LOS INSOMNIOS

Ya estamos en traje de noche o sea, en pijama. Ya son las 11 de la noche y estoy a punto de pasar página o de pasar de día. A las 12 tocan las campanas de la Iglesia, esa misma campana que en otros tiempos me despertaba a las 3 o 4 de la mañana y ya me dejaba en la dulce compañía del insomnio, ese amigo que acabó siendo mi gran enemigo, mi gran enemigo aborrecido. Noches y noches de insomnios, de tener que oír la puta y odiada campana cada media hora y esperando no tener que escuchar la siguiente, pero mi gran castigo era ese, el tener que escuchar la monotona melodía de las campanas. Hay que estar muy estable para soportar el aburrimiento de las noches de insomnio y yo ciertamente, no lo estaba.

Ahora ya no me cuesta tanto el conciliar el sueño, bueno me cuesta un poco, pero desde luego no tanto como antes. Y eso que antes me atiborraba de pastillas dormideras, sí de esas que no te dejaban soñar y que me daban una resaca de cojones. Y si con eso no me llegaba, hacía una mezcla casi mortífera: pastillas y alcohol y hasta caer casi muerto y pasaba que cuando se acababa el efecto de ese mejunje, que más o menos se acababa sobre las 3 o 4 de la mañana, pues que una simple campanada de Iglesia me despertaba y ahí me planteaba que hacía: si me tomaba más de esas drogas, sabía que por la mañana iba a ser una marmota y sino las tomaba, el Insomnio me ofrecía su hombro de amigo o de enemigo.

Muchos años dormí de esa manera tan química o tan artificial y ahora sé que durante esos años no tuve sueños, sólo tuve pesadillas. Es más y siendo claro, no recuerdo ninguna de las dos cosas, ni los sueños, ni las pesadillas, es decir, no recuerdo nada de nada. Sólo recuerdo el caer de sueño y de forma automática y como un saco muerto. La inducción automática del sueño o la animalada más bestia. Y por supuesto que no me siento orgulloso de ello y por eso describo el asunto de una forma tan cruda. Lo único que me pasa es que de alguna forma me arrepiento y sobre todo me arrepiento de haber destrozado un poco más mi sufrida cabeza. Y dicen que nunca es tarde para arrepentirse y creo que es verdad, por lo menos a mí me ha dado tiempo al más sincero de los arrepentimientos y para no volver a tomar ninguna de las dos cosas: ni pastillas, ni alcohol.




RIESGOS

Me da que ya nos conocemos o que ya nos vamos conociendo, que escrito tras escrito yo me voy desgranando a poquitos. Claro que esto es unidireccional y sólo soy yo el que se descubre, pero bueno esa fue mi apuesta, el conseguir desnudarme delante de todo el mundo y sin importarme para nada lo que piensen los demás. Aunque lo de para nada, suena a quimera utópica o a mentira cochina y porque algo siempre importa. Bueno, es un riesgo que corro y yo sé que si uno de mis escritos cae en malas manos, me puede acarrear tener problemas. Pero bueno, todo depende de como te encuentres y como hasta ahora me encontré fenomenal, la verdad es que no me importaba, pero también tengo claro, que no siempre va a ser así.

Por lo menos habré subido el dintel de mis sensibilidades, es decir, si antes me sentía afectado por el mal vuelo de una mosca cojonera, ahora espero que ese mal vuelo de mosca, me sirva de acicate o de reacción. En definitiva, yo digo o quiero no molestarme por los simples improperios que digan los demás y a palabras soeces, oídos sordos o como se diga. Antes iba de tío susceptible y sensiblero y para ello me disfrazaba de pobrecito de los que dan pena. Como se dice, me pasaba el día rogando y poniendo cara de pena.

Y no es que ahora sea un Jabato invencible, pero sí que he subido mi dintel de sufrimiento. Ahora tiene que ser una cosa importante o un insulto agresivo, para que mis nervios de acero se conviertan en rotas cuerdas de arpa. Y como véis algo es algo y algo es menos que nada y lo que parece una puta tontería a veces tiene más importancia que los grandes hitos históricos. Por eso, yo no digo más que lo que digo, que mi umbral del dolor está mucho más arriba y me refiero al dolor del alma, porque de cuerpo más o menos sigue siendo el mismo. De todas formas si uno está fuerte en el alma, pasa que el cuerpo siempre acompaña al alma y por tanto, estás creando dos fortalezas al mismo tiempo.

HOY ME VISTO DE OTOÑO (Poema)

Hoy me visto de hoja caduca,

de amarillo con un ligero tono marrón

y de verde, si me arrastro por el suelo

y si emprendo el vuelo...

y si emprendo el vuelo me visto de gris,

de gris y todo acicalado

y hoy, soy como un mar de dudas,

floto entre interrogantes

y me desvelo por las injusticias

y es que así soy yo,

me visto de otoño antes del otoño, 

me disfrazo de chopo o de olmo

y como un pavoreal extiendo mis alas,

yo soy otoño

y como otoño digo:

que ésta estación está inagurada.

DÍAS TURBIOS

En días turbios, como el de hoy, es cuando dicen que el alma sale a reflotar y porque el alma no necesita de grandes luces que la iluminen, el alma tiene o no tiene, luz propia. O sea al alma le gusta salir en días nublados o en días amorfos y será rica en sentimientos si el alma está recargada de ellos, sino, hay que joderse y esperar a que venga otro día mejor. Son cosas que no se pueden forzar y además pasa, que cuanto más te esfuerces, peor será y porque el alma no acepta presiones y chantajes y por tanto con ella, no se puede negociar. Yo estoy es ese punto de discernir en que estado real está mi alma, no sé muy bien si está a tope o si está en sus horas más bajas.

De todas formas no hay excesiva prisa, hay alguna y porque siempre te puede la curiosidad. Hombre en principio uno siempre espera que el día actual sea el más grande de todos y por ello, te levantas con esa esperanza y es una pena que esa esperanza no sea real, pero así está escrito y con buena letra en el libro de la vida. La esperanza es subjetiva y por tanto, es un deseo que muchas veces no se basa en nada y que en otras, tampoco se basa en nada, pero que por efectos de la magia vital se convierte en una realidad. Sí, la puta varita mágica es la que te va a decir si el día se tiñe de colores o que simplemente se queda en blanco y negro.

Y mientras existe el poder de la magia, estaremos salvados. Porque sino llegaría un momento en que todo sería predecible por ordenador. O lo que es lo mismo, te pondrías los días a la carta y hoy quiero ser más feliz que una perdiz y mañana también..., pues creo que nadie se pediría un día triste y apagado y eso nos llevaría a montarnos un MUNDO FELIZ. Que no sería feliz, pues no se puede ser feliz sin saber lo que es ser infeliz, pero bueno, seríamos felices por decreto ley. Y hacia eso vamos, vamos hacia un mundo donde se vende la felicidad en pastillas. Claro y menos mal, que les falta un huevo y la yema del otro, para llegar a conseguir ese tipo de estado colectivo y porque de momento no tiene puta idea de como funciona nuestro cerebro.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...