Hoy, ¿como podíamos llamarlo para que no lastimara mi ego?, porque el día fue tonto hasta su médula y ese sentimiento tan penoso, me produce un dolor inmenso. Bueno y como dirían en las películas, fue un día de acción: fue un día de subir y bajar escaleras, de llevar pacientes medio moribundos y a punto de petar, de volar por los oscuros aires de la Isla, de decir muchas tonterías para no aburrirme, de comer a medias y a toda prisa, de casi dormirme después de comer pero como el deber me llamaba, me tuve que joder la siesta. En fin, un día bonito para contarles esas batallitas a los nietos, pero mi fondo personal se ha quedado vacío. Yo hubiera querido tener más chicha, tener más entusiasmo, tener más ganas de reír y de currar o sea, haber echado más sangre en el asunto.
Pero sabemos y sino lo sabemos, os lo digo yo, que cuando Dios creó al mundo dijo: humanos tendréis días malos, tendréis días buenos y tendréis días amorfos e insaboros y hoy es un día de estos últimos. Y que tampoco nadie piense lo contrario, o sea que es un día de derrota, porque no lo es, es un día de corcho y punto. ¿Y como explicarlo mejor?, pues vas a currar porque tienes que currar, vas a comer porque tienes que comer y vas a cagar porque tienes que... y en esa cadencia y en ese orden preferente, aunque el orden me da igual, el orden es aleatorio pero la vida no lo es y al final funcionas siguiendo lo apuntado o lo que tienes que hacer.
Cuando nacimos nadie nos explicó que habría días así, ni después tampoco. Aprendimos a base de pasar días en blanco y siempre preguntándote ¿el porqué?. Y yo ya voy a cumplir 60 tacos y sigo preguntándome ¿el porqué?. ¿Porqué de repente te quedas sin sangre?, ¿porqué te levantas desganado?, ¿porqué eres inapetente?, ¿porqué no sientes, ni padeces? y ¿porqué te haces indiferente?. Y el que lo sepa, que me lo diga, que por favor me lo diga, porque la indiferencia es superior a mí, pues yo soy de cara A o de cara B y no entiendo el puto equilibrio de los neutrales.
Pero sabemos y sino lo sabemos, os lo digo yo, que cuando Dios creó al mundo dijo: humanos tendréis días malos, tendréis días buenos y tendréis días amorfos e insaboros y hoy es un día de estos últimos. Y que tampoco nadie piense lo contrario, o sea que es un día de derrota, porque no lo es, es un día de corcho y punto. ¿Y como explicarlo mejor?, pues vas a currar porque tienes que currar, vas a comer porque tienes que comer y vas a cagar porque tienes que... y en esa cadencia y en ese orden preferente, aunque el orden me da igual, el orden es aleatorio pero la vida no lo es y al final funcionas siguiendo lo apuntado o lo que tienes que hacer.
Cuando nacimos nadie nos explicó que habría días así, ni después tampoco. Aprendimos a base de pasar días en blanco y siempre preguntándote ¿el porqué?. Y yo ya voy a cumplir 60 tacos y sigo preguntándome ¿el porqué?. ¿Porqué de repente te quedas sin sangre?, ¿porqué te levantas desganado?, ¿porqué eres inapetente?, ¿porqué no sientes, ni padeces? y ¿porqué te haces indiferente?. Y el que lo sepa, que me lo diga, que por favor me lo diga, porque la indiferencia es superior a mí, pues yo soy de cara A o de cara B y no entiendo el puto equilibrio de los neutrales.