Ya estoy llegando a la meta, la tengo cerca y no hablo de la meta definitiva o sea no hablo de la muerte. Hablo de otra meta parcial y es una más de entre todas las que hay o es un escalón más que ya no se puede bajar. Uno no puede tener metas y después no cumplirlas y va dentro de la condición humana el ponerse de continuo metas parciales. Y ya sé que hay metas y metas y que algunas como las etapas de montaña del Tour, son etapas especiales y de dificultad máxima.
Pero todo en ésta vida tiene su compensación y después de coronar con gran dificultad la cima, empieza el camino de bajada y te dejas llevar por las sensaciones del vértigo de bajar a pelo suelto y todo desmelenado. Primer problema, que mientras bajas ya estás pensando en la siguiente cima que te toca. Segundo problema, que mientras bajas ya estás calculando las consecuencias de haber culminado una meta y lo digo, porque nadie se va de rositas y que bien he quedado y que bonito y porque para llegar arriba también tuviste que repartir besos, pero también estopa.
Y abajo te estarán esperando para pasarte las cuentas. Siempre hay algún ajuste de cuentas, siempre hay un tío o tía amarga que te intentará joder la vida, siempre hay larvas inmundas, siempre hay gusanos que en apariencia son lindas mariposas, siempre hay envidias cochinas. Pero señores ante estos trozos de carne con ojos, no queda más remedio que apoyar la fumigación en campos de exterminio o que aprueben la pena de muerte o como en épocas inquisitoriales, que se les empale y que se encienda la hoguera.