Joan Margarit ("Literland")


 "La vida es, con la edad, un patio que da al norte

y tú lo has convertido en un jardín".


SOMOS...


 Somos lo que admiramos.

Ernesto Sabato


 "Uno termina por encontrarse al final con las personas que debe encontrar"

MARE NOSTRUM

 



Yo estoy aquí y vivo en medio del Mare Nostrum o Mar Mediterráneo. Y de mar, tiene aún algo o eso parece y de Nostrum, solo tiene el nombre, porque de mío no tiene nada y del resto, creo que tampoco tiene mucho. Es un mar contaminado, es un mar que sólo se mueve cuando los humanos cagan demasiado y entonces sobre su superficie, afloran los zurullos plastificados. Eso sí que debía ser motivo y causa para una guerra santa y donde participaría Guillermo Tell lucharía con su arco infalible y Ricardo Corazón de León con sus legiones y su alucine, aplastaría al enemigo.
Dentro de poco haremos carreteras sobre zurullos consolidados, secos y endurecidos como piedras, dentro de poco construiremos autopistas desde Grecia hasta Menorca o puede que algún avispado se le enciendan las luces y diga: ¿porqué no hacemos un gran aparcamiento? y ya veis en lo que va acabar el Mare Nostrum, por un lado un punto de entrada y por el otro, un punto de salida y por el medio, un inmenso aparcamiento de coches. Ya está, un gran aparcamiento y al carajo con el Mar Mediterráneo y un día existió y ya está, no hay porque darle más vueltas al asunto.
Las cosas pasan porque tienen que pasar y la Historia nos dice que los Dinosaurios existieron y hace millones de años de ello y por la misma lógica y por el mismo razonamiento, el Mar Mediterráneo tuvo su papel en la historia y ahora y perdonádme por mi sinceridad, viene lo más fuerte: al mar Mediterráneo le ha llegado su hora y yo ya tengo mi coche encendido y dispuesto a recorrer el charco.

EL YO PENSANTE

El yo pensante, decía Descartes, el Yo corpórea, insistía de nuevo el menda, el yo una mierda, digo yo pasado el tiempo. Pero hay que reconocer una cosa, el tío Descartes tenía pelotas, lo que pasa es lo que siempre pasa, que el tío se desbordó a si mismo y llego a pensar que existía un dios superior a todos los mortales. Bueno pues a mi no me pasa igual, es más con la edad y con los años, pienso que ahí arriba no existe nadie, que ese cielo que nos cuentan es un puto decorado pintado de azul cielo.
Y me importa un huevo que alguien se lo crea y lo que de verdad me importa, es que todos tengamos que comulgar con ello. Que nos dejen en paz los religiosos y los ayatolás de la película y si quieren tanto a dios, pues de acuerdo y sino lo quieren, pues también y si quieren a satán, pues que dejen en paz igualmente. Cuidado con el miedo, cuidado con ese ser traidor que nos hace ser más débiles, cuidado con ese ser o esa cosa que convierte el sol en penumbras, porque el mismo miedo es tan fuerte, que te puede hacer sentir lo que nunca quisiste sentir.
En lo único que estoy de acuerdo con Descartes, es en el YO pensante, ese que tenemos dentro y que piensa por y con nosotros. Pensar es sano y además no hace daño, pensar te ayuda, pensar te hace ver que no todos piensan, pensar es alucinante.

¿Y QUÉ PASA?


Sí, ya sé que soy un pringao y con una casa tan grande como es la mía, ya debía tener mi propio estudio y no eso de estar en la mesa del comedor escribiendo en una esquina. Pero como todo requiere su tiempo, tengo que seguir jodiéndome. Porque es demasiado el curre que tengo por el medio, porque tengo tres hijos en edad del pavo (tenía en el 2.015), porque quiero hacer mil cosas y todas al mismo tiempo, porque para escribir necesito tiempo y por supuesto y además, porque tengo que currar. Qué en definitiva, es con lo que me gano poder pagarme la comida.
Sí, si que estamos jodidos, que uno quiere tener un estudio de película y un buga que te cagas y un yate que babeas. Pero todo tiene su karma y su momento concreto y al fin y al cabo, todo se cumplirá con el paso del tiempo (o eso espero). Pero ya he dicho muchas veces, que mi virtud no es la paciencia, ¡es la impaciencia!. Y me como las uñas y cuando llego al hueso y ese hueso entra en mi boca, lo escupo igual que el hueso de una aceituna.
Porque ya puestos y lo digo así de claro, por la impaciencia no siento el dolor, hablo del dolor humano. Me puedo comer entero que yo no me entero, me puedo comer la mano o un brazo y preguntar de qué es esta carne tan sabrosa. Y que nadie piense que es para echarme piropos, ¿porque un desgraciado en que se puede piropear?, ¿en que me gusto delante del espejo?. Pues lo siento mucho, pero es una verdad como un templo. Me gusto hasta mirándome del revés y haciendo el pino. ¿Y qué pasa?.

