Y todo transcurre según lo escrito y
el pueblo sigue su cadencia. El Bar está más lleno que la Iglesia y
hasta los hay que van a los dos sitios y varias veces, bueno a la
Iglesia solamente una vez y el resto de veces van al abrevadero, que
en lenguaje humano se llama Bar y hasta que cogen ese punto de
colocón tan necesario para ir tirando. Porque ahora yo no me coloco,
pero reconozco que no viene mal el colocarse un poco los Domingos por
la mañana, pues hace más llevadera la tarde aburrida del Domingo.
Si había bronca, era bronca con todas
las condiciones y si había risas, pues también. Aunque a veces
pasaba que se empezaba por risas y por el medio de la comida empezaba
el encabrone, nunca se sabía por donde iban a transcurrir las cosas.
Y ese mismo tío aflojaba pasta cada Domingo y entonces después del
papeo, allí estaba yo como buen pedigüeño y un Domingo me llevaba
pasta y hasta un paquete de cigarrillos y al otro me llevaba una
bronca sin pasta o sea me llevaba una bronca gratuita.

Y eso se lo pasaba constantemente por
sus narices y ellas tenían que estar agradecidas. Y lo estaban tanto
que aquello era servilismo esclavo. Vivían para su hermano y para
que estuviera feliz y contento. Y era pavor el que tenían y cuidado
que es la hora de que viene a comer y todo debe estar puesto en su
sitio y que sobre todo que el plato de comida estuviera bien
calentito.