"Afganistán para principiantes". Capítulo 5. (Blog "No es Nada Personal")



A Afganistán se le conoce como “la tumba de los imperios”. Primero fue el británico, después la URSS y ahora Estados Unidos. Potencias mundiales, incapaces de “dominar” al país asiático, que terminan dándose la vuelta. Otros como Irán, China, Arabia Saudí y Pakistán también le meten mano. Pero… ¿qué tiene Afganistán para que tantos le ronden?
En primer lugar, basta con mirar un mapa. Su ubicación lo convierte en un lugar estratégico, tanto en el ámbito político como en el económico. Es el corazón de Asia. Es la rotonda que une Europa, Rusia, India y China. Un enclave perfecto, por ejemplo, para instalar, qué sé yo, un gasoducto desde Turkmenistán (el sexto país del mundo en reservas de gas natural) hasta India y Pakistán (tan necesitados de energía).
Además, es el mayor productor de opio del mundo. Una sustancia líquida que se extrae de las amapolas y que sirve tanto para elaborar medicamentos (codeína, morfina, analgésicos…) como para elaborar drogas como la heroína. El potencial de Afganistán es tal que se estima que el 80-90% de la heroína que se mueve por el Mundo sale de allí. Casi nada. (¿Qué sería de las farmacéuticas, de la economía y de nuestra salud sin el opio?)
Por otro lado, aparte de sus importantes reservas de petróleo y gas, posee una gran riqueza mineral, siendo el litio su mineral estrella. Un elemento utilizado para fabricar baterías de móviles, portátiles, tablets, cámaras… Un mineral con el que nos despertamos y nos acostamos cada día. Un mineral sin el que ya no podemos vivir.
Un país lleno de matices y profundamente complejo. Con decenas de grupos tribales y de etnias diferentes “conviviendo”, por decirlo de una forma tan romántica como poco realista. Cada una con sus orígenes, su lengua y su cultura propia. Una realidad que ha provocado históricos enfrentamientos. Predominan cuatro etnias. El 40% de la población son pastunes (etnia a la que pertenecen los talibanes). Para muchos de ellos, el resto de sus compatriotas no son “verdaderos afganos”. El 25% son tayikos. Otro 10% son uzbekos. Y otro 10% son hazaras, una minoría musulmana chiíta perseguida y repudiada desde hace siglos por serlo. Una etnia especialmente odiada y masacrada por los talibanes, que son musulmanes suníes.
Afganistán. Un auténtico polvorín en manos de pirómanos. Un país cuyas principales riquezas (además de sus miserias, claro) son, irónica y tristemente, su mayor condena.

"Afganistán para principiantes". Capítulo 4. (Blog "No es Nada Personal")


Tras la disolución de la Unión Soviética, cuando los muyahidines (fundamentalistas religiosos) se hicieron con el poder de Afganistán en 1992, el que pasó a ser expresidente del país (de ideología comunista), Mohammad Najibullah, se refugió en la sede de la ONU en Kabul. Vivió allí varios años hasta que en 1996 varios talibanes (una de las facciones de los muyahidines) asaltaron el edificio. Tanto a él como a su hermano les capturaron y les torturaron. Al hermano le ahorcaron. A él le castraron, le dispararon, le ataron a un jeep y pasearon su cuerpo ensangrentado por las calles de la ciudad. Después, les colgaron de un poste en una céntrica plaza, colocándoles billetes en la boca y entre los dedos. “Por haber violado los derechos del pueblo afgano”. Fueron años de oscuridad. De latigazos, lapidaciones, amputaciones y mutilaciones. De manos y pies colgados de árboles. De minas antipersona, atentados suicidas y bombas. Años devastadores de destrucción, miseria y prohibiciones tan salvajes como prohibir trabajar a las mujeres y tan ridículas como prohibir fotografiar seres vivos.
En ese macabro contexto y tras los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York en 2oo1, Estados Unidos invadió el país para “librar una guerra contra el terrorismo”. Siendo realistas y dadas las circunstancias, no parecía muy difícil mejorar lo que había. Bastaba con volver a abrir los colegios para que las niñas pudieran estudiar. El teórico intento estadounidense de llevar democracia a Afganistán y acabar con el terror empezó desde el aire, bombardeando ciudades. Se hablaba de ayuda humanitaria, pero era una guerra. Se hablaba de haber liberado del burka a las mujeres, pero la cárcel que había detrás de esa rejilla no desaparece tan rápido, ni de la mente ni del alma. Se hablaba de fondos internacionales, pero los dueños de Afganistán estaban más preocupados de cobrarlos que de invertirlos.
Se hablaba. Pero poco a poco la prensa internacional y, en consecuencia, el Mundo se fueron olvidando del país asiático. De vez en cuando, entre noticia y noticia, se mencionaba algún un atentado suicida en un mercado de la capital o alguna una bomba en una mezquita. (Sin que aparentemente nadie se preguntara qué hacía una bomba en una mezquita si se supone que los autores eran musulmanes). Podría parecer que la ausencia de noticias eran buenas noticias, pero nada más lejos de la realidad. Como decía Antonio Pampliega, “el país seguía dando vueltas en el retrete sin terminar de irse por el desagüe”.

