UN MINUTO DE SILENCIO

Entiendo que yo y lo mi alrededor, es perecedero y que llevamos puesta la etiqueta de caducidad. Lo entiendo aunque a veces me cuesta, me cuesta pensar  que a lo mejor mañana me quedo tieso y tenga que veros la cara desde la caja de pino. Dios mío, ¡como me cuesta!. Me cuesta pensar que hay personas que no veo desde hace mucho tiempo y supongo que les vería el careto en mi funeral y diciendo entre lágrimas y sorbiendo mocos, "Bruno fuiste un buen chaval".

              Primero, porque de buen chaval, ¡un huevo!.  He sido las dos caras de la misma moneda, he sido un hijo de puta, como lo contrario. He sido tierno, pero también grosero y déspota. He sido tan dulce como agrio. He sido espléndido y en eso nunca dejé de serlo y estoy orgullosos de ello. He sido un descontrolado y lo peor es que lo he reivindicado. He sido cruel, inconsciente, mentiroso y drogadicto. Aunque a veces, he sido cariñoso y eso es lo que me ha salvado, el que en los buenos momentos he repartido besos, abrazos y caricias y también dí alguno en los momentos malos. También he sido comprensivo algunas veces y quizá lo más destacable de mi y de mi forma de ser o de estar, es ver al mundo desde una perspectiva optimista o dicho de otro modo, ser capaz de contagiar mis explosiones de vida.

                      Pues si señores yo siempre he amado la vida y eso que luché tanto y tanto por no quererla y por repudiarla y maltratarla, que a veces y más veces de las que quiero pensar, me pasé al otro bando. Al bando del egoísmo, de la miseria, de la envidia, de la mezquindad, del oscurantismo y en definitiva, me pasé al bando de la estupidez egoísta y durante años y aún ahora tengo dudas, mi ombligo fue el eje sobre el que giraba la tierra. Pero a pesar de todo esto, a la mínima, volvía a asomar su cabeza el optimismo de mi vitalidad. Bendita vitalidad, bendita sea, porque sin ella y sin las muchas dosis de paciencia por los que me padecieron y más en mis malos momentos, hoy os aseguro que no estaría vivo.

               No pretendía entrar en temas subterráneos, pero hay momentos en que tienes que verte de frente y escupirte a la cara, después sientes esa especie de tranquilidad suave y silenciosa, esa tranquilidad que siempre viene detrás de un temporal. Necesitaba éste minuto de silencio, por mí y sobre todo, por los demás que dejé en las trincheras o en las cunetas, a veces tirados y en otras abandonados. A ellos y cada uno a su nivel, les dedico éste minuto de silencio.

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¿DEPORTES EXTREMOS?

                          Y hoy ya es Domingo y día 24 de Noviembre del  2.013 y debe seguir volando bajo el grajo, pues hace un frío del carajo. Yo no sé si vuelo bajo, pero a veces pienso que sí, que me voy raspando los árboles en cada vuelo rasante. Es como los tíos que se ponen ese traje de superman pero con una pequeñas alitas  y se tiran de la montaña más alta y van raspando los riscos y a la velocidad del sonido. Dicen que este tipo de deportes extremos, te hacen secretar tal cantidad de adrenalina, que después ya te quedas colgado y ya no puedes dejarlo.

                         Yo no sé si es por la adrenalina solamente, pues a veces lo dudo y no pongo en duda los megachutes de adrenalina que tienen que segregar, lo que pongo en duda, es si no segregan otras sustancias que en altas dosis producen locura. Porque vamos a ver, hay que estar piraos para tirarse del pico más alto y sólo con un trajecito de gomaespuma. Extremo, suena muy bien y estará muy bien ser extremo, pero esto no es extremo, esto es estar picado del ala. Es tanto como decir que un suicida que se quiere tirar de un edificio de 20 plantas, es un deportista extremo y al parecer no se le considera, porque no lleva puesto un trajecito que marque el paquete, porque por lo demás, no veo las diferencias. Ya el punto más hevi de éste asunto, lo realizó el pirao que se tiró desde el espacio y batió el récord mundial de suicida interplanetario y nada y hasta retransmitieron el evento o sea un suicidio televisado. ¡Qué bonito!..

                       Hay cosas que al llegar a un punto extremo, pierden su primera acepción o sea y en éste caso, deja de ser un deporte y es en definitiva, un suicidio programado y más que meditado. No sé clase de ejercicio es tirarse a pelo desde mil metros, pues lo único que ejercitas es tu punto de locura, lo demás ni lo mueves, incluso lo metes para dentro, pues ¿donde aparecen los cojones del tío después de tirarse?, pues seguramente los tendrá en la nuca, si es que no les salieron volando. Le llaman extremo por esto, porque los cojones siempre aparecen en el otro extremo de tu cuerpo.

ME FALTAN (Poema)

Me faltan cosas,
me faltan más de un millón de cosas,
pues tengo carencias
y necesidades incumplidas,
me falta tu aliento de maga,
y esas palabras que siempre repetías,
"te quiero y te querré siempre".

Me faltan tus risas de entusiasmo,
y tus ojos abiertos como platos,
y esa dulce mirada,
esa mirada entre tierna y entrañable.

Me faltan tus caricias,
tus besos, tus penas, tus llantos,
me faltan tantas cosas,
que yo mismo me atropello,
y sólo puedo decir,
Me falta, me falta, me falta,...

Me faltan cosas,
cosas que tuve entre mis manos,
o ¿ya no te acuerdas?
no te acuerdas de nada,
y como ponías mi brazo como almohada,
ni cuando te acariciaba el pelo,
y me decías entre susurros,
y risas nerviosas,
si esto no es la felicidad,
¿entonces que es?,
si tú, eras tú,
eras tú la abarcabas mi espacio,
y eras tú la que eras un chute de vida,
y también un trozo de mi cuerpo,
y
eras sangre de mi sangre,
y tus latidos eran los míos,
y ahora, mira como me tienes,
postrado ante tu sombra,
y recordando,
que un día me quisiste,
y yo ya no puedo más,
o vuelves a mi,
o seguiré encadenado al recuerdo de tu cuerpo.


MIEDO A MORIR (Poema)

Hay algo que se mueve dentro de mi,
pues noto sus extraños movimientos,
y tiene corazón, pues siento su latido,
y tiene sus piernas, pues anda y anda rápido,
y a veces, debe jugar a esconderse,
pues se para y después corre,
y cuando corre, me hace cosquillas,
y cuando se esconde,
me produce molestias,
y habla, canta y baila,
y al son que bailan mis tripas,
y cuando se cansa, descansa,
y observa las cataratas de mi sangre,
y como sus aguas revueltas,
hacen remolinos y burbujas de aire,
y como al final,
todo desemboca en un mar de sangre,
y ese mar es el que me atormenta,
ni duermo, ni sueño,
sólo siento tormento,
y miedo, mucho miedo,
miedo ¿a que?,
miedo a lo que llevo dentro,
porque no es un ser humano,
es otro ser y que está vivo,
yo sólo noto,
y siento como salta de órgano en órgano,
y como se tira por mis fascias musculares,
y como también
se ríe a carcajadas,
y es que el miedo me puede,
miedo a que un día se quite la máscara,
y estalle e invada mi torrente sanguíneo,
y se aloja en todos mis rincones,
y anide y se reproduzca dentro de mis células,
y me devore poco a poco,
y hasta que no quede nada de mi,
es miedo,
 y en definitiva, es miedo a morir.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...