ME QUEDA MUCHO...


 Me queda mucho por decir

y poco de lo que que hablar.

Siento que estoy en un punto muerto

como si flotara bajo la luz de la luna

y perdido entre los matorrales que crecen en los descampados

y a veces, hasta me pierdo entre la yema de mis dedos.

No me siento cobarde

pero tampoco el más valiente entre los más valientes,

me siento más un punto suspensivo

una duda viciosa y convencida

o una inmensa piedra en el camino que he recorrido

y como persona a veces me veo como un espertento o un fiasco

pero aún así y todo

me gusto como soy y como me encuentro

y cuando disparo sé que mis balas son de aire

que el gatillo está anquilasado

y que el cañón de mi escopeta está trucado

y en realidad, apunta hacia el infinito.

No me siento agresivo, aunque a veces lo parezco,

me siento un ser muy primario, a veces

y en otras un animal que sobrevive lo que puede.

Nadie me enseñó lo que era vivir

y ahora que he vivido y estoy viviendo

he entendido que vivir no es un sufrimiento

que vivir es dar un paso tras otro

y que tiene como fin de enamorarse de la vida

y de levantar la cabeza cuando notas que te la pisan.

Nadie me enseñó a querer

y en cambio y poco a poco y de manera sorpresiva

he entendido el mensaje

no se puede querer a nadie

si primero no te quieres a ti mismo.
















 Me queda mucho por decir

y poco de lo que que hablar.

Siento que estoy en un punto muerto

como si flotara bajo la luz de la luna

y perdido entre los matorrales que crecen en los descampados

y a veces, hasta me pierdo entre la yema de mis dedos.

No me siento cobarde

pero tampoco el más valiente entre los más valientes,

me siento más un punto suspensivo

una duda viciosa y convencida

o una inmensa piedra en el camino que he recorrido

y como persona a veces me veo como un espertento o un fiasco

pero aún así y todo

me gusto como soy y como me encuentro

y cuando disparo sé que mis balas son de aire

que el gatillo está anquilasado

y que el cañón de mi escopeta está trucado

y en realidad, apunta hacia el infinito.

No me siento agresivo, aunque a veces lo parezco,

me siento un ser muy primario, a veces

y en otras un animal que sobrevive lo que puede.

Nadie me enseñó lo que era vivir

y ahora que he vivido y estoy viviendo

he entendido que vivir no es un sufrimiento

que vivir es dar un paso tras otro

y que tiene como fin de enamorarse de la vida

y de levantar la cabeza cuando notas que te la pisan.

Nadie me enseñó a querer

y en cambio y poco a poco y de manera sorpresiva

he entendido el mensaje

no se puede querer a nadie

si primero no te quieres a ti mismo.

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...