
Porque cada guardia es una nueva batalla y la muerte tiene demasiada fuerza y cuando tira del posible fiambre lo hace con inusitada fuerza. Es cuando te espeta a la cara de a ver ¿quién coño eres tú para desafiar sus órdenes macabras?. Yo ante la muerte no soy nadie, pero si puedo aplicar mis artimañas puede que la engañe y mientras duda, es un tiempo ganado y mientras se lo piensa es un fiambre que arrancas de sus manos. Y espero que no sea vengativa y que no me tenga en la lista de espera.
De todas formas hay que ser sincero y la muerte me gana 10 a 1. O sea, de cada 10 se salva 1, uno que respira y mueve su coranzocito, del resto de órganos y aparatos ya no me hago responsable. Lo digo porque algunos se quedan lisiados en sillas de ruedas o quedan tontos de capirote y sólo se dedican a vegetar y a comer papilla de niños. Pero eso en su momento del estar el tío parado y patitieso, nunca se sabe, pues se han dado casos de tíos de estar parados una hora y de pronto vuelve a sonar su corazoncito y al cabo de un mes, te lo encuentras andando por la vida y con sus cinco sentidos. O sea que éste juego de ir salvando vidas, entraña sus riesgos, pero esto ya lo sabía cuando me metí hasta las trancas en éste puesto de trabajo.