 

24 HORAS



Yo no quiero faltar a los escritores, quiero decir a los que viven del temas y que es su pan para llevarse a la boca.

Primero, porque yo soy aficionado en la escritura (soy casi novato) y no soy, un profesional. 

Segundo, tengo un bagaje muy pobre (9 o 10 años y un pico más). 

Tercero, yo no vivo de ello. Soy un médico todoterreno. Es decir, he trabajado en infinidad

de diferentes papeles como médico y de ahí viene, lo de todoterreno.

Cuarto, me gusta y me encanta la escritura y es más, a éstas alturas me encanta mucho más escribir que ejercer la medicina.

Quinto, estoy de ser médico hasta los huevos y porque todo cansa y además, agota.

Sexto, pero vivo de ser médico y como a ese trabajo le tengo demasiado respeto, pues la ejerzo lo mejor que puedo.

Séptimo, me gustaría acabar éste tema de una forma poética y deciros que escribo porque me da la real gana y que para hacerlo mejor o mucho mejor (porque es a lo aspiro) tendré que seguir dejándome los cuernos en el intento. Ahora mi vida es monotemática y o escribo o me suicido (por supuesto, es un decir), pero a veces llego a pensar que es una puta realidad. Por eso escribo 8 o 10 horas al día y porque el día a día y mi trabajo y el ser padre y los viajes que hago con mi hijo pequeño y el hacer la comida y alguna cosa más...me dejan tener sólo ese tiempo y es que por mi escribiría 24 horas al día y ni una menos y ni una más. 24 horas y no hay más.

ASÍ DESCUBRÍ


 Así descubrí

como era el arte del escribir

y descubrí que una historia lleva a otra

que leemos una

que escribimos otra

y que la que pensamos

no  tiene nada que ver

ni con la una, ni con la otra.

Descubrí que toda historia tiene un comienzo 

y un desarrollo

y que el epitafio

a veces es doloroso y crudo

y que en otras (muy pocas)

acaba como un cuento de hadas.

En fin, 

descubrí que el final feliz

es un cuento que nadie se traga,

Pero ¿qué sería de nosotros?

sino fuéramos seres utópicos.

ROKU (Blog "Glup 2.0")

 

Roku

 


Roku es una ginebra japonesa premium que vale por seis, de hecho eso es lo que significa Roku en japonés, seis; y es que seis son los botánicos japoneses que hace tan especial esta ginebra: flor de Sakura, hoja de Sakura, piel de Yuzu, té Sencha, té Gyokuro y pimienta Sansho.

Estos botánicos se recogen siguiendo la filosofía shun, es decir, cuando está en su punto justo de maduración según la estación del año y de ahí la excelencia de la ginebra Roku; una vez recogidos en el momento justo y tratados con la excelencia debida, en la Casa Suntory de Osaka, en Japón, se elabora la ginebra Roku.

MIS IDENTIDADES

 

Vamos a ver...

Yo no tengo problemas de identidad. Me siento muy identificado conmigo mismo. Me veo en el espejo y sé quién soy.  Aunque es verdad que a veces me siento un poco desconocido y hasta un poco perdido, pero yo eso lo achaco a mis lagunas cerebrales que siempre las tuve y me supongo que a partir de ahora irán in crescendo (por la vejez y esas cosas).

Mi identidad física irá decayendo y espero que muy poquito a poco (ese es mi deseo).

Mi identidad intelectual de momento es progresiva y sigue acumulando datos e ideas y a la velocidad del vértigo.

Mi identidad social es más o menos la de siempre, siempre he tenido amigos y compañeros y ¿porqué no reconocerlo?...un montón de enemigos, también. Y en cada esquina del mundo donde he habitado he dejado un trozo de mi corazón. En eso ya me conocéis...soy apátrida y mi patria es donde en ese momento estoy viviendo. Mi bandera, es la bandera pirata. Himnos no tengo, en tal caso tengo canciones que me traen millones de recuerdos. Mis sueños no van de identificarse con la peña de mi alrededor y entre todos hacer piña patriotera.

