
Y recién estrenado éste nuevo mes, es cuando tendríamos que decir: ¡menudo mes nos espera!, pero nos espera en lo bueno, porque lo malo no se hace esperar, lo malo se presenta y ya está. A veces uno piensa que va a tener la suerte de que le toque lo mejor y a eso le llaman tener buenas expectativas, que son las que en un principio siempre tienes...pero el paso del tiempo y los malos augurios se encargan de bajar tus pretensiones y al final, te quedas con lo mitad de lo que habías pensado, pero viendo que también cabía la posibilidad de quedarte sin nada, pues pasa que a esa mitad conquistada le das un valor sobreañadido. Es decir, aprendes a valorar las cosas y lo que tienes y dejas de tener. Ahora bien, si te pones en plan quisquilloso o en plan rigurosamente objetivo, lo conseguido y logrado es y será una mierda patatera....pero pasa que nosotros mismos nos encargamos de engrandecer nuestras conquistas. Supongo que todo esto es una especie de mecanismo de compensación, que de alguna manera necesitamos sentirnos más importantes de lo que realmente somos... y más eficaces y mejores personas y más entrañables y definitiva, necesitamos sentirnos más seres humanos.
Es que vivir a lo crudo duele y duele mucho y las verdades descarnadas sangran y te desangran. No, no se puede vivir en medio de verdades punzantes, pues de alguna forma tenemos que adaptarlas a nuestro medio y por eso y para que no nos hagan más daño hay que limar sus aristas más agudas y cortantes. Pero señores, eso hay que currárselo y de sol a sol y de luna a luna. Es que uno puede y debe saber que se engaña...pero que se engaña solo un poquito y porque para hacer lo correcto, primero debes saber la verdad más cruda y por otro lado, también deberá saber la verdad más dulcificada y entonces mi fórmula mágica o la de cualquiera que se precie un poco, es un poco de dulce con otro poco de amargura y si puede ser, con un puntito de picante (la ironía, la grandiosa ironía).
Y no son medias verdades, son verdades como puños solo que un poco matizadas, es decir, el fondo se conserva y solo se cambia y tan solo un poquito, las formas, digamos que las hacemos más agradables a la vista. Es que hacemos lo mismo con todo, con lo que comemos, con lo que leemos, con lo que pensamos y soñamos y señores ¡no pasa nada! y nadie se escandaliza por ello. Y hay que adornar todos lo momentos, hacerlos más agradables, más risueños, más vitales, más entusiastas, porque cuando te toque pasar por un mal momento, como se dice, tendrás más reservas de ánimo para enfrentarte y de la mejor manera, a ese nuevo desafío.