LA LUZ DEL MÁS ALLÁ

Y hoy creo que es Jueves y día 19 de Junio, Estoy más perdido que un pulpo en un garaje, pues en realidad no sabía si era lunes o martes o viernes y es que últimamente duermo más por ahí fuera que en mi propia casa y al final, aparte de cansado estoy muy despistado. Y tengo ésta noche guardia y el domingo y el lunes y el martes y no sigo y porque me va a dar el pasmo. Pero el día 1 de Julio ya empiezo a bajar el ritmo y a partir del 12 de Julio empezaré las vacaciones. O sea que estoy en los últimos estertores de mi curre y por un tiempo voy a olvidarme de los fiambres, de los medio vivos y de los medio muertos.

Porque ayer tuvo otro del carajo, bueno tuve más pero éste fue el más significativo. Las 3 de la tarde y con el calor que hacía y después del papeo nos dan un aviso de un parado, parado de corazón, no de que estuviera en el paro. Y llegamos allí a su casa ya empapados de sudor y el tío de 68 años era más gordo que el Falete, sobre 150 kilos y todo lleno de vómitos, aparte de los previamente esparcidos por el suelo y por el sofá en donde estaba. Al tío lo pusimos directamente al suelo y a currar encima de él y con cada masaje más vómitos y aquello se convirtió en una masa de empanada entre nuestros sudores y el vómito del cliente, que hacía  de relleno. Y nada de nada, ni un estímulo daba aquél corazón parado.

Pues no al final no salió el tío y allí lo tuvimos que dejar allí pajarito. Es que en realidad salen dos de cada diez y además los que salen es porque estás muy cerca en la distancia o porque alguien ajeno a nosotros empezó el masaje de inmediato y aún así no todos vuelven a la vida. Y a esos dos que se salvan siempre tengo la curiosidad de querer preguntarles que vieron al otro lado o sea que hay después de esa luz de la que siempre se habla. Pero lógicamente no lo hago, pues el tío que sale, suele ir con un tubo que le sale por la boca y que va conectado a un respirador y no es cuestión de quitarle el tubo y para satisfacer mi curiosidad malsana.

 Pues no debo obsesionarme con el tema, no vaya a ser que acabe como aquél tío que vi en una película y que se había fostiado en el coche y el tío había visto la luz del otro lado, pero como no pudo ver más allá, entonces se dedicó a satisfacer su curiosidad y secuestraba a tías y para ahogarlas y después reanimarlas y cuando volvían del otro lado, les preguntaba con insistencia que habían visto y sino habían visto nada, de nuevo las ahogaba y así hasta que vieran algo o hasta que la tía se quedara tiesa definitivamente. ¡Uyyyy, qué bonito y entrañable, es esto que os cuento!.
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¡PROBLEMAS A MÍ!


¿Problemas a mi?. A mi que soy el Rey de los problemas y es que yo ya nací siendo un problema, un problema para mis padres y no sé si también para mi mismo. Aún estoy tratando de dilucidar eso, si soy un problema para mi mismo, porque para los demás, si que estoy seguro que lo soy, pues a veces pienso que soy como un grano en el culo ajeno. Ya desde pequeñito los problemas acudían a mi y como si yo los alimentara y les diera sustento. Fue un problema mi nacimiento y ese hijo que vino a destiempo y eso que mis padres lo tenían fácil, pues yo heredaba todo lo que no quería mi hermano. Y es que mi hermano fue el verdadero rey de la tribu y si el niño quería esto, se le compraba y punto.

Mi hermana no, mi hermana llevaba palos por todos lados. Bueno no, yo llevaba más, muchos más, pues yo era el hijo no deseado. El tercero en discordia y el más atravesado. Supongo que en la barriga de mi madre yo crecí atravesado, pues así fueron los primeros  años de mi vida, atravesados y luchando contra con todo y contra todos. No fui un niño dócil y santo, fui lo contrario, rebelde hasta la médula y a veces insoportable de carácter. Recuerdo que cuando quería una cosa, ya podía arder Troya que yo seguía en mis trece y con unos berrinches de tozudez que no veas.

Los problemas crecieron conmigo y poco a poco se hicieron mis mejores amigos. Con ellos jugaba solo, con ellos me divertía, con ellos montaba en bici y con ellos transcurría mi vida. Por lo tanto a éstas alturas no concibo a un mundo sin problemas y aunque vengan en avalancha, los problemas serán bien recibidos. Porque para mi son estimulantes y me ayudan a crecer por dentro, por fuera ya dejé de crecer y hace mucho tiempo, y no me incordian, ni me molestan, son como los viejos amigos a los que vuelves a ver después de mucho tiempo. Los recibo, los acojo y los agasajo con mis ricos pensamientos y como diría el indio de la película: "Yo no tener miedo a los problemas".

Si sé que el día en que no tenga problemas, me quedaré en blanco y vacío. Puedo decir y en voz bien alta, que sin problemas yo no vivo. Y no es un farol que me eche, es una realidad y es una realidad de cada día. Me preocupa el posible día en que me levante sin tener un problema en mi cabeza, porque no sé como reaccionaré y porque a lo mejor me entra el yuyu y me quedo parapléjico y mudo. Claro que a veces me sobrepasan y me pierdo en los mares de las dudas, pero poco a poco y hablando pacientemente con ellos, voy resolviendo y dando soluciones, más o menos peor al revés de como hace el Obama en su palacete oval, que parece que resuelve algo y que en realidad
no hace nada.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...