
Ya me considero lo suficientemente entrenado en los malos rollos, como para ir as buscarlos yo mismo o sea que de hacer el héroe nada de nada y de salvadores de vida, pues como que tampoco e insisto y digo voluntariamente. Antes dos días no me importaban demasiado y sólo me dedicaba a recuperarme o a querer olvidar el marrón de turno y para eso tenía dos o tres días libres. En cambio ahora pienso que eso no compensa, que si no queda otro remedio, pues vale, pero ahora dos días para mí son días menos de vida. Pues después de la guardia me he quedado noqueado, como grogui, agotado fisica y mentalmente y eso no tiene precio, ni está pagado como debe, ni siquiera te pasan la mano por la espalda o te dan una sóla palabra de reconocimiento o sea que les den por el culo a todos.
Menos mal que ayer me despaché escribiendo poesía y eso fué lo que me destapó. Ayer estaba espeso y todas las sensaciones eran densas, pero estaban ahí y desenredarlas fué un curre que no veas. Acabé extenuado y desfondado y hoy aún arrastro esas sensaciones espesas. La poesía fué mi tabla de salvación y el hilo conductor que me desenredó. Antes mi vía de liberación, después de una mala guardia, era las benzodiacepinas y el alcohol, todo un rebujadito para matar las penas. Pero de alivir nada, las penas no se emborrachan ni se dopan, las penas superviven a los ataques que tienen como meta dejarlas de lado.
Las penas y la angustia, hay que superarlas y para ello es imprescindible volver sobre el asunto que te atenaza y buscarle una salida y entonces poco a poco y con el paso del tiempo, te vas liberando. Y eso es lo que estoy haciendo ahora, soltar y liberar y sobre todo valorar de nuevo. Y veo que actué perfectamente (siempre queda algún fleco suelto, eso es ley de vida), y que de nuevo me tocó jugar con la vida ajena y de momento gané la batalla, mejor dicho la gané seguro, pero sigo pensando, ¿a cambio de qué?. Una vida ajena a cambio de dos días de mi vida, así planteado que remedio me queda inclinar la balanza a favor de la vida ajena. Pero es que a veces y aunque lo vea así, la duda me entra y me entra con más fuerza si esa contradición me la planteo porque yo quiero y eso es lo que no aguanto, la gratuidad de pasar un mal momento y que ese momento te marque un par de días más. Pero bueno, ya he liberado lo que llevaba dentro y ahora toca mirar hacia delante o sea que seguiré dando el coñazo con mis escritos. El que avisa no es traidor.