Bueno, pues va siendo hora de ponerse el traje de faena y por tanto, es hora de salir a la calle a comerse el mundo y así, dejar unos cuantos asuntos arreglados. La lucha, la lucha diaria y la que requiere mucha paciencia, pues los logros siempre son pequeños o insignificantes, pero sumados, hacen que uno se siente bien y en paz con el mundo y por ello, no hay que descuidarlos o aplazarlos y hoy no, porque no me apetece y el mañana ya veremos. Y aprendí mucho en éste aspecto y aprendí que las cosas se deben hacer según las piensas o según las tengas situadas en tu cabeza y ahí, no hay disculpa posible y si eres gilipollas, pues lo eres y sino tío: ¡dedícate a otra cosa!. No sé. apéate de la vida y súbete al carro del fracaso y te ahorras todo ese tiempo de luchas y guerras con victorias y derrotas.
La vida ahí está y la coges o la dejas pasar, pero si la dejas pasar sé consecuente con ello y no te dediques a dar el coñazo a los demás, por lo menos, no des el coñazo a los demás con tus penas y tus agonías vitales. No sé, pero creo que hay varias alternativas para el que pide la liquidación vital: hay el tratamiento médico o psicológico, hay el suicidio individual o colectivo, hay el retiro espiritual en una gruta o en un convento en el culo del mundo y hay el coger los bártulos y desaparecer del mapa y por efecto de la magia, convertirte en una serpiente venenosa y con cuatro cabezas y a cada cual más fea y más horrible. Yo estoy convencido que debía haber campos de concentraciones para los lastimeros llorones y es que así, todos juntitos, la tarea de la fumigación será más fácil de realizar y por otro lado, ahorras la hostia de pasta.
Sí, le tengo tirria a los lastimeros, que no a los que están jodidos y deprimidos y porque éstos últimos forman parte de una postura opcional y personal y que es tan válida como el decide estar bien y cojonudamente, pero los lastimeros no, los lastimeros tienen escrito en su ADN el darte el coñazo con sus penas de mierda y agobian a los demás con sus lloros repetitivos, porque esa es otra, los lastimeros no avanzan, ni cambian y son persistentes e insistentes y cuando te lloran no es para que los animes, sino porque es su forma de liberarse y en resumidas cuentas, les da igual lo que tú les digas, pues ellos no conocen otra cosa que el mundo de la tristeza.