LA CULTURA DEL VINO CASERO

Las 12 de la mañana y es la hora del aperitivo y yo al aperitivo no lo concibo sin un rico Martini rojo y con un poquito de sifón y por supuesto con una aceitunita que flote por el medio y como si no fuera con ella...bueno, eso era en otros tiempos y en el que beber se me hacía imprescindible y a mí y a unos cuantos más...Es que el tema Martinis empezó muy bien y porque empieza bien casi todo y con un Martini llegaba y punto...pero poco a poco se iba haciendo el sitio para más Martinis y así nos pasaba..., que acabábamos en unas buenas cogorzas mañaneras. Claro que antes de los Martinis estaban los vinos y se iba de vinos y de bar en bar y es que por ejemplo en mi querido Santiago, había toda una calle y parte de sus aledaños, dedicada exclusivamente a tomarse los vinos y con sus tapas y para ir disimulando la borrachera.

Y es que a veces dudo si yo no nací dentro de una barrica de vino y porque desde que tuve una hora de vida, mamé de esa cultura. Sí, de eso que algunos llaman la cultura del vino casero y porque esta hecho con tus manos y pisado con tus pies y mimado y cuidado como si fuera un bonito tesoro, que lo es, pero también hay que comprender que tiene su punto de alcohol y que no es agua roja caída del cielo. Y esto, que es tan fácil de comprender, pues resulta que no es tan fácil para algunos y ¿porque sino yo empecé a beber vino a los 12 años?, pues porque mis padres consideraban que el vino casero era mejor que el agua y yo me sumé enseguida a ese carro y creo que desde esas, me gustó tanto tener el colocón asegurado.

Bueno, también tenía algunas tías y tíos que soplaban de la botella y mucho. Por tanto y en conclusión, yo desde que nací me encontré rodeado de la cultura casera del vino y creo que ya desde pequeñito hacia pequeñas incursiones clandestinas a la bodega y allí dentro, solo había que abrir el grifo y ¡viva el colocón! y a dormir la mona. De todas formas y puestos en aquel sitio, tampoco me pasé tanto, pues el número de mis incursiones clandestinas fue tirando a mínimoS, vamos que yo recuerde, fueron solamente 4 o 5 veces. Pero creo que ese hecho, de nuevo brotó posteriormente, más o menos a los 30 años de mi existencia y porque desde esa época siempre me gustó beber a escondidas, bueno siempre me gustó beber y ya fuera clandestinamente y ya fuera en plena fiesta.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...