U N POEMA de Gloria Fuertes








Me dijeron:

—O te subes al carro

o tendrás que empujarlo.

Ni me subí ni lo empujé.

Me senté en la cuneta

y alrededor de mí,

a su debido tiempo,

brotaron las amapolas.


GLORIA FUERTES

NO, NO Y NO...

 





No, no y no...

¡no me intimidan!

no me intimidan ni las mentiras

ni las verdades me apasionan ciegamente,

soy al mismo tiempo,

 las dos caras de la luna,

soy como la luna en un claro del bosque,

soy como ese secreto que nunca se sabe si será o no será verdad,

soy como dos versos entrelazados dentro del mismo misterio

 tengo dos cuerpos y uno lo tengo encima del otro

tengo dos rostros en forma de máscaras,

tengo muchos sueños dentro de otros sueños rotos,

pero aún así todo...

nada podrá romper mi magia,

ni nadie hará que cambie mi historia,

y no, no y no...

EN TEORÍA...TODO SE OLVIDA








En teoría...todo se olvida,

en la práctica...no se olvida nada,

en tal caso y como mucho, 

lo desplazas al rincón más oscuro del Cerebro,

y allí lo mantienes en cuarentena

y si observas el mínimo síntoma de resurrección,

lo condenas a Galeras a remar

o lo hundes y lo ahogas en un charco de agua,

o lo decapitas con una Guillotina...

en realidad el tema está... en olvidar de la manera que sea,

si duele...te olvidas de lo que duele,

si muerde...le arrancas los Dientes,

si te revienta por dentro...te pides otro cuerpo,

si te insulta y te agrede...le compras una camisa de fuerza,

en teoría...todo se olvida

en el día a día...la lucha debe continuar...

25. «La forma de la espada», de Jorge Luis Borges

LA CASA (Inédito)

La casa

cerrada,
las fotos de los viajes,
los remedios contra las alergias,
la música que nunca sonó,

la luz afuera, todo del mediodía
de julio,

se queman por dentro como 
un volcán insignificante.

(inédito)

AHORA PUEDO VOLAR












Ahora me veo saliendo del enjambre donde me había 

metido,

ahora me veo más suelto,

más ligero de peso,

más liviano de penas,

más erguido de cuerpo,

más entero,

más persona,

menos bicho,

he abandonado a mi ira en el monte del olvido,

mis obsesiones yacen en una cuneta cualquiera,

mis insomnios ya no son de noche,

además, me han pedido permiso

y se han cambiado de dueño,

y ahora andan por ahí sueltos, con otro nombre...

ahora... como decía,

me siento más pájaro que cerdo,

ahora puedo volar

mientras que antes

me encantaba rebozarme en mi propia mierda.

GALLINAS (Rafael Barret)

Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz. Ahora poseo nueve gallinas y un gallo, y mi alma está perturbada.

La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una gallina la ataba dos días a un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor a su antigua residencia. Remendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la invasión de zorros de cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera, tracé una línea diabólica entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos categorías; yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo se llena para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del cerco una mirada hostil.

Mi gallo era demasiado joven. El gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas al intruso, pero saltaban el cerco y aovaron en la casa del vecino. Reclamé los huevos y mi vecino me aborreció. Desde entonces vi su cara sobre el cerco, su mirada inquisidora y hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz mojado que consagraba a los míos. Los pollos ajenos me parecieron criminales. Los perseguí, y cegado por la rabia maté a uno. El vecino atribuyó una importancia enorme al atentado. No quiso aceptar una indemnización pecuniaria. Retiró gravemente el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró a sus amigos, con lo cual empezó a circular por el pueblo la leyenda de mi brutalidad imperialista. Tuve que reforzar el cerco, aumentar la vigilancia, elevar, en una palabra, mi presupuesto de guerra. El vecino dispone de un perro decidido a todo; yo pienso adquirir un revólver.

¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Estoy envenenado por la desconfianza y por el odio. El espíritu del mal se ha apoderado de mí.

Antes era un hombre. Ahora soy un propietario…



Rafael Barrett




C30 (Albert Sihod)

C30

envejece,
eso que
antes era no
volverá
a ser jamás.
incluso el
aire parece
distinto
al respirar.
¿sientes
cómo te
deja de lado?
tranquilo,
es la vida,
viene
a recuperar
espacio.
ese lugar
prestado en
la existencia
que tú
—ingenuo—
creíste alguna
vez tuyo.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...