
háblame de ti y de tús antepasados,
y si quieres hasta me hablas de la Creación,
y del efecto de la capa de ozono,
pero no te olvides que yo estoy aquí,
y esperando que te sinceres,
y que sueltes por esa boquita tan linda,
lo que me tengas que espetar a la cara.
Enrróllate como si no existiera,
niégame tú mirada,
despréciame con tús gestos,
y no te olvides de darme la espalda,
pero insisto de nuevo,
aqui estoy a tú vera,
y a la verita tuya,
esperando el parto de tú boca.
Desnúdame con tú saliva,
y escúpeme en la frente,
y dime tan sólo una palabra,
una única palabra sincera,
las demás no me importan,
ni me impresionan,
y sólo dime esa palabra mágica,
dime de una vez por todas,
y júralo por éstas y por las otras,
que tú, ya has dejado de quererme.
Límpiate los dientes de restos de comida,
y dame el beso de Judas,
tú últmo beso antes del epitafio,
y no pidas que te felicite,
ni que te compadezca,
ni me expliques que esto es dificil para tí,
guárdate las monsergas de sotánas,
y vamos, vamos que te vayan dando,
y asunto terminado y bien empaquetado,
y el epitafio lo pongo yo, porque yo quiero:
Ahueca el ala muñeca, que aquí ya apestas.