CONOZCO...


Yo no sé donde habita el olvido,

pero conozco el hueco donde ha vivido.

Conozco su vacío de noche oscura

y su contorno de luna fría.

Conozco su agujero horadado en lo más negro

y su lengua húmeda y bífida...

Conozco su mano tenue... al principio

y gélida... al cabo de unos días.

Pero si conozco donde deposita sus huevos

y en donde hace nido,

se rodea de capas de miedos y huidas,

y de mares con las peores decisiones.

Allí dentro

anidan los cuervos más negros,

pero también anidan los miedos y olvidos

y lo peor de todo,

es que todos ellos,

suelen volar de noche y cuando estoy dormido.

¿COMO DECIRLO?


¿Cómo decirlo?

A mi no me gusta atarme a nada ni a nadie,

me gusta despertarme con mi sueño libre de cadenas,

y sin ataduras que me impidan moverme de sitio,

y al posar un pie en el suelo

me gusta sentir el suave tacto de la madera

y al mismo tiempo,

al pasar mi lengua por mis agrietados labios

quisiera notar el sabor de mi amargura 

y la dulce ternura que tiene un beso,

y no importa en que orden,

porque lo amargo me atrae por su ácido escalofrío

y porque lo tierno me ennoblece como un roble viejo...

MARUJA TORRES

De modo que me declaro apátrida y me exilio hacia adentro, allá donde no pueda alcanzarme la lobotomía colectiva de los pueblos que siguen comprando burras y vendiendo coces.

Feliz, dulcemente apátrida hasta disolverme en la nada.

Dadme pan con aceite. Aceitunas, vino y miel. No preguntaré origen.


BAR LOS CUÑAOS TODAY (José Antonio Illanes)


LOS IMPUESTOS
Hoy ha habido otra bronca en el Bar los Cuñaos. Por la mañana corrió por la barra la noticia de la subida de impuestos y a mediodía el foro estaba al rojo vivo. Ferreras manoteaba tras la grasienta pantalla del televisor mientras los canarios le porfiaban el discurso en las jaulas y Paco el carpintero chiflaba contra el Gobierno a todo meter mientras tiraba de un bodeguero encabronado con la parroquia.
-¡Que nos suben los impuestos, hijos de la gran puta! –Clamaba- ¡Otra vez! Y vengan casoplones y chaleses y maletines de Venezuela y viajes en fálcones y buenas vacaciones –golpeó la barra con tanta furia que uno de los altramuces voló hasta mi copa de vino- y vengan pagas a los moros y chiringuitos a las feminazis, y yo tengo alquilada una plaza de garaje para pagarme el autónomo, que mi coche duerme en la calle, y no puedo ni subir la renta lo que quiera. Y ahora cuando vaya a comer a lo mejor me encuentro okupas en el piso.
Mientras farfullaba –en el Bar los Cuñaos las mascarillas son un vicio de rojos-, las miasmas de los altramuces me salpicaban impúdicamente. Aparté la copa de vino. Me sacudí. Intenté escabullirme con una leve sonrisa.
-No se apure –dije por decir algo-, que a usted no le van a subir los impuestos.
El camarero salió al quite: ¿Cómo que no? A todos, caballero, ¡a todos! Que lo he leído esta mañana en El Mundo y lo ha dicho Ana Rosa. Subida brutal de impuestos. Nos vamos a cagar.
-Sí… bueno… balbuceé, si usted gana 300.000 euros al año y su piso vale diez millones a lo mejor…
-Oiga, oiga –me interrumpió el carpintero quitándose un lápiz de la oreja. La oreja del carpintero era peluda por dentro y por fuera, como oreja de orangután, y casi tan grande como su mano-, usted no será socialcomunista ni del potemos ese, ¿verdad? –Me encañonaba con el lápiz mientras yo me limpiaba la mejilla- ¿O es que usted no lee los periódicos? ¿No escucha a don Carlos Herrera? Le estoy diciendo que nos van a freír a impuestos, que van a arruinar a las clases medias, como siempre que gobiernan. No va a quedar ni una puta empresa.
-En Cataluña ya no quedan –terció el camarero- por culpa de los separatistas.
Así siguieron un buen rato, que si impuestos abusivos, que si test masivos, que si dictaduras van y vienen, que si narcogobiernos y toques de queda y golpes de Estado, y vengan tirones al bodeguero que no entraba mi muerto… Después de muchos empellones, ladridos del perro, sonrisas fingidas y miasmas de altramuces logré salir a la puerta con la copa intacta y los zapatos percudidos de cascarrias de serrín y de avellanas. Cada vez que voy al Bar los Cuñaos prometo no volver a ese sitio tan emputecido y ruin, pero la tentación me puede, soy español.
Me apoyé en la puerta a tomar el vino, ya sin ganas. Respiré hondo. Un rayo de sol me templaba las manos. Los canarios chiflaban en el interior y el carpintero seguía con su arenga: “¡Los ricos se irán de España! ¡Aquí no van a quedar ni las liendres! ¿Quién va a dar trabajo? Qué ruina, Manolo, qué ruina…”

