CRISTINA PERI ROSSI - Historia de un amor
Piedad Bonnett "La inocencia del sueño"
LO RADICAL
No hay nada claro dentro de ésta densa nube donde me encuentro. Prefiero la neblina de la mañana pues sé que posterirmente, será despejada. El rocío (como le pasaba mi padre) me aterra y porque irá a más (siempre irá a más) y la humedad excesiva me atrapa entre mis peores sensaciones corporales. Yo entumecido, me hago ovillo y me declaro fugitivo. Nadie podrá sacarme de mi caparazón y porque es tan grande el miedo que tengo a sentirme perdido, que yo de por sí me encojo hasta la extenuación alrededor de mi propio ombligo. Hay quién dice sentirse bien en un mundo imperfecto, pero claro, eso lo suelen decir los que se consideran que están por encima de tí (o que se creen perfectos). Los parias imperfectos tenemos pocas ocasiones de subirnos a la parra, pero alguna tenemos y sino la aprovechamos, no sabremos lo que es mirar al mundo desde arriba. Por eso yo, muchas veces me subo a la parra y sabiendo que no es el momento adecuado, lo vuelvo hacer. No pierdo la oportunidad que me da el subirme a la parra y porque además sé y por experiencia, que esa situación me va a durar unos cuantos segundos o minutos y es que después, alguien o yo mismo, hago poner mis pies en el suelo.
Yo en ésta vida he sido muy bicho. He tenido momentos que por mi boca solo salía veneno. De todas formas, yo prefiero lo imperfecto a lo perfecto, prefiero la debilidad humana a la superioridad del que se siente perfecto. Desde luego, prefiero al débil, al endeble, que al pavo real que todo lo tiene o que todo lo sabe. No soporto al que se cree un dios en la tierra. Aunque también tengo que decirlo claramente: no soporto al pobre paria que le lame el culo a su amo. Primero, porque no hay amos en el mundo y segundo, porque todos somos seres humanos y ahí, no hay distinción de clases. Eso ha pasado, porque una vez hubo un listillo que se vio por encima de los demás y lo dijo y lo pregonó y nadie le dijo nada de nada...y a partir de ahí, se jodió todo el tema de la igualdad.
El opresor se siente demasiado bien en su trono de papel de dinero y si los oprimidos no somos capaces de enfrentarnos a él, nos machacará con sus leyes y normas. Pondrá un ejército y una policía a su servicio y convencerá a todos, que si no fuera por él el mundo no existiría. El opresor oprime y el oprimido si se deja oprimir, se convertirá en un esclavo al servicio del amo y lo más jodido de todo este tema, es que el amo, el ejército y la policía que tiene a su servicio y una parte de los oprimidos, se creerán éste tema a pies juntillas. Y por eso el mundo no está lleno de rebeliones y revoluciones. Cuando yo tenía entre 15 y 25 años, pensaba que la revolución siempre pendiente, que más adelante sería una realidad. Ahora, me he convertido en un ser más pragmático y si vamos consiguiendo mejoras y cuantas más mejor que mejor, pues a ese nivel me sentiría contento. Yo por mí cambiaría el mundo de forma radical y han pasado más 40 de años desde aquellas y sigo pensando que lo radical me sigue atrayendo, pero que también me atraen las mejoras paulatinas.
Y PUNTO
Sábado y día 13 de enero. Y hoy hace frío y ya iba siendo hora de que hiciera el frío que corresponde a ésta época del año. Y como es día 13 pues tiene que haber 13º de temperatura ambiente (que es lo que hay). Por tanto no hablamos de demasiado frío. Además, en este preciso momento está saliendo un solete que hace que el día sea más bello que cualquier día de invierno. Ayer y por primera vez en muchos años, sufrí una crisis de pena, que no de ansiedad...si no de pena, de pena penita pena. Me entraron unas ganas insondables de llorar, pero de llorar por lo que fuera y sin necesidad de buscarme grandes argumentos para poder hacerlo. Llorar porque sí, llorar porque me salía de dentro y de una forma completamente espontánea y desbordante. Es como cuando te entra la risa floja y te ríes de cualquier cosa y porque así te lo pide el cuerpo.
Al final, solo pude llorar un poco y no lo suficiente. No se produjo un mar de lágrimas, ni hubo sollozos inconsolables que no tivieran freno. Hubo, como decirlo, ojos humedecidos pero sin llegar a producir una sola lágrima. Hace años que no lloro, pero hace años y puede que alguna década. Yo, durante un tiempo fuí de lágrima fácil y ante la mínima situación me caía un mar de lágrimas. Y es que puede haber crisis de pena sin que haya crisis de lágrimas. Es decir, uno puede estar muy triste pero no tiene porque llorar. Bueno, pues ayer fue un día de pena o de tristeza (en realidad fue media hora), pero a veces pasa que el día no lo marca el como has estado la mayoría de las horas y a lo mejor un solo hecho y de corto tiempo, te marca ese día.
Y pasó esa media hora de pena y tristeza y pasó la romería. Y de nuevo sin saber el porqué y el como...me volví a encontrar en un estado de ánimo normal para mí. O sea, creo que mi estado de ánimo normal, es alto. Alto, comparado con otros estados de ánimo que pululan a mi alrededor. Alto, pero no desbordante, ni que me quede embobado en una especie de nebulosa feliz. Odio es estado bobalicón de que todo es bueno y que tenemos que ser felices porque alguien nos dijo que tenemos que ser felices. Yo sonceramente, solo soy feliz a veces, a ratos o a pequeños ratos, a horas y como mucho a días. A meses o años de plena felicidad, nunca he llegado y tampoco lo pretendo. Las cosas buenas, me gusta saborearlas de vez en cuando y a pequeños pero grandes e intensos ratos. Lo intenso no se puede mantener todo el día. A mí me gusta que me quieran (eso, está muy claro), pero que me quieran todo el día y de una forma muy intensa, acaba por agobiarme. Así soy yo y así soy yo de raro y la forma de querer no se puede doblegar. Unos quieren mucho todo el santo día y yo quiero mucho a ratos o a pequeños ratos. Cada uno es cada uno. Y punto.
ABSTRACTO COMO LA MISMA PSIQUIATRÍA
LA PUNTA DE UN ICEBERG
Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...




