MATILDE ASENSI


" Sin embargo, a poco que nos armemos de valor, demos un paso atrás y como ejercicio, miremos el mundo desde puntos de vista diferentes al nuestro, descubriremos y aprenderemos la más importante de las lecciones: la INCERTIDUMBRE. La verdad os harás libres, dijo Jesús. Sí, pero la verdad la escriben los vencedores, así que, para ser realmente libres, sólo tenemos la incertidumbre, la desconfianza y la duda".

"El regreso del Catón". MATILDE ASENSI. 

RABINDRANATH TAGORE

 

Durante muchos años

sin reparar en gastos

he recorrido muchos países

he visto las montañas más altas

y océanos enormes...

y sin embargo descubrí el brillo del rocío

en la hierba a la puerta de mi casa.

JOAQUÍN CAMPS

 

 

 


A veces inventamos personas
y las inventamos tan bien y tan a nuestra medida
que se hace muy difícil olvidarlas.
Y es muy doloroso.
Es como si mataras algo en tu interior,
porque, en efecto, sólo es allí donde han habitado.

JOAQUÍN CAMPS

LA VIDA SIGUE (Karmelo C. Iribarren)

 

 LA VIDA SIGUE

La vida sigue –dicen–,
pero no siempre es verdad.
A veces la vida no sigue.
A veces solo pasan los días.

TRAFICANTES DEL TIEMPO (Irene Vallejo)

 

TRAFICANTES DE TIEMPO (Irene Vallejo)

Artículo publicado en El País Semanal el 6/12/2020
«Igual que tú, el niño siente la impaciencia del deseo —lo quiero ya—, pero no puede comprender la razón de la prisa. Para qué sirve la rapidez, cuando el placer consiste en entretenerse, remolonear y ser lentos. Qué inexplicables le parecen vuestras bruscas urgencias, los espabila, los venga vamos, los así no llegaremos nunca. Experto en demoras, se recrea en cada juego, en el peldaño de cada escalera, en cada excursión, como una historia interminable. Tu hijo intuye que el amor exige prodigalidad temporal. Si quieres a alguien, le das tu sosiego, tu desaceleración, tu olvido de los relojes.
Sin embargo, tu pequeño sibarita tiene serios competidores: cada instante, los dispositivos digitales y sus voraces pantallas batallan por secuestrar nuestras horas. Los gigantes tecnológicos codician miradas absortas para subastarlas en un frenético mercado de la atención. Las aplicaciones y las redes sociales son gratuitas solo en apariencia. No pagamos por ellas porque el producto es en realidad otro: nuestro tiempo. Hechizados por imágenes palpitantes y estímulos adictivos, regalamos información sobre nuestros gustos, movimientos, opiniones, miserias y sueños. Cuanto más, mejor: alimentamos bancos de minutos y bases de datos que las empresas venderán al mejor postor y que retornarán en forma de publicidad y propaganda personalizadas. Somos nosotros quienes estamos en venta.
En los años setenta, antes de la expansión de Internet y los primeros móviles, un autor de literatura infantil, Michael Ende, escribió una fábula visionaria sobre el saqueo de nuestro tesoro temporal. Los habitantes de una gran ciudad empiezan a recibir la visita de unos misteriosos hombres vestidos de gris, agentes de la Caja de Ahorros del Tiempo. Estos persuasivos recién llegados prometen suculentos intereses a la gente que deposite en su banco las horas ahorradas cada día: en lugar de media hora, dedique un cuarto de hora a cada cliente; reduzca el contacto cotidiano con su anciana madre a unas breves palabras; mejor aún, alójela en un buen asilo, pero barato, donde cuidarán de ella; no pierda ni una fracción de sus preciosos días en cantar, leer o en compañía de sus amigos. Los traficantes de tiempo van conquistando calladamente la sociedad, sin ninguna resistencia. La ansiedad, la urgencia y una prisa obsesiva se apoderan de la gente, que sigue ciegamente los consejos de los trajeados hombres grises tomándolos por decisiones propias. “Un negocio difícil, sangrarles el tiempo a los hombres, segundo a segundo. Nosotros nos lo quedamos, lo necesitamos, lo ansiamos. No sabéis lo que significa vuestro tiempo. Pero nosotros lo sabemos y os lo chupamos hasta la piel. Y necesitamos más, cada vez más”. Solo Momo, una niña huérfana que vive entre las ruinas de un anfiteatro romano, y la mágica tortuga Casiopea consiguen desenmascarar y derrotar a los grises banqueros que aspiran el humo de instantes usurpados.
Frente a nuestro empeño en digitalizar la educación, los gurús informáticos de Silicon Valley están criando a sus hijos sin pantallas. En los carísimos colegios privados de la meca tecnológica, los niños hacen sus cuentas con lápiz, cuartillas y arcaicas pizarras provistas de tizas de colores. Algo huele a podrido en California, cuando los propios cocineros prohíben a su familia saborear el mismo plato que nos ofrecen.
En la mitología clásica existió una divinidad llamada Momo, como la niña de Ende. La legendaria Momo encarnaba la burla irreverente hacia todos, incluso contra los habitantes del Olimpo: opinaba con ironía que la creación de los seres humanos estaba sobrevalorada. A su juicio, los dioses deberían haber previsto una pequeña puerta en el pecho que permitiera vigilar nuestras verdaderas ideas y sentimientos sinceros. No imaginaba que, algunos milenios más tarde, regalaríamos con ligereza datos vitales sobre nuestra salud, nuestras ideas políticas y nuestros secretos, auténticas semillas de control. Hoy, esa portezuela que soñó Momo existe, y ciertas empresas la abren para hurtarnos el tiempo y la intimidad con la ganzúa de nuestras horas cautivas».

