DOLOR DE CABEZA

Hoy me tenéis que perdonar y porque tengo un dolor de cabeza de mil pares de cojones, que no sé si es mucho, pero suena a mucho. Y yo tengo muy pocos dolores de cabeza, creo que es el segundo en los últimos 5 años, pero la intensidad no se mide en número de veces, se mide en grado de penetración, en grado de extensión y en grado de incapacidad. Bueno, un Ibuprofeno y un Nolotil juntitos creo que llegará y además no puedo salir a dar una vuelta pues afuera se está a 36º y con un grado de humedad bestial, como se dice, la sensación térmica debe estar cerca de los 40º y eso es mucho calor para un cuerpo medio descompuesto. La vejez no perdona y en el día a día los dolores articulares se hacen como más normales, pero los de cabeza, no. Vamos, lo normal, tampoco puedo tener un cuerpo de 20 a los 60 años, aunque hace 4 años y recién salido del Loquero, pensaba que sí lo tenía o sea que había involucionado a los 20 años.

Pero esa maravillosa sensación duró un año y estos 3 últimos años y de mes en mes fueron apareciendo todos mis males: la Hipertensión, la Diabetes golosa, un Síncope sin motivo y por último la famosa Claudicación intermitente, que hablando en cristiano, es un Arteriopatía periférica que padecen mis piernas y ando 100 metros y me quedo como tieso y con la extraña sensación de que un perro me está mordiendo los gemelos, claro que por eso se llama intermitente, pues a los 2 o 3 minutos recupero mi estado de normalidad. Y así voy por la vida, de 100 en 100 metros. Claro que me pueden limpiar la arteria por dentro y ponerme un dilatador, pero ya sabéis que las cosas de palacio van despacio.

Bueno en fin, voy arreglando cositas, pero tengo la sensación de estar metido en un callejón sin salida y arreglo una cosa y aparece otra... Los viejos sabemos mucho de esto, los viejos nos atiborramos a pastillas y de consejos. Lo que realmente pasa es que hay que cambiar el chip de la película y si te admites como un viejo, bienvenido seas al club de la sapiencia, porque es lo que nos queda, la sapiencia y la experiencia y algunos, como yo, nos queda la rebeldía. Y yo sé que moriré con el puño en alto y si ya no puedo ni levantarlo, haré el amago.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...