HOY NO SIENTO NI PADEZCO


Hoy apenas siento nada,
por no sentir...
no siento ni dolor,
menos, el dolor ajeno,
si me corto veo como la sangre fluye como un grifo abierto,
si me doy un golpe me sale un hematoma,
si me quemo solo huelo a carne quemada,
y es que no siento nada,
hoy soy un hombre de corcho,
y soy amorfo y soy inmune,
no siento ni padezco,
solo tengo el vacío de la nada.

Hoy no siento nada,
no lloro, ni río, ni siento mi cuerpo,
hoy soy un hombre de caucho
y voy dando saltos de neurona en neurona
y hasta caer rendido a los pies de la nada.

Hoy soy un frontón vacío de público
(me siento sólo)
pero lleno de ruidos constantes y repetitivos
me veo pelota de caucho recauchutado,
y soy de goma y soy de corcho,
y yo solo floto en el espacio como un globo hinchado.
Hoy soy así
y mañana ya veremos,
lo que si sé,
es que mañana será otro día.

CUANDO ME AMÉ DE VERDAD (Charles Chaplin)


Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...