Y eso...no es poco.

 

Cuando era niño

me sentía viejo.

Y ahora, que estoy viejo

me siento niño.

Niño que vive en una casa de papel,

donde mis sueños

tienen vistas al mar azul de mis entrañas

y donde la espuma es tu perenne sonrisa.

En realidad, no sé quién eres

pero sé que te pareces a ella

tienes su aire

tienes su deje

tienes su pasión desmedida

y sobre todo

tienes sus mismas ganas de vivir.

Y eso...no es poco.

HABLEMOS DE TODO ESO

 


En cambio de hablar de dios o de los dioses,

hablemos de los hombres y mujeres,

hablemos de la carne, hueso, piel, cerebro y pulmones,

hablemos de los pecados que cometemos por ser animales mortales,

hablemos del hígado, riñones y estómago,

y de las tripas y entrañas que a veces se nos retuercen

como cuerpos extraños

y del alma perdida que algún día se nos adormece

y hablemos de los sueños...

de los poderosos sueños

que a veces doblegan nuestra sabiduría

y que nos hacen pensar

que podemos cambiar el mundo...

Hablemos de todo eso,

porque ya estamos hartos de hablar

de nuestras penas y miserias de esclavos...

de esclavos que sólo saben adorar a sus amos.

NO, NO ME ABRACES EN TIEMPOS DE PANDEMIA

 

No, no me abraces en tiempos de pandemia,

ni me pretendas dar uno o dos besos...

Dicen que se avecinan cambios en nuestras costumbres

deberemos vivir sin besos, abrazos y apenas contacto 

en fin, nos toca vivir en un sin vivir.

En tal caso y como mucho

todo esto se puede aplazar

y eso es lo que en realidad, 

estamos haciendo

aplazar, aplazar y aplazar sin piedad

y esperando que algún día

podamos volver a notar calor humano

y sentir el roce de tus dedos sobre mi piel,

y tus labios comiéndome la oreja y oradándome el cuello,

y mi pecho rozando tus pezones

y una mano mía deslizándose por tu culo

y tocando sexo

y comiendo sexo,

y atragantándome de sexo.

NO HAY AMOR SIN DOLOR

 


Camino como pisando huevos recién paridos

de puntillitas y sin querer molestar a nadie.

A veces despierto entre los laureles del pasado,

cuando me creía alguien mejor que ahora

pero en realidad, era lo mismo que ahora soy,

un pobre paria en busca de su quimera.

De los laureles he pasado al picor que me escuece por dentro,

me escuece la vida y me arde y me quema,

yo pido intensidad y profundidad en todo lo que siento y quiero

y al final me dan las sobras de su propio ego,

yo pido paz y me dan guerra,

yo pido amor y me rompen en mil pedazos

entonces me veo en el espejo

y compruebo que soy un muñeco roto con dos ojos.

No sé...

no hay amor sin dolor.

EL CIRCO


Cuando un día me dije...hasta aquí he llegado. Y hasta que otro día también me dije...hasta aquí he llegado. Y aún ahora y a estas alturas, me sigo diciendo...hasta aquí he llegado y no sé ni el como ni el porqué. Por tanto, seguimos llegando y eso supone seguir avanzando. Pero claro pasado el tiempo, eso supone avanzar hacia no sé sabe donde y porque con el tiempo todo se desgasta. Yo no he tocado fondo (de momento), ni me he rendido ante los pies de nadie, ni he rogado, ni suplicado de rodillas todo implorante...Bueno de esto último supongo que algo y porque a veces es muy difícil marcar la diferencia entre rogar o suplicar y pedir un favor a alguien y como sino no sé lo pidieras. En plan extremo, la diferencia es muy clara...pero en ésta vida no todo es tan extremo, ni tan superficial. Ojalá todo fuera a cara A y a cara B y si por aquí no es...pues será al revés y punto y pelota y no sé hable más del tema. Pero me temo que va a ser que no.

Pero planteémonos entonces la cosa desde otro ángulo...Por el mundo hay tanto payaso que se viste de persona, que en fin, que habría que preguntarse ¿de qué circo han salido?. Se me entiende mejor ¿verdad?. Circo y circo y circo y más puto circo de mierda. Y el otro día vi un circo montado en mi pueblo y me acuerdo de las sensaciones que tuve al verlo. Como vulgarmente se dice...se me cayeron los huevos al suelo.

Primero, porqué pensé en los pobres animales (el circo tenía pinta de tenerlos) y ese pensamiento casi me hundió del todo. Después pensé en los payasos de circo que siempre me dieron más pena que risa (pobres desgraciados). Después recordé el puto ambiente deprimente de los circos. Ambiente lleno de trajes coloridos y descoloridos, raídos y desteñidos. Ambiente con olor a humedades profundas mezcladas con olor a paja mojada en un sitio cerrado y mojado y todo bien aderezado, con unos ligeros toques de mierda de animal. Y aquella megafonía ensordecedora acompañada de la música más cutre y estridente que podía haber. Y los chistes de los payasos, que eran para sacar la metralleta y matarlos allí y en el acto, Y el pobre León todo desaliñado y despeluchado...Y el pobre Tigre deprimido que sólo era mirarle a los ojos y ponerte a llorar con él.