LA CARENCIA (Alejandra Pizarnik)

 

𝑳𝒂 𝒄𝒂𝒓𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂 / 𝐴𝑙𝑒𝑗𝑎𝑛𝑑𝑟𝑎 𝑃𝑖𝑧𝑎𝑟𝑛𝑖𝑘


Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

REFLEXIÓN EN CADENA

 


A veces no es necesario buscar en tus propias palabras porque ya está todo escrito y recuerdas esa frase de E. Hemingway que leíste hace ya tiempo: "La mejor forma de averiguar si puedes confiar en alguien es confiar en él." y que te lleva, irremediablemente y casi sin pensarlo, a lo que escribió J. Saramago: "Dentro de nosotros existe algo que no tiene nombre y eso es lo que realmente somos." y te hacen comprender lo que dijo A. Pizarnik: “Cuídate de la sombra de su sombra”. Y pareces perdida y sin palabras hasta que recuerdas lo que le leíste a S. Plath “No es noche ésta de ahogarse” y lo que dijo G. Sainz:  "Comprenderlo todo es ver que nada podría haber sido de otro modo del que es." y decides lo mismo que en su momento hizo Chang Soo Ko "Tu voz que salió de la penumbra regresa a la oscuridad.", porque crees lo que dijo R. Tagore: "Yo sé que las nubes duran sólo un momento y que el sol es para todos los días." Y al fin, te quedas con la gran verdad que encerraban las palabras de B. Prado: “Lo que importa de un poema es en quién te convierte”. Y sabes que ya está todo escrito.

Si Hoy Volvieras (Alfonsina Storni)

 

Si hoy volvieras
con los ojos cargados de promesas,
con las manos cargadas de caricias;
si hoy volvieras
con la mente ya limpia de traiciones,
con el alma ya limpia de rencores
¿qué podría yo darte?
Mis ojos ya vieron muchos paisajes,
mis manos se han hastiado de caricias,
tu imagen se ha borrado de mi mente
y tengo un alma nueva cada día...
Si hoy volvieras a amarme,
serías en mi vida un pobre extraño;
para el perdón, el tiempo no ha corrido,
pero para poder amarte es ya muy tarde.

"vivir es soñar"



No

no me asusto cuando te veo.


O mejor dicho

no me asusto

cuando imagino que te veo.


Porque entre tú y yo,

ha crecido un río y una cordillera que no tiene fin.


Sé que estás al otro lado

porque a veces escucho susurros

y palabras entrecortadas

que llevan tu cara.


No me recuerdes mal,

recuérdame

como el que fui antes

de ser como ahora soy,

antes de...

antes del cataclismo final,

donde ni se pudieron salvar los muebles

y donde la rabia salió a cabalgar.


No,

no me recuerdes mal,

recuérdame

como aquél tipo

de trato amable

de caminar cansino

que hablaba por hablar

y que tenía como lema:

"vivir es soñar".

NO DEJO DE PREGUNTARME...


 


No dejo de preguntarme...

