Me he perdido tantas veces
en esa maldita hora que hay entre la vida y la muerte,
que ahora que repaso mi vida
me estoy dando cuenta
que tengo una parte muerta.
Que desde tiempo inmemorable
tengo una parte de mi castillo
desnudo y alicaído
y medio rendido a la evidencia de una posible derrota.
Me estoy dando cuenta
que tengo cuentas pendientes,
que mis deudas son una mierda
y que mis temores crecen como tumores
que cuelgan de mi parte más noble
y que cuando el viento se levanta
mis temores se excitan y chillan
de una forma tan exagerada
que hasta siento un taladro en mi cerebro.
Me estoy dando cuenta,
que la tarde ha pasado
como un rayo de luz de fuego,
pero retengo la sensación que llevo dentro,
la retengo, la comprimo
y la almaceno en la carpeta que tengo para ello.
Me estoy dando cuento,
que los días pasan como motos
y que mis adoradas noches
van teniendo la misma cadencia,
primero, escribo durante un rato,
segundo, duermo lo mejor que puedo
y a media noche,
me levanto a mear
y entonces,
es cuando escucho el susurro de las voces
que en sueños me hablan.