De nuevo me pregunté qué insondable resorte mental lleva a un pobre artesano o a un simple obrero a creerse un potentado y a sufrir como propios los problemas de un magnate. Al marcharme sentí un líquido caliente en los bajos del pantalón. El bodeguero de Paco se me había meado encima, que es lo que hacen los perros de los ricos en los pantalones de los pobres. Qué pena de pantalones, qué pena de España y de españoles.

PARA QUE NO SE RÍA DE MI (Batania)


En diecisiete años me dio tiempo
a dedicarle muchos poemas,
pero nunca le escribí ninguno
con la palabra “aurora”.
Ya me entendéis.
Para que no se riera de mí. Para
que no me tomara por un poeta.

Decidí ocultarle
mis ojos pequeños de frío, los grados celsius
de mi tindaya, hasta qué siempres
me había clavado a ella.

Me prohibí decirle “te amo” más de tres veces al día.
Me obligué a tratarla con dureza.
Y empecé a escribirle poemas
distintos a los que había escrito.
Poemas que no parecían poemas
para una mujer que no parecía
una mujer.

Ahora que se ha ido
y bebo despacio
del agua dudosa de mi garganta,
he vuelto a escribir poemas
que parecen poemas. Poemas
de auroras y ocasos y melancolías.
Pero no voy a publicarlos.

Ya me entendéis.
Para que no se ría de mí. Para
que no me desprecie.

Para que no me tome por un poeta.

LA MUERTE (Batania)



Por tanto,
la locura sabe mi nombre
y los féretros fueron calumniados:
la muerte es un retiro,
la muerte es una gárgola,
la muerte es la alfombra y turba necesaria,
pero yo
entonces
pregunto
por qué al primer disparo me saltaron los dientes
de leche,
por qué mi padre está muerto
y a salvo
y siento míos sus gusanos,
por qué me siguen comiendo,
día a día,
cada minuto,
por qué esta noche
los trenes huyen como leopardos,
no os entiendo,
la gente se muere
y no os atrevéis a cortar las calles,
no quemáis los contenedores,
no lanzáis piedras contra ellos,
no escapáis de los antidisturbios,
os odio, me dais asco,
quisiera meteros un cactus en la boca
o que ardierais en una pira
con vuestras biblias de cobardes,
queréis acostumbrarme a la muerte
pero la muerte
no es ninguna maestra,
no es ningún telescopio,
la muerte no es un atlas,
no da sabiduría,
la muerte no da nada
más que miedo,
silencio,
soledad
y rabia.

¿FELIZ?


Serás feliz, me dijo la vida y voy yo y me lo creí a pies juntillas.

Pero tampoco puedo quejarme, pues soy feliz de esa manera, que si te preguntan los unos, diré que no lo soy tanto y si te preguntan los otros, diré que fui feliz toda la vida. Porque la respuesta a la misma pregunta siempre depende de donde viene dirigida.

Si viene de un envidioso...pues soy el tío más feliz del mundo y sólo por joderlo. Pero para los demás humanos (para el resto de los mortales)...soy feliz con puntos suspensivos...o soy feliz de esa manera... que no soy del todo pero que tampoco soy de la nada.

Y es que pasa y no sé el porqué, pero la felicidad siempre resulta ser inexplicable. Lo dicho, yo soy feliz dependiendo de donde sople el viento y de la marea dominante y si dentro de la pregunta hay segundas intenciones (que hay muchas más de las que pensamos), mi respuesta será ponerme de perfil y yo a lo mío y tú (quién seas) a lo tuyo.

En fin, yo soy ¿feliz? entre interrogantes.

AMBIGÜEDAD DE LA CATÁSTROFE (Ángel González)



 Lo había perdido todo, amor, familia, bienes y esperanzas.

 Y se decía casi sin tristeza: 

¿no es hermoso, por fin, vivir sin miedo?.

DOS CUERPOS (Octavio Paz)

Dos cuerpos frente a frente

son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.



 


Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...