Frida Kahlo

 

"Madurar es aprender a querer bonito, extrañar en silencio, recordar sin rencores y olvidar despacito".



 

















LA EUFORIA QUE TUVE CONTIGO

 

La euforia que tuve contigo,

la tuve

y fue in crescendo como sube la espuma

pero al final de todo,

se hundió como un barco hundido

y hasta que se fue hacia el fondo.

Ahora yace

en una profunda fosa mediterránea,

se ha posado

sobre praderas de posidonia

y sobre unos cuantos cadáveres de otros naufragios.



 




















La euforia que tuve contigo,

la tuve

y fue in crescendo como sube la espuma

pero al final de todo,

se hundió como un barco hundido

y hasta que se fue hacia el fondo.

Ahora yace

en una profunda fosa mediterránea,

se ha posado

sobre praderas de posidonia

y unos cuantos restos de otros naufragios.

LA CASUALIDAD

 

Bueno, pues ¡buenos días! y porque se tiene que decir así...y  ¡buenos días! y porque para que sean malos siempre hay tiempo de sobra. Malos así de inicio, son cuando te despiertas pegajoso y asqueroso, cosa bastante frecuente a estas alturas del verano o cuando oyes el despertador y te das un plazo de 5 minutos más, que se convertirá y no sé el porqué, en media hora y entonces...ya ni te duchas, ni te lavas la cara ni los dientes y te vas al curre, con esa capa de ozono toda pegada y con ese aroma a mierda disecada...Pues de momento son las 11 de la mañana y sigue en pie el ¡Buenos días! por el que había empezado.

Y 6 años después de escribir esto, sigo pensando y sintiendo exactamente lo mismo y para coincidencias coincidencias... tenemos la que estoy escribiendo a la misma hora, ahora también son las 11 de la mañana del día 7 de julio pero del año 2.021. Y después hay quién piensa que no existe la casualidad y las coincidencias. Ahora mismo, estoy en el año 2.023 y es 1 de Julio...pero esta vez es de noche y entonces, os diría ¡buenas noches!.


 




















Joan Margarit.

 

"Cruzando temporales
se aprende a planear.
Sobrevolar la vida
para avanzar usando
la violencia del viento.
Igual que las gaviotas".
















 




ALMAS EN PENA

 

Se ve y se sabe...

que la vida

apenas te regala nada.

Ella, te pone en el punto de salida

y tu deber es salir disparado antes que nadie

y con la condición

de estar dispuesto a comerte el mundo y parte del universo.

Todo obstáculo debe de ser saltado

porque así está establecido,

cada zancadilla tendrá que ser esquivada y superada

y cada batalla será a muerte

y si ganas,

dormirás entre los laureles de la victoria

y si pierdes

serás señalado como un fracasado.

En la vida no hay puntos medios

o ganas o pierdes

o estás arriba o estás abajo,

en el medio,

en el puto medio,

se quedan los mediocres, los sin sustancia y los desgraciados.

Claro que... 

los mediocres son legión,

pero también son legión los imbéciles

y los descerebrados

y todos juntos forman

un ejército de almas en pena

que por desgracia

son las que dominan, la tierra.



















 


La Pasión, Cristina Peri Rossi

 

Salimos del amor
como de una catástrofe aérea
Habíamos perdido la ropa
los papeles
a mí me faltaba un diente
y a ti la noción del tiempo
¿Era un año largo como un siglo
o un siglo corto como un día?
Por los muebles
por la casa
despojos rotos:
vasos fotos libros deshojados
Éramos los sobrevivientes
de un derrumbe
de un volcán
de las aguas arrebatadas
y nos despedimos con la vaga sensación
de haber sobrevivido
aunque no sabíamos para qué.


















 


Dosis diaria de Muñoz Molina (desolación de una quimera)

 

