Martes 30 de julio y es martes porque así lo dice el calendario, sino para mí, sería un lunes o un miércoles o un jueves, cualquier día de la semana menos un martes. Pero así es la vida de contradictoria y las sensaciones muy pocas veces ganan. Al final, casi siempre pueden las leyes impuestas, no siempre y menos mal y porque esa rendija que queda abierta se llama, esperanza. Yo espero mejores cosas y sigo esperando que me sean concedidas. El que espera se desespera, dice ese puñetero refrán, que casi viene a decir, que no esperes y porque al final, vas a acabar igualmente desesperado. Entonces desespérate nada más levantarte y haz como hice ayer y a primera hora de la mañana ya le estaba llamando a un tipejo que iba en su coche, ¿eres estúpido o qué?, pero se lo dijo con las ventanillas de mi coche bajadas y cuando ví su musculamen me dije, tierra trágame y éste tío o cosa me mete una hostia y aparezco en las olimpiadas de Paris. Primero hay que ver al personaje con el que te vas a enfrentar y uan vez vista su masa muscular, debe hacer el cálculo de lo que le puedes decir o si te tienes que callar y saludar cordialmente, por ejemplo con un buenos días y que tengas un buen día.
Al enemigo ni agua, es un puto dicho. Al enemigo ni agua si previamente has calculado que le puedes decir que no le vas a dar agua, ni leche, ni galletas. Pero si el enemigo es fuerte y poderoso, es mejor que le des algo de cualquier cosa o que te pongas de perfil y como sino te hubieras enterado de nada. Después o mejor dicho antes de todo, tienes que valorar si merece la pena cabrearse por una puta chorrada. Y éste es quizá el punto más importante y porque te ahorrarás todo el resto de pasos y valoraciones. Claro que del dicho al hecho hay un trecho y seguimos con las putas frases coloquiales. Pues sí, del dicho al hecho hay un trecho, que lo puedes hacer andando, corriendo o simplemente dejándote llevar por el tiempo y los acontecimientos que te arastrarán hasta el hecho. En ésta puñetera vida nada es gratis y por cada paso que das hacia delante, tendrás que pagar su peaje y eso se paga a base de esfuerzo y de sudor y de lágrimas.
Nadie nació aprendido y por eso debemos seguir aprendiendo y una vez que has puesto en marcha el motor del aprender, seguirás aprendiendo hasta que te mueras. Aprende hijo, aprende mucho, me decía mi madre en sus momentos mejores y porque en los peores había que aprender a base de hostias con las que me obsequiaba mi madre. Es verdad que a base de hostias aprendí mucho más que sin ellas, por lo menos aprendí a no tocar determinados temas, a no hablar cuando hablaba ella, a no levantar el tono y a ir por la calle derecho y como si me hubieran metido un palo por el culo, entre otras muchas cosas más.

