Hoy leí algo que más o menos decía esto: Las navidades son fiestas familiares y por tanto, se supone que estarán muy bien para el que tiene familia (y aún así, no está asegurado su triunfo), pero a lo que yo iba...los que no tienen familia, venía a decir el susodicho texto, las deben pasar putas y canutas. Pero claro y claro, éstas son ideas preconcebidas que como tales no siempre son ciertas y por esa máxima que todos sabemos: tienes todas las condiciones objetivas y subjetivas para que te salga del todo bien o del todo mal la cosa y resulta que el resultado final es lo contrario del esperado o por lo menos no ha causado los estragos esperados...porque a lo mejor en esa cena alguien tiene un día malo y por tanto pone toda su dedicación al servicio de poder joderte la cena. Y esto que digo no es tan difícil de hacer y de suponer, porque joder algo es mucho más sencillo que construirlo y cuatro malas palabras y cuatro malos gestos y la susodicha cena se vas directamente al carajo. Además, en el prospecto de la cena está escrito que se recomienda tener buena onda y el estar de buen rollo y que si tienes ganas de joder a los de tu alrededor, pues que sería mejor y más prudente quedarte en tu casita o en tu habitación y no sé y decir que tienes la Gripe amarilla o el Escorbuto maligno o la Lepra incapacitante...
Mirar una cosa, yo antes antes cuando no tenía el día para salir de marcha o para ir a una cena, previamente me cogía un colocón de mil pares de cojones y en 5 minutos estaba bien colocado y bien servido y entonces ya no pensaba en las ganas que tenía de salir o no y solo lo pensaba en como mantenerme de pie y no caerme de bruces en el resto de la noche. Pues, el resto de la noche andaba a chupitos y si le daba a la Botella un poco más de lo que tocaba, me tenía que ir directamente a casa y para dormir a fondo y en barco en dique seco, la borrachera con sus vómitos y mareos. Es decir, yo no resolvía nada de nada bebiendo como un puto cosaco, pero desde luego conseguía cambiar mis comeduras de tarro y el porqué y el origen de mis iniciales preocupaciones. Hay quién piensa que borracho no se resuelven cosas y bueno, las palabras más justas, no son que se resuelvan cosas, sino que empiezas a jugar con una baraja nueva y reluciente (quizá un poco borrosa y maloliente) y el ganar era conseguir acabar la noche de pie y farfullando palabras y por supuesto, haciendo las estupideces más variadas.
Claro que lo normal al final de la noche, era que te entraran las prisas y cuando estabas todo loco y todo puesto, te dedicabas a pensar con quién te irías a la cama y por eso de que tenías que dormir con alguien si o sí y al final, ese sí era un NO de un tamaño gigante y escrito con poderosas letras de neón y por que como es fácil de suponer y de adivinar, casi nadie se quería ir contigo por el puto colocón que llevabas...a no ser que te encontraras con alguien que estuviera como tú o más que tú, porque menos tampoco valía y entonces, entre dos ciegos se quedaba el asunto y al día siguiente se quedaba asegurada una buena y linda resaca de mil pares de cojones y en donde siempre cabían todo tipo de pensamientos depresivos y de juramentos, de nunca más lo volveré hacer
Mirar una cosa, yo antes antes cuando no tenía el día para salir de marcha o para ir a una cena, previamente me cogía un colocón de mil pares de cojones y en 5 minutos estaba bien colocado y bien servido y entonces ya no pensaba en las ganas que tenía de salir o no y solo lo pensaba en como mantenerme de pie y no caerme de bruces en el resto de la noche. Pues, el resto de la noche andaba a chupitos y si le daba a la Botella un poco más de lo que tocaba, me tenía que ir directamente a casa y para dormir a fondo y en barco en dique seco, la borrachera con sus vómitos y mareos. Es decir, yo no resolvía nada de nada bebiendo como un puto cosaco, pero desde luego conseguía cambiar mis comeduras de tarro y el porqué y el origen de mis iniciales preocupaciones. Hay quién piensa que borracho no se resuelven cosas y bueno, las palabras más justas, no son que se resuelvan cosas, sino que empiezas a jugar con una baraja nueva y reluciente (quizá un poco borrosa y maloliente) y el ganar era conseguir acabar la noche de pie y farfullando palabras y por supuesto, haciendo las estupideces más variadas.
Claro que lo normal al final de la noche, era que te entraran las prisas y cuando estabas todo loco y todo puesto, te dedicabas a pensar con quién te irías a la cama y por eso de que tenías que dormir con alguien si o sí y al final, ese sí era un NO de un tamaño gigante y escrito con poderosas letras de neón y por que como es fácil de suponer y de adivinar, casi nadie se quería ir contigo por el puto colocón que llevabas...a no ser que te encontraras con alguien que estuviera como tú o más que tú, porque menos tampoco valía y entonces, entre dos ciegos se quedaba el asunto y al día siguiente se quedaba asegurada una buena y linda resaca de mil pares de cojones y en donde siempre cabían todo tipo de pensamientos depresivos y de juramentos, de nunca más lo volveré hacer