Hoy fui al cine, todo un acontecimiento para mi, teniendo en cuenta que hacía muchos meses que no iba. Bueno me entusiasmó como siempre que voy a ver una buena película y cada vez que me pasa eso, me juro y me perjuro que tengo que ir más al cine, después se queda entre los juramentos incumplidos. Bueno vamos al grano, la película que fui a ver era, "Pacto de silencio", de Robert Redford y todo un elenco de buenos actores. Me gustó y digamos que sobre todo me sorprendió y me explico. Me gustó porque está bien narrada y al mismo tiempo es dinámica y si tengo que poner un pero, es a la interpretación de Robert Redford en su papel de padre. Estaba demasiado acartonado y sobrecargado de empalago como padre y con perdón, parecía más el abuelo de la chiquilla, que el padre. Pero quitando éste fleco, en general me gustó.
Bueno y aquí entro yo, pues me hace pensar y recordar lo que siempre pensé, que una vez que has dado el salto al otro lado o sea que has visto a ésta sociedad desde la trastienda, tú puedes haber cambiado y hasta ser un ciudadano ejemplar, pero ya no hay forma de que tragues el pasteleo de que esta es una sociedad justa. Es decir, quedas marcado de por vida y puedes adaptarte socialmente e incluso puedes hacer lo contrario de lo que piensas, que en el fondo ya nunca conseguirás cambiar de idea y ésta idea, es que vivimos en una sociedad injusta. Es como haber conocido un restaurante dentro de su cocina, ya puede venderte ese restaurante los mejores platos del mundo, que tú ya sabes como se cocinan y se elaboran los platos y no cambiarás de idea, hasta que te demuestren que lo elaboran de otra forma totalmente distinta. Pues esto es igual, porque en tú análisis social confundido no estás, otra cosa distinta son las diferentes alternativas que se plantean, pero eso es harina de otro costal y de lo que ya hablaré otro día.
Y la película me sorprendió por el tema planteado, pues es un tema que me toca muy de cerca y eso fue lo que pasó, que me tocó la fibra sensible y me hizo entrar en otras épocas. El caso, que el tema va de un grupo revolucionario estudiantil, que decide pasar a la acción y pone unas cuantas bombas y atraca un banco y con la mala suerte, de que en el atraco se cargan a un pasma o un segurata. Y la película empieza a narrar la vida de los protagonistas del atraco 30 años después y como viven camuflados y sobre todo como superviven en una sociedad en la que ya no creen o mejor dicho en la que nunca creyeron, aunque lógicamente se arrepienten de haberse cargado a un tío.
Bueno y aquí entro yo, pues me hace pensar y recordar lo que siempre pensé, que una vez que has dado el salto al otro lado o sea que has visto a ésta sociedad desde la trastienda, tú puedes haber cambiado y hasta ser un ciudadano ejemplar, pero ya no hay forma de que tragues el pasteleo de que esta es una sociedad justa. Es decir, quedas marcado de por vida y puedes adaptarte socialmente e incluso puedes hacer lo contrario de lo que piensas, que en el fondo ya nunca conseguirás cambiar de idea y ésta idea, es que vivimos en una sociedad injusta. Es como haber conocido un restaurante dentro de su cocina, ya puede venderte ese restaurante los mejores platos del mundo, que tú ya sabes como se cocinan y se elaboran los platos y no cambiarás de idea, hasta que te demuestren que lo elaboran de otra forma totalmente distinta. Pues esto es igual, porque en tú análisis social confundido no estás, otra cosa distinta son las diferentes alternativas que se plantean, pero eso es harina de otro costal y de lo que ya hablaré otro día.