La patria, no va conmigo. Ni los Toros tampoco (me refiero a la "fiesta nacional" o corridas de toros y en donde se tortura a toros y caballos sin remordimiento ninguno). Y que no me hablen de respetar las tradiciones y porque si la cosa va de eso, porque no volvemos a la santa inquisición y quemamos en la plaza del pueblo a cada uno de esos pecadores que como yo, seríamos empalados y quemados. En nombre de la tradición se han cometido muchas torturas y crímenes y porque la tradición en su máximo extremo, requiere de mucha rigidez mental y de una sola idea fija y por supuesto, todo bien aderezado con dosis altas de violencia extrema y que les lleva hasta matar y por defender esa idea fija.

LA VIDA EN UNA FOTO


 

"Afganistán para principiantes". Capítulo 3. (Blog "No es Nada Personal")


 

¿Quién no se acuerda de dónde estaba cuando se enteró del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York? Aquel 11 de Septiembre de 2oo1 el Mundo entero veía en directo por televisión una de las mayores salvajadas que Occidente recuerda. Dos aviones fueron estrellados contra estos edificios emblemáticos de la ciudad, casi 3.000 personas murieron y más de 6.000 resultados heridas.

La versión oficial la sabemos todos. Pero resulta cuanto menos sorprendente, entre otras cosas, que habiendo casi 15.000 personas en los edificios, a las pocas horas de que se derrumbaran ambas Torres, con los escombros todavía echando humo, encontraran el pasaporte intacto de un tal Mohamed Atta. El joven egipcio supongo que entre sus sellos de Alemania, Siria, Estados Unidos, Chechenia, España, Afganistán… en alguna página (y esto es cosecha propia) dejó escrito “Lo pilotaba yo”, porque prácticamente al día siguiente su cara ya ocupaba las portadas de los periódicos. “La cara del odio”. La cara de uno de los responsables. (Lo de encontrar los pasaportes de los atacantes en el lugar de los hechos es curiosamente habitual. Pasó en los atentados de París, en los de Barcelona, en los de Londres...) 

Días después de los ataques, el Gobierno de George W. Bush no sólo confirmaba la versión oficial de que aquello había sido idea de Al-Qaeda (ese monstruo que ellos mismos crearon en los años 80 en suelo afgano), sino que ya tenía el nombre y apellidos de los 19 autores materiales, ya señalaba al saudí Osama Bin Laden como autor intelectual, ya le había pedido a los talibanes que gobernaban Afganistán en ese momento que le entregaran a su viejo amigo y aliado, ya le habían dicho éstos que no iban a hacerlo (es que les piden unas cosas también que…) y ya estaban las tropas estadounidenses invadiendo el país asiático bajo la premisa de “librar una guerra contra el terrorismo”, liberar al Mundo y a los afganos de las garras de aquellos criminales y “transformar el país en una vibrante democracia”. No habían pasado 4 semanas y ya había empezado la invasión estadounidense. 

Ý tú te preguntarás, ¿y al Gobierno de Estados Unidos qué le importa lo que les pase a los afganos? Pues más o menos lo mismo que lo que les pase a los iraquíes. Pero Afganistán, aunque parezca (porque lo es) una cuna de sufrimiento, penurias y miseria, ahí donde lo ves, tiene mucho donde rascar…

LA ÚNICA HISTORIA


"La única historia verdadera

es la que nos queda por contar".

Haruki Murakami.

 

“¿Acaso existe un anhelo humano más triste que desear una segunda oportunidad en algo?"


Haruki Murakami.

VIOLENCIA

 


Yo nací así de simple.


Un día fui parido y con nombres y apellidos

y lo primero que hice al nacer

fue llorar como un desconsolado.


Después mis huesos fueron creciendo

mientras mi mente era una máquina receptora.


Y fui feliz en mi infancia

a pesar de todos los imponderables y trabas

que ponía mi madre

que no eran fáciles de ser esquivados

pero para eso tenemos la imaginación

para imaginarse mundos paralelos en los peores días.


Por tanto, mi querida psiquiatra

tuve una infancia feliz

aunque de mucha lucha

pero es que no se puede ser feliz

sin antes haber luchado.


Y no se preocupe más por mí

porque yo tenía una herida de la infancia

que apenas cicatrizaba y estaba viciada

se llamaba, violencia,

pero creo y estoy seguro de ello,

hace años que la he superado.


Ahora enseño todo ufano

la quietud de mi paz interior.

BAILE


 

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...