PALPITAN...

 



Lucha de gigantes dentro de mi terrible cabeza,

palpitan como un corazón descosido,

todo es pasión descontrolada

y de mi cerebro brotan manantiales de agua,

mientras al otro lado,

se desnucan pasiones

y al mismo tiempo,

sienten que caen por inmensos precipicios,

yo bajo desnudo,

mientras los demás,

se cubren como pueden

y al final, todos tocamos suelo,

salpicamos sangre a borbotones

y nuestras células pierden el miedo,

crecemos porque el sentimiento lo llevamos dentro

y las ganas de crecer se pueden ver a través

de una cámara oscura,

y creo que mi cámara se oscurece

cuando la niebla cubre la luna.

BELLEZA

 



 En Vigo han quedado mis alas,

en Santiago he dejado gran parte de mi alma,

na Costa da Morte he dejado mis sucias penas

y mis inmensos e innombrables vicios,

en Cádiz he amado hasta la muerte

y además, casi me quedo sin dientes,

y en Menorca,

he contemplado como han crecido mis hijos,

tengo tiempo y tengo ritmo para ello,

la belleza de ésta Isla

supera el entendimiento,

claro que todos los sitios mencionados

tienen la belleza como lema

y yo, que me considero bajo, feo y calvo

necesito rodearme de belleza por mis cuatro costados...

pero claro, eso cualquiera lo dice.


Yo creo que...

que simplemente me compenso

y no creo que haya más ciencia bajo mi piel.

Ismael Serrano - Si Se Callase el Ruido (20 Años - Hoy Es Siempre) [Dire...

Aires de Pontevedra.mp4

Mar Adentro

Love of Lesbian, Zahara - Lucha De Gigantes

LEOPOLDO MARÍA PANERO

 

Leopoldo María Panero.


"Yo, que todo lo prostituí
aún puedo prostituir mi muerte
y hacer de mi cadáver
mi último poema."
Leopoldo María Panero.-



SIMULADOR

 



No me conformo con que dejes la puerta entreabierta,

disimuladamente disimulada,

parecerá cerrada pero no lo estará,

yo sólo tengo que empujarla

y arrastrar mi cuerpo para llegar a ti,

pero yo me niego a ser un simulador,

yo el amor no lo sé disimular

y cuando quiero

quiero tener el sello de autenticidad,

quiero...me quieren...

amo...me aman...

y sino me aman

que se le va hacer

dejaré de amar ipso facto

y la cosa duró lo que dura un engaño,

dos días terrenales...

y cinco minutos más del tercer día.

ESTABA ESCRITO EN TU CINTURA

 


Estaba  escrito en tu cintura,

sobre el peralte de una curva a la izquierda de tu ombligo

cerca del precipicio que daba a tu zona más oscura,

allí entre perales y flores del infierno,

yo iba deslizando mis aturdidos dedos,

buscando la boca húmeda que emitía fuego y lava incandescente,

no sé como decirte

que mi temblor era pavor

que mis deseos eran ecos dentro de una caja de resonancia,

que la luna, mi vieja gran amiga,

iluminaba tu pelo y cerraba tus párpados,

mientras...yo te miraba...

y te aseguro que sigo mirándote

y pase lo que pase

te vuelvo asegurar,

que nunca dejaré de mirarte.

SEMBRARON VIENTOS DE ODIO

 


Sembraron vientos de odio

y recogieron tempestades

y ahora ya es tarde para empezar de nuevo ,

ahora el viento va creciendo

mientras el odio contamina cerebros,

corrompe almas y descompone espíritus

y su consecuencia será la aniquilación de todo lo humano.


El odio no es ningún atajo hacia la libertad.

LAS AFUERAS (Luis Felipe Comendador)

 



Las afueras,

ese cáncer brutal de las ciudades

donde el bullicio olvida a los sin nombre

más allá del olvido.

 

“Tienes que ir”

–me dijo con los ojos

asomados tan adentro de mí–.

“Tienes que ir a darles esperanza,

aunque sea mentira”.

 

Fui como un niño atento,

con la boca asombrada,

con las manos temblando,

con un miedo caucásico

de no estar a la altura

de todo aquel desastre.

 

Trepaba el taxi viejo por los cerros,

patinaba en las curvas inconcretas,

derrapaba en la arena

y salvaba los ranchitos de milagro.

Yo no era de aquel sitio

ni de aquella miseria,

yo no era de sus rasgos

ni de su hablar pausado,

yo no era de esa mugre de chinches

y zancudos y agua sucia.

 

Se sucedían las casas de plásticos y adobe,

los niños sin zapatos mirando con asombro,

algún hombre sentado con la mirada huraña,

cerro tras cerro, arena.

 

El taxi dijo basta.

 

Trepar era ya el único artilugio

con el que abrirse paso por los cerros.

 

Arriba, justo en la línea gris del horizonte,

puntitos de colores

rodaban por la cuesta hasta nosotros.

Eran niños hermosos

empañados de arena, sin zapatos,

con sonrisas de ángeles sin alas…

 

¡Esa suciedad limpia de los pobres!

 

Sin mediar los prejuicios de occidente,

me abrazaron fortísimo,

me llenaron de besos y miradas de asombro,

hicieron piña en mí, como si fuera alguien,

y ya no fue posible dar el paso siguiente.

 

¡Éramos uno juntos!

 

Sin más, me dieron todo,

todo lo que tenían:

su sonrisa y sus brazos.

 

Yo les prometí un mundo occidental

y un futuro.

 

Les mentí y lo sabía.

 

Les mentí y lo sabían.

 

SÁBADO

Sábado, primer sábado después de mi cumpleaños que fue el día 5 de febrero y ese día el mundo tuvo la mala suerte de saber que en una esquin...