
Acabo de descubrir que Martin Lutero King cuando dijo aquella famosa frase en un discurso político y reivindicativo no empezaba por "yo tuve un sueño" y en cambio era "yo tengo un sueño" y ahora voy yo y meto en el medio y yo tuve y tengo los dos tipos de sueños. Tuve muchos sueños, que digo, muchísimos y cada cual más entrañable cuando soñaba cosas bonitas. Cuando eran cosas feas que también las tuve en numerosas ocasiones, les llamaba pesadillas. Y también tengo sueños y hoy tuve uno y como sueño todo es demasiado surrealista y mezclo situaciones, lugares y personas que a lo largo de mi vida me dejaron alguna huella en mi memoria y de ahí saqué un revuelto de todo y esa es la narración resumida de mi sueño. Y ahora sigo marcado por ese sueño y no se me va de la cabeza y me viene a golpes y después de cada golpe el mismo se vuelve a escapar de mi memoria. Y así he estado desde que me he despertado, pero creo que es imposible de explicar y porque cada personaje pertenece a un mundo completamente distinto y nada tienen que ver los unos con los otros, salvo en mi sueño, claro. Me siento como si estuviera de resaca y porque me siento confundido y empanado, faltan el mal cuerpo y el dolor de cabeza y esa náusea que viene y se va. Yo de resacas era un ser muy experimentado y es que durante un período largo de mi vida me bebía hasta el agua de los floreros y por tanto al día siguiente las resacas eran tremendas, eran de otro mundo. Siempre me preguntaba porque había bebido tanto y además, que coño buscaba con ese ciego tan bestial y tan dañino y vomitivo. No sé, vivía confundido en medio de aquellas selva social y es que no me gustaba nada su forma de funcionar. Pero eso no es una excusa para seguir bebiendo, pero seguía y entonces es de suponer que había otras cosas que me empujaban a beber. Tengo en mente el viejo tópico, de que yo no me quería y en parte era verdad, no me sentía a gusto conmigo mismo, odiaba alguna de mis formas de actuar y porque no me sentía limpio de alma y totalmente sincero al decir las cosas que sentía.
Buscaba en mí una nueva forma de comportamiento pero claro al beber como un cosaco todo se quedaba en agua de borrajas y ya puesto y colocado, ya perdía la noción de mi propio comportamiento social. Y yo que sé como me comportaba en medio de aquella música puesta a todo volumen, bailando como si estuviera poseído y con un halo alcohólico que espantaba hasta las moscas. ¿Que conversaciones interesantes y profundas podía tener estando en ese estado?...pues al final, no tenía ninguna y me iba solo a casa y porque en el fondo del problema estaba en que yo buscaba una compañía que me comprendiera tal y como era. Vano intento y que pérdida de tiempo. Yo de aquellas era un bebedor compulsivo de fin de semana, lo cual significaba que un día me bebía el Atlántico y como la resaca me duraba el resto del fin de semana, el tema se reducía un día y a una noche que nunca se acababa y porque sabía que solo tenía esa noche para estar en ese estado tan patético. Yo era consciente de lo que era y de como estaba, pero yo no encontraba una alternativa más válida y porque no sabía como buscarla o porque no creía que hubiera otra.
Después de unos cuantos años, pasé a un fase más tranquila y sosegada. Empecé a aceptar que había otras cosas por este mundo de dios con las que podía disfrutar más o mucho más, desde un simple paseo por la playa con la marea baja, desde adentrarme en cualquier hermoso bosque, desde simplemente hablar y sin buscar solucionar el mundo en ese mismo instante, desde comer y disfrutar de los sabores, desde llenar los sentidos visuales ante la belleza de un paisaje, desde susurrarte algo bonito y observar tu sonrisa, desde querer como nunca antes había querido, desde tener el placer de sentirme persona humana y humanizada, desde que acepté las tardes como mías, desde que dejé las noches para dormir y soñar, desde que tuve tres hijos a los que quiero y seguiré queriendo, desde que la vida me enseño que hay más que suficientes motivos para seguir viviendo y no querer bajarse de ese tren tan placentero, desde que soy viejo pero no me muero por ello, desde que la vida es un usufructo que me han dejado y con la condición de tener que amarla y cuidarla y hacerlo desde una infinita secuencia de razones. Yo amo a la vida y ella me ama.