo más de la necesario. Claro que me pregunto que para qué tanto avance de mierda y seguimos sudando como cerdos agridulces. Un inhibidor del sudor y si un poro se abre para echar su agua destilada y olorosa, por no decir su mierda, va y llega un controlador del sudor y vacía su extintor inhibitorio. Y si ese líquido no se elimina por la piel, pues que se elimine por la meada o por la cagada.
Pero a éstas alturas de la película, para que coño queremos los aromas de los sudores y ese tacto tan pegajoso que deja su rastro. Vamos tampoco voy de apología de los sudores y el que quiera sudar que sude y que sude lo que le salga de los huevos, pero el que no quiera sudar y tal como es mi caso, que tenga esa posibilidad contemplada, la de no sudar ni por la cabeza, sobacos y huevos. Yo ya sudo hacia dentro y además de sudar, lloro, sufro y me río y todo se queda en mis cloacas internas y no por eso voy dando el cante olorífico.
Si porque hay gente que en verano es puto sufrimiento y supongo que no se huelen a si mismos y porque si lo hicieran, ya estarían muertos y bajo tierra. Es tanto el candor de su olor y es un olor tan de alcantarilla, que ni las ratas soportarían ese perfume tan primoroso. Y es que además van con camisetas sin mangas y supongo que suponiendo que ese olor a poza negra se lo llevará la brisa marítima. Pues no señor, ese olor llega a las fosas nasales de los demás y a veces te hace escapar o huir y tú en realidad como vas a explicarle que lo que le pasa y vas y le sueltas: sí tío lo que no que no soporto más, es ese olor a sobaquillo. Pero bueno, si el tío insiste en sus olores primitivos, llegará un día, en que se lo tienes que decir: tío o tía apestas a fosa aséptica. Y por esa simple razón no puedo soportarte. Más claro, agua.