Yo soy amante de la sin razón y del desequilibrio mental,
por eso y entre otras cosas...,
por eso y entre otras cosas...,
me enamoré de ti,
como sino se podría entender
como sino se podría entender
que te pude querer a contracorriente,
contra todo,
contra todo,
contra mi mundo,
contra tu mundo,
en el puto silencio,
en el puto silencio,
paseando de la mano por el jardín,
tocando lo prohibido y lo incandescente,
soñando que al día siguiente te podría volver a ver,
hablando pero sin alterar el silencio,
queriendo estar y en realidad, no estar...
no sé...
hablando pero sin alterar el silencio,
queriendo estar y en realidad, no estar...
no sé...
me había acostumbrado a vivir en el deseo perpetuo,
sin verte,
sin verte,
sin tocarte,
sin tenerte y sin poseerte,
siempre deseando estar en otro lugar,
lejos, muy lejos...tan lejos...
siempre deseando estar en otro lugar,
lejos, muy lejos...tan lejos...
que ni me acuerdo de donde habíamos partido.
No sé...
No sé...
me había acostumbrado a recorrer mentalmente tu cuerpo,
a coger tu mano,
a coger tu mano,
a pellizcar tus deseos,
a esconderme en cada rincón de tu cuerpo
a cobijarme en la profundidad de tus grutas,
y a querer sin devolver
no sé...
a esconderme en cada rincón de tu cuerpo
a cobijarme en la profundidad de tus grutas,
y a querer sin devolver
no sé...
creo que me había acostumbrado
y en definitiva
al amor.