Ahora la imagen que viene más a mi cabeza es el hundimiento del Titanic y alguna extraña y burda relación tendrá con mi momento actual, que tiene que ver más con el hundimiento que con el Titanic en si mismo. Porque yo no soy ningún todopoderoso Titanic, pero alguna relación tendrá que tener...quizá esa prepotencia de que nunca nada y nadie me iba a hundir y que jamás de los jamases volvería a sentir esa debilidad. Pues señores y señoras, estoy asistiendo en persona a mi propio hundimiento y in situ y a la luz del día. Puede que la cosa sea transitoria y por supuesto ese es mi deseo y porque hoy en día no persigo el fin del victimismo y el principio del pobrecito de mi...hoy en día si tengo que sufrir, sufriré, pero a cambio necesito sentir que más adelante lo sufrido servirá para estar mucho mejor.
Y claro y que la suerte me acompañe...porque la suerte tiene su papel y su transcendencia y hay días en que dependes más de la buena o mala suerte que de tu propia voluntad. Hay días, como hoy, en que todo sale mal y para que algo salga bien tienes que llamar a la puerta de la buena suerte y ella decidirá que coño hace con tus huesos. Por tu lado y por todo lo que depende de ti, todo será fatalidad (porque tú estás así)...y además, yo no me creo en esas cosas tan mágicas y tan humanas, de que alguien vendrá a salvar mi pellejo, porque la cosa no va así y en tal caso, siempre pasará algún cabrón que buscará hundirme un poco más.
Cuando uno se encuentra mal se produce una suelta de feromonas anormal y el olor llega fácilmente a las fosas nasales de esos cabrones que andan sueltos por doquier. Y además, cuando lo huelen se ponen a aullar y se produce el efecto llamada o el efecto jauría y de repente estás rodeado de Hienas salvajes y rabiosas. Ahora sí, aún te quedan Manos y Piernas y Dientes y Muelas y unas buenas Mandíbulas con las que puedes dar dentelladas, golpes, patadas y mordiscos...porque ahí no hay ley escrita, ahí sólo hay sangre y digo yo, siempre será mejor que no sea la tuya y además y estoy seguro de ello, ¡harás un gran favor a la humanidad!.
Y claro y que la suerte me acompañe...porque la suerte tiene su papel y su transcendencia y hay días en que dependes más de la buena o mala suerte que de tu propia voluntad. Hay días, como hoy, en que todo sale mal y para que algo salga bien tienes que llamar a la puerta de la buena suerte y ella decidirá que coño hace con tus huesos. Por tu lado y por todo lo que depende de ti, todo será fatalidad (porque tú estás así)...y además, yo no me creo en esas cosas tan mágicas y tan humanas, de que alguien vendrá a salvar mi pellejo, porque la cosa no va así y en tal caso, siempre pasará algún cabrón que buscará hundirme un poco más.
Cuando uno se encuentra mal se produce una suelta de feromonas anormal y el olor llega fácilmente a las fosas nasales de esos cabrones que andan sueltos por doquier. Y además, cuando lo huelen se ponen a aullar y se produce el efecto llamada o el efecto jauría y de repente estás rodeado de Hienas salvajes y rabiosas. Ahora sí, aún te quedan Manos y Piernas y Dientes y Muelas y unas buenas Mandíbulas con las que puedes dar dentelladas, golpes, patadas y mordiscos...porque ahí no hay ley escrita, ahí sólo hay sangre y digo yo, siempre será mejor que no sea la tuya y además y estoy seguro de ello, ¡harás un gran favor a la humanidad!.