Y me acuerdo cuando yo era pequeño y a mi padre queriéndome llevar al circo. Hijo vamos al circo que éste es muy bueno...Y yo tenía que poner buena cara, pero por dentro ya era un puto flan lleno de angustia. ¿Qué si lo pasaba mal en el circo?. Mal no, mal era poco y lo pasaba de horrible para arriba. Primero y por lo que fuera que así lo quería mi padre, siempre me tocaba ver a los animales del circo en sus jaulas originales (quizá mi padre me llevaba hasta allí y para hacerme un hombre de pelo en pecho...pero la verdad es que no me acuerdo por lo que era).

Después entrábamos en el circo y como solían ser días lluviosos y fríos de otoño o de invierno, pues venían los escalofríos y el paisaje de la pista del circo era un verdadero lodazal de barro, mierda y agua revuelta. Y salía el presentador del llamado espectáculo y cogía el micrófono y aquello chirriaba como la naranja mecánica. Aparte de tener sus botas o zapatos o lo que fuera aquello que llevaban, metidas en el barro y hasta la altura del tobillo y más. A todo esto iba entrando un frío por el culo y los huevos que resultaba ser alucinante. Y los trapecistas que parecían un par de famélicos muertos de hambre columpiándose y como sino tuvieran otra cosa que hacer. Y de nuevo aparecían los payasos del circo y con los que nunca conseguí reírme con uno de sus chistes.

Al revés y como ya dije antes, me deprimían...Pero claro...no podía decirlo...y porque mi padre se iba a mosquear y un huevo, conmigo. Él me llevaba a ver el circo pensando que me iba a entusiasmar igual que a él. Y bueno y cuando empezaba el desfile de los pobres animalitos entonces era para ponerse a llorar sin más dilación. Lo único que recuerdo como un tiempo bueno dentro del circo, era el descanso del intermedio...pues como era una celebración (así se lo tomaba mi padre), siempre caía algo de esas cosas buenas que se llamaban pipas, caramelos, una bebida refrescante y un bocata de lo que fuera.

Claro que después venía la tortura de la segunda parte, pero creo que las cosas con el Estómago lleno, ya no se ven igual y por eso, la segunda parte era menos deprimente de lo que cabría esperar. Al final, acababa la función y yo estaba muerto y aterido de frío, pero no de hambre. Me acuerdo que mi padre siempre me preguntaba Javier...¿ Te gustó el circo?...y yo....pues claro Papá...pero otro día...¿porqué no vamos mejor al cine?. Pero no, a mi padre le gustaba el circo y a mi me tenía que gustar también y sí o sí...



CATEDRALES (Pablo Casares)

 

CATEDRALES

Construimos nuestras vidas
con pequeñas ficciones,
miedos con los que somos
incapaces de reconciliarnos,
distancias con puntos de fuga infinitos
y frágiles andamios
cubiertos de apariencias.

Monumentales catedrales del fracaso
que levantamos cada mañana
con el pie izquierdo.

CHINA EN EL ZAPATO


No duele en sí, la vida,

duele la crueldad de los amaneceres

y el lento paso de los atardeceres.


Duele esa luz opaca entre sol y la sombra,

duele el prólogo y el epitafio que vendrá después,

duelen los amores prohibidos

y casi siempre vencidos,

duelen las mentes convexas y complejas,

duele el fiero gruñido de una bestia carnívora,

el olor a carne diezmada,

la putrefacción de lo vivo,

y la muerte riéndose a carcajadas

delante de tu cara...


Duele el aroma a leña 

las tardes largas y tediosas,

el cálido color otoñal,

las risas resonando en una caja metálica,

un recuerdo lejano que con el tiempo

se ha convertido en china en el zapato.

PALABRAS PARA JULIA (José Agustín Goytisolo)



Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía, es mejor vivir
con la alegría de los hombres,
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada,
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Un hombre sólo, una mujer
así, tomados de uno en uno,
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.

Tu destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname, no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.

Y siempre, siempre, acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

 

CONTRASTES


Rodeado de leones y tigres de malasia

y de vez en cuando...

asoma un cocodrilo que se come a un ñú en un suspiro...

vivo en mi fauna y hábitat natural...

y poco a poco voy entrando en modo siesta

y cuando vuelvo a despertar

hay cuatro fugados en el tour de Francia...



 

Algo queda en el tintero de mi vieja memoria

 

Algo queda en el tintero de mi vieja memoria:

aquella tarde otoñal

el suave sol de aquél verano

el olor a tierra mojada

la brisa de la mañana en la ventana

tu pelo alborotado por dedos invisibles

la marea más baja que jamás viví

tus risas de viento desatado

mis cuatro canciones olvidadas

el olor a pino y a temporal

la bestial luz de la marisma,

el abismo del día después,

las vueltas sobre mi mismo,

el tocar fondo

y el siempre...¡volver a nacer!.


JULIO CORTÁZAR