
A los ojos del mundo ¿yo que soy?.
Algunos me tildan de filibustero y mentiroso
y en realidad no sé que decirles...
porque he mentido muchas veces
y no siempre de primera necesidad,
he mentido por sentir el placer de mentir,
y porque a veces el mentir me supo a victoria....
Otros me ponen el sello de fantasioso
porque me gusta adornar demasiado las cosas,
me encanta hacerlas mucho más bellas
o ponerles un punto más de interés,
por tanto reconozco mi lado fantasioso,
pero pienso que debía tener premio
y por intentar ser lo que nunca pude ser....
Algunos otros,
me acusan de ser demasiado directo,
y volvemos a la misma disquisición de siempre:
vamos directos y al grano
o vamos dando vueltas y más vueltas
y alrededor del mismo punto fijo
y cuando llegamos al grano...
quizá nos importe demasiado poco el grano
y más nos preocupa el envoltorio...
Yo soy de la vía directa
y cuanto antes, mejor...
me gusta la crudeza de la carne cruda,
yo asumo las dos caras de la luna,
y no todo va a ser la revolución de las permanentes sonrisas,
porque no,
porque detrás de una sonrisa puede haber una mala intención
además, la persona que sonríe por todo,
es susceptible de mi desconfianza,
no soporto los bobalicones siempre sonrientes,
ni a los bondadosos que reparten perdones como soles,
ni a los que nunca elevan su tono de voz y pase lo que pase,
a mi me gustan las sonrisas cortas y con un sentido
pero también me gustan las caras de cabreo
y los tacos y las maldiciones y los insultos que nunca debieron ser...
En ésta vida todo tiene su función
y una buena maldición en su momento adecuado
tiene más encanto que una sonrisa hipócrita
que en el fondo, está mareando la perdiz.