
por favor, perdóname,
y si no me perdonas,
casi me da lo mismo,
pues después de mil batallas,
después de cruzar las mares a remo,
de atravesar desiertos sin agua,
y de disfrazarme de mercenario,
sólo me queda una aliada,
y esa es la ¡esperanza!,
la esperanza de volverte a ver,
y como soy ciego y no veo,
y como soy sordo y no escucho,
sólo me queda el sentido del tacto,
y quiero tocarte y quiero acariciarte,
y quiero decirle a dios,
que yo sería feliz a tú lado...