¿si yo quiero volver a vivir en mi

tierra gallega?,

¿si la echo tanto de menos?

y claro que la echo de menos...

pero ahora he escogido ser un apátrida sin

reino amurallado al que defender,

me siento forastero o extranjero por donde vaya

y no hace falta salir de España,

en ésta misma Isla en donde vivo,

me siento de fuera o forastero

y tal y como hacíamos nosotros en mi Galicia natal,

hay veces, que me cierran el acento de tal manera

que no me entero de la mitad,

pongo cara de que me entero

pero sólo me entero de la mitad.


Ahora bien, en Cádiz me pasaba lo mismo

y esos giros copérnicos de como se comían las palabras

y se comprimían cinco palabras en una sola

me dejaban fascinado por esa magia lingüística,

y por como aspiraban letras, verbos, sílabas y adverbios,

y aún así y todo

entre ellos se entendían.


También es verdad,

que con el tiempo te ayudas del contexto,

de los gestos

de las muecas

hasta del tono que usa el que narra o dice

y te acostumbras a ir descifrando las curvas del acento cerrado

y en definitiva,

te acabas enterando de casi todo,

pero eso sí,

es como un sobreesfuerzo continuo y cansino...



Yo me planteo que a mis 64 años (ahora 65)

uno no está para tanto estrés emocional.

pero ante todo... respeto el idioma de cada uno (sólo faltaba)

y si quieren hablar en sánscrito judeo masónico

son muy libres de hacerlo,

al fin y al cabo, yo soy el extranjero apátrida

que no tiene banderas.


Además... en realidad,
¿uno para que quiere enterarse de todo?.

Con la mitad nos debía de llegar,

pues la tendencia es la contraria,

sobran muchas palabras,

hay exceso de circunloquios y de verborreas,

y creo,

que hasta de diarreas.

ANTONIO MUÑOZ MOLINA


 

25/04/2021 Dosis diaria de Muñoz Molina:

"Aparte de la fea y negra dictadura de Franco, con su cohorte de uniformes y sotanas, los dos acontecimientos que modelaron tempranamente mi conciencia política fueron el golpe de estado de Pinochet en Chile y la revolución de los Claveles en Portugal. Abrir el periódico el 26 de abril de 1974 y leer que en el país de al lado unos militares progresistas habían derribado pacíficamente una dictadura fósil de casi medio siglo fue y sigue siendo una de las grandes alegrías políticas de mi vida.
Quizás por eso me emociona más esa protesta mesurada y rotunda en el parlamento portugués: escuchar Grandola, vila morena, que forma parte de mi memoria más honda, y ver a la gente cantar con rabia y melancolía y comportarse con esa buena educación portuguesa, incluso en la abierta rebeldía, tan lejos de la propensión española a las interjecciones crispadas, al grito bronco y amenazador".

(A. Muñoz Molina, "Vila Morena", web del autor, 19/02/2013).

Esdras Parra (Blog "Glup 2.0")

                                                                                                    


Aquí no espero nada y es como si dijera

todo

doy un paso sobre esta ceniza

para justificarme, para extender mi

oscuro rumor dentro de mi sangre

y llevar la tierra hacia ningún lugar

con el tiempo intacto y apretado

a mi alrededor

y esta clave, la claridad que encierra

mi caparazón

hecha del mismísimo hueso.


Esdras Parra
.

LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES


 


Hoy es sábado (hace 1 año, era sábado)
y día 25 de abril,
día de la revolución de los claveles en mi Portugal del alma.
Un día como hoy
los portugueses se pusieron las pilas
y salieron a la calle a reclamar libertad
y los claveles les sirvieron como balas mudas,
claro que si te disparaban un clavel
te enamorabas de quién lo disparaba.

Las bocas de todos los fusiles
fueron silenciadas por millones de claveles,
romántico,
poético,
apoteósico,
tierno,
utópico pero real como la vida misma.

El problema vino después,
de todo lo que pedía el pueblo
al final, se quedó en la mitad.
Pero eso nos pasa con todo,
tú pides y exiges
y después,
te dan gato por liebre,
o te venden todo como bueno
y en realidad, sólo funciona al 50%.

Se necesitaría de nuevo, (ahora estamos en 2021 y es Domingo)
otra revolución de los claveles
(hablo de éste país, tan nuestro. España)
y para tapar bocas
y sellar labios
de los que nos amenazan
y se mueven entre esas sombras siniestras
que nos recuerdan a lo peor del ser humano.
Rezuman racismo y clasismo
sudan machismo,
son violentos desde su nacimiento
y les encanta matar animales,
en fin, son fascistas que se retuercen de rabia
y el odio es lo que revuelve sus entrañas.



JULIO CORTÁZAR