"La soledad es un navío submarino, una torre junto a un río brumoso donde un hombre, Hölderlin, que ha perdido la razón, murmura hexámetros griegos y escribe extraños mensajes firmados con el nombre de Scardanelli. La soledad es una isla, un faro que alumbra la noche como la única ventana iluminada de una ciudad, una mezquina habitación, en Méjico, en cuyo dintel se apoya el silencioso invitado que la ocupaba, súbitamente enfermo, y se derrumba despacio, como si lo tragara la muerte, en el amanecer del 5 de noviembre de 1963. La soledad es un extranjero que camina por las aceras de Sevilla, de Madrid, de Londres, mirándose en los escaparates o espiando los cuerpos que pasan y se reflejan en ellos con los mismos ojos asombrados por la belleza y el deseo que nos siguen mirando 20 años después de su muerte: pálido y joven, el bigote exiguo, el pelo negro y brillante por el fijador, usa botines y camisas de seda y guantes de tacto tan sensitivo como el de las manos que cubren, y ama con igual pasión las sonatas de Mozart y los lentos blues que lo conducen , como trenes nocturnos o blancos vapores del Mississipi, a un Sur de ligeros paisajes dormidos en el aire donde ningún placer ha sido prohibido, donde la desesperación o la culpa —esa mirada cobarde, esas manos enguantadas que no se atreven a la caricia— no tachan la hermosura de ningún cuerpo. La soledad, que vuelve invisibles a los hombres, es Luis Cernuda, invisible y solo, desterrado de todas las cosas y de todas las ciudades desde el día en que tuvo uso de su razón y de su cuerpo hasta esa mañana de un lejano noviembre que nadie se ha acordado de conmemorar a tiempo, como si transitara por la posteridad tan sigilosamente como lo hizo por la literatura y la vida, como si a pesar de las antologías y los homenajes residiera para siempre en ese lugar del olvido donde quiso que estuvieran su corazón y su memoria".























PERDIÓ LA ZAPATILLA


 

SALTAR

 

No pretendo que os pongáis a saltar conmigo.
Primero, porque ahora saltando soy demasiado malo.
Segundo, no entiendo porque tengo que saltar.
Y tercero, no me gusta saltar acompañado, prefiero saltar en soledad y sin ritmo marcado y hasta que mis muelles me digan que no, que no pueden más conmigo. Saltar, nunca me gustó.
De pequeño y cuando aún creía que podía batir el récord del mundo en lo que fuera, pues eso...que saltaba y todo me parecía demasiado fácil. Salto de altura, pues tendré que elevarme más y mucho más. Salto de longitud y si saltaba con todas mis ganas, pasaría de los 10 metros y algo más.
Eso sí y aún ahora, me gusta saltar de contento.
Me gusta elevarme como si tuviera dos alas y un motor en mi popa.
Antes me gustaba saltar como las cabras e iba saltando de roca en roca y a toda velocidad y para demostrarme que estaba dotado de un extraordinario equilibrio. Y me lo demostré un millón de veces.
Son esas pequeñas cosas que te inundan de felicidad momentánea y que te dejan feliz hasta que se acabe el día.
Creo que saltar de roca en roca, fue mi principal especialidad a modo de salto que tuve en ésta vida. Hasta a veces pensaba que saltando tan bien, los demás se iban a caer a mis pies ante tanto encanto y magia que emanaba en cada salto.
Ahora, salto muy poco. Me estoy volviendo viejo y mis piernas no responden como necesitan mis reflejos.
Tanto como he fumado en ésta vida (ahora, hace 6 años que no fumo) que me he destrozado las arterias de mis piernas y sigo andando pero sin poder saltar ni hacer demasiados equilibrios.
Yo, todo esto lo sabía, pero como me consideraba indestructible...
Pues que nada, que ahora estoy pagando mi estupidez y hasta os puedo decir más: pues que lo asumo y punto. Por tanto...a joderse toca...pero con la cabeza bien alta.

 

























SOMOS DOS

 

Con mi madurez de niño inconsciente e incomprendido
y con mi armario repleto de ropa que ahora no puedo usar,
voy a estribor y a babor,
ahora voy vestido de aquella manera tan sin apellidos
y en definitiva
voy queriendo lo que no debo querer
pero disimuladamente...

Creo que siempre he pecado
de querer lo que no puedo querer.

Y así, me fue...

Y todo esto dicho,
sin remordimientos que me atormenten por dentro
y todo esto dicho,
sin brillo de navajas que reclamen venganza
y sin que corra la sangre bajo mis pies.

Véis lo que soy,
pues así, soy,
Así de simple
y así de complejo
y así de complicado.

Y de nuevo demuestro
que uno más uno son dos
y la solución
no está
en decir que somos dos siendo uno
y porque insisto,
somos dos y muy diferentes.

Al final,
somos dos
pero a veces
somos uno
y muy de vez en cuando
somos dos en uno
pero solo muy de vez en cuando.


 




















FORGES

 




ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...