SI SOMOS MUCHOS O SI SOMOS POCOS (2.015)


Mis 8, 10 o 12 horas diarias de escritura casi nunca faltan. Y ya sé que me paso dos pueblos y ya sé que hay muchas otras cosas que hacer, pero por ese mismo razonamiento, tengo que reconocer que estoy colgado, que estoy colgado como una ladilla de un pelo. Es droga dura esto del escribir y supongo que por lo tanto, más dura será la caída. Porque todo sube igual que baja y no hay estados permanentes de estar arriba o de estar abajo. Supongo que algún día me quedaré en blanco satinado. Pero mientras tanto voy a seguir metiendo la brasa.
Porque en éste momento pensaba, que yo soy inocente, pues nunca he matado a alguien, aunque es justo reconocer, que hay veces en que lo he pensado. Yo escribo, ¿y qué? y también digo muchas tonterías, pero con todo ello, no creo que haga daño ni a una mosca  mientras no se pose en mi sensible y delicada piel. Puedo molestar a algunos por ponerlos a parir y de vuelta y media, pero señores, ¡problema resuelto!, esos algunos nunca me van a leer. Selección natural, que se llama.
El borde, el pretencioso, el imbécil, el pijo relamido, el fascista, el codicioso, el insolidario, el explotador, el que padece de envidia cochina o de avaricia, el violador, el patético que solo da pena, el falso, el mentiroso... y no sigo, porque en realidad la lista se haría interminable. Me acabo de dar cuenta, que de ésta forma (con tantas excepciones), siempre serán muy pocos los que me pueden leer. Ya se sabe lo que dice el dicho que me acabo de inventar: "si somos pocos hacemos piña y si somos muchos, nos comemos la piña".

SOLO


Lo malo de estar tanto tiempo solo, es que después te acostumbras y ya no quieres estar con nadie más. Por lo menos es lo que a mi me está pasando. Me he hecho a ver mi cara de sapo, a meterme en la cama solo, a dormir abrazado a la almohada y hasta a darme un beso de buenas noches. Yo solo con mis manías desquiciadas, yo solo con mis pobres argumentos, yo solo ante mis paupérrimas dudas.
Y dicen que eso no es bueno, porque acabarás como un reptil que se retuerce sobre si mismo. Bueno, lo que digan los demás, me importa una mierda, pero algo de razón si tienen, porque voy cogiendo manías que rozan lo paranoico. Y lo peor de todo,  es que entre el surtido de mis deseos está, el aislarme más y más y el que nadie me moleste nunca más. Y así puestos, puede llegar el momento, en que me moleste todo, desde una voz hasta un chillido, desde una tos hasta que alguien estornude cerca de mí.
Yo que sé, visto así el tema, me veo encerrado en la torre de un castillo y siempre con el ojo avizor. Desconfiado y huraño, malhumorado o cabreado, amordazado por mis propios pensamientos y por el retorcimiento de mis intestinos. Bueno me veo así, como me puedo ver como el rey sol, dominando el mundo y todos bailando alrededor de mí. Depende del día lo veré de una u otra manera.

Mario Benedetti


 «Yo tuve que morir un par de veces para aprender a valorar la vida, y cuando hablo de morir no hablo de dejar de existir. Hay situaciones que matan tu espíritu y mueres aunque estés respirando»

Lo siento...lo siento...lo siento...

 

Lo siento...lo siento...lo siento...

por el camino he perdido hasta el aliento

y no me queda nada en la trastienda

el vacío se ha apoderado de mi fuero más interno

además de que la mierda está tapando mi boca.

Y no me queda nada más

que el halo que exhalo

mi cordura está desorientada

mi esperanza es una quimera que huele a viejo pino

y yo vivo dentro de un inmenso agujero negro.

