El otro día leía una noticia que decía: "la leche y sus derivados se quitan de la dieta sana". Bueno lo prmero que hay que preguntarse, es que pasa con la mala leche, ¿la mala leche no se quita?. Porque yo creo que en éste mundo en donde vivimos, hay mucha más mala leche, que leche en condiciones óptimas, ¿o no?. A mi cuesta pensar que la leche ya no es sana, tantos litros de leche bebidos y tantos yogures zampados a lo largo de mi vida y para nada. Pero eso es hablar sólo de beneficios de la dieta sana y no se tiene en cuenta una cosa, que si no tomas leche sana, ¿quién contrarestra la mala leche?. Porque la mala leche sólo tiene un antídoto conocido, la buena leche. Así que los ayatolás de las dietas, han metido de nuevo el cuezo o la pata y no han tenido todos los factores en cuenta.Mala leche hay a raudales y te la encuentras todos los días. Pero la reina de todas las malas leches, es la mala leche con vinagre. Es decir, es aquél que aparte de tener mala leche, tiene mala baba. Dos cualidades en una misma persona. ¡Qué cosas!. Yo me acuerdo que tuve una tía con esas características, hace mucho tiempo que murió y creo que ni los gusanos fueron capaces de comérsela. O sea una lindeza de persona. Cuando era pequeño y la veía entrar por la puerta de mi casa, no es que mis piernas temblaran, es que se rompían en añicos. Un beso de refilón y un ¡hola tía! y asunto arreglado hasta la comida.
La comida, la comida con ella no era comida, era una cagalera contínua en los pantalones. Si tú madre tenía algo que reprochrte, que siempre había, pues te lo decía en la comida y ahí entraba ella, enttraba como una bala y le sacaba punta a todo con descaro y mi madre se dejaba comer las papas y la consecuencia ,era que si mi madre me iba a castigar con tener que llegar una hora antes a casa, ella con su intervención prodigiosa, conseguía que se multiplicara la condena y esa tarde ya no salía. Y así, cada vez que venía. No sólo yo, mis hermanos ¡también la adoraban!. Por supuesto cuando superé mi niñez, para mí esa bruja desapareció de la faz de la tierra. ¿Qué buen recuerdo tengo de tí, tía Angelita!. Y es que además se hacía llamar Angelita, la muy capulla, si en realidad era el demonio por dentro y por fuera. Era la esencia de la mala leche en vinagre y elevada al cubo.



