
los dos allí estaremos,
yo, por mis maldades,
y tú, por tus mentiras,
porque dios, no creo que nos perdone,
si tú y yo luchamos a muerte,
y armados hasta los dientes,
y a ver quién de los dos, era el más culpable,
si eras tu, diciéndome que me querías,
o era yo, hablándote de mi amor eterno,
los dos culpables,
los dos botones de la misma muestra.
Los dos nos iremos al mismo infierno,
y esa es nuestra condena,
vivir uno junto al otro,
y en la eternidad de las tinieblas,
si, sí yo estaré a tu lado,
y seré tu presencia y tu castigo,
y tu seras mi penitencia de cada día,
y ya no será lo mismo,
nunca es lo mismo cuando es tarde,
y es una pena,
una pena de que pudo ser otra cosa,
pero cuando se juega fuerte,
y se apuesta todo lo que se tiene,
ninguno gana y vence,
en cambio, los dos perdemos,
y el daño se reproduce como el cáncer,
y entonces,
los dos juntos y en el mismo infierno,
seremos dos heridas,
que sangrarán eternamente.