TÉCNICO MARCIANO


Pues por fin hoy vino el técnico Marciano para arreglarme el Lavavajillas y 5 días después del aviso y porque venir desde Marte lleva su tiempo. Y va el menda y quita dos huesos de aceituna del desagüe y ¡hale! 52 euros del ala. 2 minutos y al carajo...el minuto a 26 euros. Y después dicen que sólo el técnico Marciano pueden tocar los aparatos. La próxima vez abro yo el aparato en canal y si no sé que hacer (que no lo sabré) pues me cago dentro y ya está...¡por lo menos me quedaré más contento!.

VIERNES


 Pues hoy es Viernes y para algunos el Viernes es la hostia bendita y porque es la antesala del fin de semana. Para mi y para otros muchos que curramos los fines de semana (no todos, pero si algunos)...¡no!. Para nosotros es una simple día más de la historia cotidiana. Pero eso sí, se agradece que la gente esté de mejor humor y con esas inútiles ganas de pensar que en el fin de semana van a pillar algo extraordinario...Pero la vida funciona así y cada Viernes es la misma cantinela: éste finde me lo voy a comer todo ...Y señores, después del finde llega el Lunes otra vez y lo único que se han pillado, es una buena resaca.........

¡y que pena de pueblo!.

 


En mi Pueblo hay ciegos que venden cupones que no son ciegos, y son más bien golosos del merengue relleno de dulce de leche y que sólo ven un poco nublado cuando hay nubes bajas. También hay Munipas Locales de Es Castell, que son conocidos en todo el mundo por su sagacidad para resolver los grandes casos que a su vez, nadie es capaz de solucionar. En realidad en éste Pueblo nunca pasan casos importantes y porque sino iríamos de culo y sin frenos. Y hay un alcalde Pepero (en 2.015) que al parecer va a seguir en el mismo sillón y el gran problema ya no lo es él, qué también, sino que por detrás arrastra a toda una pandi de infumables peperos. Y ¡qué pena de vida!, y ¡qué pena de historia!...y sobre todo ¡y que pena de pueblo!.

SUPERMEGAGRANDILOCUENCIA



 Me encanta pensar en como saldrán del embrollo los que usan expresiones supermegagrandilocuentes: todo es superguai, todo es más que maravilloso, no hay en el mundo algo mejor que esto, es lo mejor que he visto en mi vida, esto es mejor que el caribe...y claro y visto lo visto, aún no hemos visto nada, pues sólo hemos visto esa parte y lo que nos queda por ver me intriga el saber ¿qué expresión usarán estos hiperexagerados cuando la situación requiera una verdadera exageración?. Y entonces para ellos, esto es o será: ¡superdesuperdesuperdemegamejorquenadaenelmundoyentodaslas galaxias!...

Y eso...y eso, que no soy un tipo AGRESIVO...


 A algunos les daría de ostias hasta en el paladar blando, que dicen que ahí duele mucho...pero eso me temo, que no lo puedo decir en público (o que no debo). En público tendría que decir: "querido imbécil de mierda no te doy de ostias porque me voy a manchar la camisa con tu sangre de rata inmunda y tío... y tío por una sóla vez y sin que sirva de precedente, hasta voy a ser empático y asertivo y te voy a escuchar. Entonces oyes y escuchas sus balbuceos de grillo reprimido y ahí si que se te confirma más el asunto: te voy a dar de ostias hasta que te gire la cabeza como a la niña del exorcista. Y eso...y eso, que no soy un tipo AGRESIVO...


 

AL CAER EL SOL (Karmelo C. Iribarren)

 

Nunca lo he visto antes,
pero conozco
a ese hombre.
(Si me acercase,
distinguiría en sus ojos
ese brillo gastado,
como sin vida,
que tanto me recuerda, por cierto,
a los oficinistas
de mi infancia).
Pronto
se llevará la cerveza a los labios,
le dará un sorbo,
y volverá a dejarla
suavemente sobre la barra.
Sin prisa. No la hay. No le hace falta.
Nada nuevo va a ocurrir
y lo sabe. Se encuentra
más allá de la esperanza,
en su perpetuo
atardecer.
Conozco a ese hombre, sí,
y me da miedo.
A veces, de madrugada,
poco antes de acostarme, me mira
desde el espejo.

TUTE


 

FORGES


 

Rosa Luxemburgo


 "Quien no se mueve no escucha el ruido de sus cadenas."


WALT WHITMAN


Yo soy Walt Whitman…
Un cosmos. ¡Miradme!
Si no me encuentras enseguida,
no te desanimes;
si no estoy en aquel sitio
búscame en otro.
Te espero…
En algún sitio estoy esperándote.


 

IRENE VALLEJO (Todavía no)


Los relojes y nuestra conciencia miden el tiempo de manera diferente. Incluso sin conocer las teorías de Einstein, todos somos relativistas temporales. Para tu hijo de seis años, un adolescente es alguien “muy mayor”; en cambio, tu madre alude a sus amigos como “chicos de mi edad”. A ojos de cada cual, jóvenes son siempre sus coetáneos. Llevamos la juventud con nosotros, la expandimos a medida que sumamos años. Sorda al diccionario y al calendario, la palabra se vuelve elástica al brotar de nuestros labios.
El discurso público, las imágenes fabricadas por la moda, la publicidad y las canciones adulan el atractivo juvenil. De la vejez se habla con sentimentalismo —o, más a menudo, se guarda silencio—. El cuerpo de los unos se exhibe sublimado, mientras los otros se sienten invisibles. Envejecer es tan inevitable como imperdonable: nuestros inviernos nos empujan hacia la fecha de caducidad social. Cuentan que la escritora Agatha Christie recomendaba emparejarse con arqueólogos, los únicos capaces de encontrarte más interesante cada año. El imaginario del espectáculo esconde a los ancianos, los convierte en extraños, un menosprecio inconcebible en los orígenes de nuestra civilización. La Ilíada culmina con una escena poderosa: el viejo Príamo acude a reclamar el cadáver de su hijo Héctor, besando las manos de Aquiles, su asesino. Rodeados por la sangre y el horror de la guerra, el desconsolado rey y el conmovido guerrero, un anciano y un joven, lloran juntos por su desgracia.
La ciencia arroja luz sobre este lazo generacional: los biólogos han comprobado que las crías de cetáceos con abuelas sobreviven mejor. De hecho, la prolongada vitalidad tras la edad fértil es un don extraordinario de la naturaleza a nuestra especie. Estudios sobre las últimas tribus cazadoras-recolectoras del planeta, como los hazdas, muestran que la diferencia entre tener o no tener una abuela viva aumenta enormemente la esperanza de vida infantil. Gracias a la colaboración de los mayores, nuestra especie es más numerosa y longeva; y la vida, menos endeble. Sus cuidados a los nietos son una inmensa riqueza silenciada. El éxito demográfico del ser humano se debe precisamente a la capacidad de crear fuertes vínculos entre generaciones. En la última película de Kurosawa, Madadayo, los alumnos acuden cada primavera a celebrar el cumpleaños de su anciano maestro, ya retirado en el campo. Repiten el ritual aprendido, elevando un vaso de cerveza: “¿Estás listo, profesor?”. Y él, año tras año, responde: “Todavía no, todavía no”, porque aún se siente anudado a la vida. Hoy más que nunca, corremos el riesgo de agravar los estereotipos y ahondar la grieta entre la juventud y la vejez. Nuestra época parece mirar la edad tardía como una carga, mientras cargamos sobre sus espaldas el peso de los niños. Les exige sostener con sus ingresos y apoyo el andamiaje familiar, y a la vez les invita sutilmente a encerrarse en sus casas, aislados del escenario social.
Por eso vuelves ahora a las primeras estrofas de la Ilíada, teñidas de peste y cólera. Tras nueve años de asedio infructuoso a la ciudadela troyana, los griegos capturan a la joven Criseida y la sortean como botín de guerra. Crises, el encorvado padre de la chica, suplica al general enemigo ofreciendo un rescate, pero sólo recibe palabras ásperas y despectivas: “Viejo, que no vuelva a encontrarte junto a las cóncavas naves. No pienso dejar marchar a tu hija. Vete y no me provoques”. Crises, en humillado silencio, se aleja con paso frágil. Airado por el maltrato al anciano, Apolo castiga a los arrogantes con una enfermedad mortal. Durante nueve días, las flechas del dios furioso sobrevuelan al ejército invasor, dejando una oscura estela de muertes, hasta que los griegos piden perdón a Crises y le devuelven a su hija. La epopeya que dio origen a nuestra literatura se abre y se cierra con un elogio a la dignidad de los mayores. El mito nos invita a estrechar el abrazo entre las generaciones: la primera epidemia europea narrada por poetas terminó gracias a un acto de justicia y amabilidad hacia un anciano.

HARUKI MURAKAMI


 

ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...

  Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...